Si hay un tema en boca de todos en Castelló, ese fue sin duda el desnudo de un señor frente a la Delegación de Hacienda de la capital de la Plana. Más allá de la identidad del hombre, la pregunta de la gente y de los usuarios que vieron esta insólita reivindicación en su teléfono móvil o a través de las redes sociales de Mediterráneo fue la siguiente: ¿Qué le ha llevado a actuar de esta forma? Pues bien, el propio Manuel Ángel Fernández García, de 52 años, explica el motivo: "La indignación y la desesperación".

Prosigue el vecino del Grau de Castelló con su alegato de la siguiente forma: "La gente habla ahora de la crisis causada por el coronavirus y el martes recibió una desagradable sorpresa al comprobar que le habían embargado la cuenta cuendo le restaban 180 euros para terminar el mes: "Al principio creía que era un error, porque era todo lo que nos quedaba para comer, pero en el banco ya me dijeron que me había embargado la cuenta el Juzgado de Menores de Castellón, supongo que por alguna cuenta pendiente de mi hijo cuando tenía menos de 18 años, porque ahora tiene 23 y ya ni nos acordábamos". Dice supone porque realmente desconoce cuál es el motivo real: "He intentado ponerme en contacto con ellos, pero para pedir cita tengo que entrar en Internet y no tengo ni idea. Estoy desesperado e indignado porque saben lo que tengo y me han dejado sin nada".

Sobre su insólita forma de protesta asegura esto: "No me siento orgulloso de haberme desnudado, pero fue lo que se me ocurrió, representar cómo me sentía: desnudo y desamparado. Era la única forma de protestar sin perjudicar a nadie, porque otros en mi situación quizá hubieran ido a una tienda a robar o a un banco para atracarlo, pero yo no soy así". Elogia también Manuel la actuación de los policías que le solicitaron que dejara de protestar de esa forma: "Se portaron de maravilla. Me pidieron que me vistiera y me dejaron irme. Creía que me iban a llevar detenido, pero fueron muy correctos y amables. De hecho les pedí que me llevaran a la cárcel porque allí al menos te dan comida, dormida y hasta trabajo, pero hicieron que desistiera de hacer lo que hacía, y eso que al principio tenía pensado ir todos los días a desnudarme, pero he visto que no solo no arreglo nada, sino que ahora me siento peor", confesaba ayer tras la protesta a Mediterráneo.

Pide también Manuel que si alguien le puede ayudar en forma de empleo que lo que quiere precisamente es volver a trabajar (si algún empresario está interesado en contratarle puede ponerse en contacto con este periódico a través de sus redes sociales con un mensaje privado): "Ahora va todo por Internet. He estado buscado trabajo los últimos años, pero no hay manera. Me piden que les envíe mi currículum, pero cuando ven que tengo 52 años lo tirarán a la basura porque no me llaman".

Su situación y la de su familia, confiesa, es más que delicada: "En casa somos cuatro. Mi padre, que tiene una pensión que no llega a mil euros pagando 450 de alquiler y ya no nos puede ayudar más de lo que lo hace, mi sobrina, mi hijo y yo. Ya no podemos más. No tenemos ni para comer y encima ahora este embargo me ha llevado a hacer el ridículo, no por exhibicionista, sino por indignación". Concluye Manuel con un amargo mensaje que ilustra a la perfección su difícil coyuntura: "No quiero esta libertad si significa estar en la calle sin dinero y sin poder ir a ningún lado. Es la puta verdad".