Canarias quiere buscar una alternativa para que las campañas oceanográficas puedan realizarse correctamente. Sin embargo, desde la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno de Canarias creen que se puede apostar por un método "más rentable" que el de adquirir un buque oceanográfico propio, como han solicitado investigadores del mar en Canarias. "Realmente el mantenimiento de un buque es bastante caro", afirmó a este periódico el director de la Asicii, Carlos Navarro, al tiempo que indicó que es necesario "explorar distintas alternativas" que puedan continuar haciendo su labor sin trabas.

Los investigadores, por su parte, continúan optando por la compra de un buque propio del que se puedan beneficiar los grupos de investigación de Canarias de manera recurrente y consideran que el Archipiélago podría utilizar su ventajosa situación con respecto a la concesión de fondos europeos -los FEDER sufragarían el 85% de los gastos de la compra- para hacerlo efectivo. Concretamente, como explican, un barco similar al Ángeles Alvariño, de más de 40 metros de eslora, podría costar entre 16 y 17 millones de euros. Es decir, para el Gobierno autónomo significaría un gasto inicial de entre 2 y 3 millones de euros.

No obstante, el director de la Asicii considera que "no solo existe una vía" para resolver los problemas que los grupos de investigación oceanográfica de Canarias llevan al menos 17 años sufriendo debido a la alta dependencia del exterior. La ciencia marina en el Archipiélago está supeditada desde 2003 a que uno de los dos grandes buques oceanográficos de los que dispone el Instituto Español de Oceanografía (IEO), el Ángeles Alvariño o el Ramón Margalef, lleguen a las Islas. Desde que se estableció esta cesión del IEO para las Islas, el buque ha estado arribando a Canarias dos veces al año: en febrero y en octubre.

No es el escenario ideal

Este escenario, sin embargo, tampoco ha sido el ideal para la investigación ya que, de por sí, supone que las series temporales de índices como la variación de la temperatura del mar o el pH -de vital importancia para entender, por ejemplo, las consecuencias del cambio climático en las Islas- quedan reducidas a dos únicas estaciones en el año. De hecho, esto produce que las series temporales tengan una alta probabilidad de sufrir huecos, pues tan solo semana en la que el tiempo no acompañe -bastante comunes durante los otoños canarios, que suele ser la época tormentosa en Canarias- puede conllevar a la pérdida total del tiempo concedido para la campaña. Esta problemática, de hecho, no es tan inusual. Sucedió durante las campañas programadas para octubre y noviembre del año pasado, cuando el mal tiempo provocó que parte de las investigaciones oceanográficas tuvieran que cancelarse. En febrero de 2020, cuando pensaban poder retomar esas series temporales y mejorar la precisión de los datos, se encontraron con que los problemas de gestión que está atravesando el IEO obligaban a paralizar todas las campañas en alta mar al haberse suspendido - y no renovado- el contrato para nutrir de combustible, víveres y tripulación.

Tras una solución de última hora, el CSIC concedió 90.000 litros de carburante a los barco, y se pudo capear la crisis. Canarias iba a tener el Ángeles Alvariño durante la Semana Santa. Pero la crisis sanitaria por la Covid-19 se interpuso en su camino. Ahora, una vez superada la época más cruda de la pandemia, el IEO ha vuelto a reorganizar las campañas, pero la Comisión de Coordinación y Seguimiento de las Actividades de los Buques Oceanográficos (Cocsabo) ha decidido que Canarias sea la última comunidad en beneficiarse del barco. Así Canarias ya se ve abocada a perder un año y medio de datos en sus series temporales. Los investigadores canarios están de acuerdo en que la única forma de evitar situaciones de este tipo es disponer de un buque oceanográfico propio.

Sin barco propio desde 2003

Y cuentan con precedentes suficientes para haber llegado a esa conclusión. Hasta 2003, Canarias contaba con un buque de gran eslora -a menos 40 metros- llamado Taliarte. Durante el tiempo que perduró esta infraestructura en las Islas -que naufragó en Cabo Verde en 2003- contribuyó a aumentar el conocimiento del mar de tal manera que aún a día de hoy los datos logrados en la época son referenciados en los foros científicos internacionales.

"Debemos explorar todas las alternativas que sean sostenibles en el tiempo y puedan ser beneficiosas", indicó por su parte Navarro que mostró su convicción por lograr que Canarias cuente con "todos los recursos que hagan falta, porque se hacen investigaciones de alto valor y fundamentales". "Vamos a pelearlos; es fundamental contar con los mejores recursos en Canarias", afirmó. Para llevar a cabo esta tarea, Navarro adelantó que se van a llevar a cabo contactos con las instituciones afectadas para que sean ellas quienes muestren alternativas "que posibiliten dar respuesta a esta demanda".

Una ciencia clave para las Islas

La Agencia Canaria de Investigación tiene claro que la ciencia marina es clave para el desarrollo del Archipiélago, ya sea por su papel fundamental el desarrollo de políticas orientadas hacia la economía azul o por el interés que suscita conocer cómo está afectando o nos puede afectar como islas el cambio climático. "Creo que tenemos un entorno envidiable y las mejores condiciones de Europa para desarrollar proyectos vinculados con la economía azul", insistió Navarro. En este sentido, la Asicii tiene claro que una de sus apuestas estrellas es la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan). "Estamos haciendo bastante hincapié porque queremos que sea otro polo de máxima contribución a la economía, junto al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)", afirmó Navarro. Para el director de la Agencia, la Plocan "es una infraestructura de primer nivel mundial" con "retos y proyectos en el horizonte con un potencial enorme".