La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) pidió ayer que se reactiven los traslados a la Península de los inmigrantes que llegan a Canarias para dar un alivio al sistema de acogida de las Islas, porque estas "no pueden seguir redimensionando al alza sus plazas con cada patera" ni deberían convertirse, en la práctica, en una especie de "cárcel". Canarias recibió el año pasado a 2.698 personas en pateras o cayucos, el doble que al año anterior, mientras que el flujo de inmigrantes por mar a la península y Baleares cayó casi un 60 %. Y a 19 de junio, las islas están a solo 24 personas de igualar el balance del año 2019 completo, mientras que las llegadas en patera por el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán se ha reducido a la mitad.

"La situación va a continuar. Es imposible asumir un sistema de acogida que se amplía constantemente, que cada vez que llega una patera se redimensiona al alza, sin que haya un respiro. Esto no puede crecer hasta el infinito", señaló el coordinador de CEAR en las islas, Juan Carlos Lorenzo, que recuerda que el sistema de acogida a la migración es una política bajo competencia del Estado, "no de Canarias, Andalucía o de las demás comunidades con costa". El portavoz de la ONG en Canarias denunció que el sistema de acogida "dejó de fluir" desde las islas hacia la España continental en febrero, casi un mes antes de que decretara el estado de alarma, por lo que sospecha que el "bloqueo" de las personas que se quedan "varadas" en el archipiélago responde a una decisión política.

Lorenzo insistió en que la mayoría de los inmigrantes que llegan a Canarias en patera ven a las islas como un territorio de paso, porque tienen su proyecto de vida en la Europa continental, donde cuentan con familiares o redes de apoyo que les permiten establecerse e intentar regularizar su situación. "Es posible que el sistema fluya, en el pasado lo fue", argumentó el portavoz de CEAR, antes de advertir de la situación en la que la política actual deja a inmigrantes que resultan "inexpulsables".