Fumar no es saludable y ningún experto contradice esa conclusión científica. Ahora bien, varios estudios revelan que hacerlo no supone incrementar la posibilidad de padecer Covid-19. Es una de las conclusiones que arrojó el VII Foro Global de la Nicotina, celebrado por videoconferencia entre el jueves y el viernes, y en el que varios expertos incluso llegaron a apuntar la posibilidad de que la nicotina sea una sustancia capaz de frenar la invasión celular del coronavirus.

La pandemia global obligó en esta ocasión a celebrar en formato videoconferencia esta cita anual con la reducción de daños ante el hábito de fumar. Por supuesto, esta enfermedad también se convirtió en protagonista de buena parte del evento. La conclusión es que hacen falta más estudios y más reposados que puedan corroborar lo que algunas estadísticas ya apuntan sobre la menor incidencia de la patología entre los fumadores siempre que no vengan ya castigados por otra anterior, incluidas las que provoca el tabaquismo.

"En menos de seis meses, las revistas científicas han publicado más de 20.000 artículos sobre la Covid-19, unos 160 diarios", señaló el profesor de la Universidad de Catania Riccardo Polosa. De esta manera dio idea de la alocada carrera que sigue la ciencia por arrojar luz sobre una circunstancia que ha conducido a un confinamiento nunca antes conocido.

La celeridad es incompatible con la certeza científica, pero los datos que hasta el momento se han obtenido sí marcan caminos a recorrer. El propio Polosa, también inmunólogo, señaló que un estudio francés con 661 encuestados concluye que los fumadores podrían tener hasta cuatro veces menos de probabilidades de contraer la enfermedad. Otro israelí mucho más numeroso (114.545 sujetos) revela que el riesgo se reduce hasta el 54%.

Diferentes sesgos

El docente sostuvo que no basta con estos informes para extraer conclusiones definitivas, ya que pueden contener diferentes sesgos. Sin embargo, la coincidencia con otros en sus conclusiones anima a continuar explorando para hallar las razones que desdibujan la conclusión a priori lógica de que una enfermedad que, como esta, daña el aparato respiratorio cuenta a los adictos al tabaco entre quienes mayores daños pueden sufrir.

Efectos perniciosos

El griego Konstantinos Farsalinos ha realizado una treintena de estudios y la conclusión es que los fumadores son menos propensos a terminar en un hospital cuando contraen Covid-19. No obstante, los que requieren un ingreso sufren daños más graves que la media. Los efectos perniciosos, ya sea en los pulmones o el corazón, del tabaco a lo largo de su vida podrían estar detrás de este impacto mayor, según el cardiólogo heleno.

Como "hipótesis" -recalcó-, apunta en dirección a las propiedades "antiinflamatorias" de la nicotina. Precisamente es la inflamación de los tejidos blandos uno de los principales peligros de este coronavirus, que de esta manera se encontraría frente a un agente que contrarresta su poder para generar daño. Según explicó, el patógeno que ha encerrado en sus domicilios a miles de millones de personas en todo el mundo y ha zarandeado las economías más sólidas requiere del receptor ACE2 -una enzima- para penetrar en las células del cuerpo humano. La tesis que Farsalinos propone someter a investigación es si la menor presencia de ACE2 por el consumo de nicotina convierte a esta sustancia en "regulador" de los desajustes que en el ámbito celular provoca el coronavirus. "Necesitamos experimentos en animales y en población humana", explicó de cara a corroborar el descubrimiento y otros. Por ejemplo, el referido poder antiinflamatorio, que reside en el receptor Alfa7, precisamente el que existe entre quienes introducen nicotina en su cuerpo.

Poniendo el foco en el ángulo opuesto al habitual, Roberto Sussman, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tildó de meras "especulaciones" las afirmaciones que sostienen que el vapeo lleva implícita una mayor posibilidad de contraer la enfermedad.

La postura ante el vapeo

Es más, apuntó a que quienes han optado por esta alternativa al cigarrillo son presa del Covid-19 (3,9%) en menor medida que quienes mantienen el hábito de la combustión (4,7%) y mucho menor que la de quienes no tienen nicotina en su cuerpo (10,2%). Sussman expuso también el diferente comportamiento mostrado por las administraciones estatales frente a la pandemia en relación con el vapeo. Desde la presión de grupos antitabaco para endurecer la legislación en países como EE UU hasta la actitud menos hostil de Italia o Francia, entre otros.