El acusado de asesinar a sus padres y a su abuelo el 23 de marzo de 2018 en Guaza (Arona, Tenerife) estaba tranquilo y "emocionalmente plano" aquella madrugada, cuando fue atendido por una ambulancia y agentes de la Guardia Civil pocas horas después de los hechos, y no mostró arrepentimiento cuando confesó sus delitos.

Así lo han declarado este martes durante la segunda jornada del juicio oral en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife cinco agentes de la Guardia Civil que, la noche de los hechos, acudieron en torno a las 6 de la mañana tras recibir el aviso.

Todos los agentes han coincidido en que cuando llegaron al domicilio, una casa de varias plantas en medio de una finca de plátanos, el encausado se mostró tranquilo, cabizbajo, poco hablador y "emocionalmente plano", y tan solo requirió atención médica por un corte de unos 2 o 3 centímetros en su mano derecha.

"No tenía reacciones extraordinarias, teniendo en cuenta que estaba en una situación extraordinaria. Tranquilo, cabizbajo, poco hablador", ha subrayado un guardia.

También han asegurado, a preguntas de la fiscal del caso, que el encausado mantuvo siempre su versión inicial de los hechos, en la que un extraño entró en la casa, asesinó a sus padres, se encontró con Ricardo O., forcejearon, y finalmente el invasor saltó por el balcón y huyó.

Sin embargo, los agentes también han declarado bajo juramento que poco a poco constataron que esa versión era insostenible porque ningún acceso a la vivienda estaba forzado y encontraron rastros de sangre de pies descalzos.

Y porque bajo el balcón desde el que supuestamente saltó el extraño vestido de negro había una charca cubierta con una lona que, han continuado, se hubiera roto por el peso, y el agua y la tierra habrían dejado marcas o huellas por el suelo o por las macetas del entorno.

"Era materialmente imposible que hubiera habido un intruso", ha rematado uno de los testigos.

Tras acumular evidencias, los agentes comunicaron a Ricardo O. horas después que estaba arrestado, y solo entonces confesó.

"No mostró arrepentimiento. No lo vi arrepentido. Relató todo minuciosamente", ha declarado un agente; "recordaba perfectamente todo, la declaración duró más de 2 horas", ha dicho otro; "fue un relato lógico, congruente, acorde con la escena de los hechos, y lo narró con naturalidad, en una conversación normal, sin la expresión afectada", ha concluido el quinto agente de la Guardia Civil.

A comienzos de la jornada, el jurado escuchó distintos audios de la misma noche de los hechos. El primero, con la operadora del 112: "Por favor, llamen a alguien. Traigan a alguien, por favor, Llanos de Guaza, 7 (Llorando).

"Por favor, (jadeos), Llanos de Guaza, 7, sí. (Jadeos agitados). Por favor, traigan a alguien ya. Está todo lleno de sangre - No cuelgue - ¡Que venga alguien ya, por favor!".

Otro audio facilitado a los miembros del jurado popular: "Tenemos un robo con violencia en zona de Guaza. Un chico ha encontrado a su padre en el suelo con sangre, en una finca. En calle Llanos de Guaza, 7. (Número de teléfono). Traigan una ambulancia. Una no, dos".

Más, entrecortado: "Emergencias, dígame. (Lloros). Señor, ¿dígame? ¿Hola? (No responde). - ¿Ha llegado la ambulancia? - Señor ¿Me escucha?".

"Hola, buenas noches". - Por favor (Llorando). Traigan a alguien ya, por favor. - No cuelgue, por favor. (Lloros)".

"Tenemos (un caso) en Llanos de Guaza, yendo una ambulancia medicalizada, robo con violencia, se han encontrado al padre en el suelo con sangre".

"El padre, la madre, y el abuelo. (La madre) tiene el cuello cortado, están apuñalados. El padre está tirado en el otro lado. Apuñalado, tres fallecidos. Los padres del alertante, y el abuelo. El hijo es quien llama".

Además de los audios posteriores a los hechos, los miembros del jurado han visto igualmente el vídeo con el que Ricardo O. reconstruyó los hechos físicamente, en las distintas habitaciones del domicilio donde sucedieron los hechos, acompañado por su primer abogado (posteriormente renunció a sus servicios), la fiscal, el magistrado y guardias civiles, entre otros.

En su habitación, el encausado recordó que llamó a su novia mientras estaba acostado sobre su cama y mantuvo con ella una charla "agradable". Luego se lio un porro, se lo fumó y comenzaron los nervios: "mucha ansia. No podía", se ha escuchado en el vídeo.

"Me visto, me pongo un chándal gris, una sudadera. Eran las 3 de la madrugada", prosigue Ricardo O. en la grabación, hasta que finalmente acudió a la cocina, cogió el primer cuchillo que vio y se enfundó unos guantes de látex.

"¿Con la intención de acabar con la vida de sus padres?", le preguntan en el vídeo. "Con esa idea, sí", responde. Pero también añade cómo se mantuvo media hora sin actuar, pensando, con la puerta del cuarto de sus padres abierta y las luces apagadas.

De hecho, ayer declaró que mantuvo una lucha interior "gigantesca" en la que barajó dar marcha atrás y no cometer una "locura", hasta que finalmente "ganó la otra parte".

"Me quedé ahí esperando a tomar la decisión. Estaban durmiendo porque se les notaba en la respiración que estaban quietos. Estuve media hora parado. Luego, no sé. Me salió así". Y uno de los agentes que le acompañaba en la reproducción de los hechos le facilitó un cartón que simulaba el cuchillo y Ricardo O. recreó de nuevo los hechos cometidos.

Su padre llegó a percatarse de una presencia. La madre preguntó "¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?" una vez Ricardo O. había acabado con la vida de su padre e iniciaba un forcejeo con la madre que le provocó una pequeña herida en la mano, y que finalizó con el degüello de ella.

Luego bajó al cuarto de su abuelo, en la planta inferior, accedió a ella por su baño particular y apuñaló al anciano de 87 años.

La Fiscalía pide 25 años de prisión por el asesinato de su padre, otros 25 por el de la madre, y prisión permanente revisable por el asesinato de su abuelo, que tenía una discapacidad física.