El confinamiento no ha mermado del todo las donaciones de sangre. El Instituto de Hemodonación y Hemoterapia (ICHH) ha recibido durante el estado de alarma a 11.935 donantes, a pesar de las restricciones de movilidad y del miedo de muchos por acudir y poder enfrentarse a una multa. Han sido meses "complicados", como señala Elsa Brito, responsable de Promoción, Comunicación y Marketing del ICHH, pero, al final, los canarios, con un largo historial de donaciones, han acudido a la llamada urgente del banco de sangre durante este tiempo. Ahora, sin embargo, el Instituto se ha encontrado con un nuevo escollo. Y es que la apertura de las puertas de los hogares canarios no ha traído consigo un incremento lo suficientemente importante de las aportaciones como para atender el incremento de la demanda. De hecho, las donaciones diarias están al 73% de lo óptimo. Es decir, de las 300 bolsas diarias de sangre que se deberían recoger para poder cubrir las necesidades, responder a la actividad quirúrgica y a las urgencias que se dan cada día, tan solo se consiguen unas 220. "Es menos de lo normal", explica Brito, que señala que normalmente ya están por debajo de ese número ideal, rondando las 250 y 280 al día, pero en estos momentos están al límite.

La gestión de las donaciones en Canarias estos meses no solo ha atravesado obstáculos por la incongruencia de tener que hacer llamamientos masivos para una población confinada; también por las modificaciones que ha tenido que pasar el sistema de trabajo. "No podíamos usar unidades móviles porque en ellas no se puede cumplir la distancia de seguridad", explica Brito, que señala que tuvieron que buscar otras fórmulas para poder establecer puntos en todos los lugares de las islas. Las soluciones más imaginativas han llevado a los donantes de sangre a verse tumbados en una camilla en el interior de polideportivos, casas de la cultura y hasta auditorios.

Justificar las salidas

Además, el propio hecho de tener que justificar las salidas de cada donante hizo que el ICHH tuviera que afinar mucho su método para pedir cita previa. Como explica Brito, "durante el confinamiento las reservas no fueron tan mal, a pesar de la bajada, porque las peticiones de sangre eran reducidas", pero ahora el escenario ha cambiado. Se ha retomado la actividad quirúrgica en los hospitales y la mayor cantidad de personas en la calle multiplica las posibilidades de que se produzca un accidente que requiera sangre de algún tipo. Y a la falta de nuevos donantes se suma que "la atención es más lenta", porque, para evitar aglomeraciones, las citas se dan con más tiempo entre una y otra. "El tiempo suficiente como para proceder a la desinfección de la sala cada vez que salga un donante para estar preparados para el siguiente", explica la responsable de promoción.

La pandemia ha sido también un duro golpe para la captación de nuevos donantes. "Llevábamos tres años de subida, de 2015 a 2018, en 2019 descendió un poco y en 2020 se ha parado en seco", lamenta Brito. Este año, con motivo de la celebración del Día del Donante, que se conmemora hoy, el ICHH quiere agradecer el esfuerzo a todas las personas que, como remarca Brito, "durante la época del confinamiento salieron para hacer un acto de responsabilidad social". Bajo el lema Únete a la energía roja, el banco de sangre anima, una vez más, a todas esas personas que aún no han donado, tratando de que cada vez más puedan mantener este recurso vital para la salud de Canarias.

La demanda crecerá

La médico Míriam Arroyo-Vidal trabaja en la sede del ICHH en la calle Méndez Núñez de Santa Cruz de Tenerife. Reconoce que las donaciones no aumentaron en los pasados días por el hecho de que hoy se celebre el Día Mundial del Donante. "No se nota, a pesar de que se han intensificado los mensajes en las redes sociales", apunta. La demanda de sangre crecerá en los próximos días con la llegada de la denominada "nueva normalidad", la reactivación de las intervenciones quirúrgicas en los hospitales o el previsible aumento de los accidentes.

En su opinión, durante las últimas semanas se han registrado menos donaciones que en la misma época de años anteriores. Uno de los obstáculos es que el ICHH no dispone de unidades móviles. Y otro es que, de alguna manera, todavía hay gente reacia a salir para donar sangre. El hecho de que se tengan que respetar las medidas de prevención y seguridad para intentar evitar la expansión del coronavirus ha provocado que la atención a cada donante sea más lenta. En primer lugar se hace la valoración médica y se extrae a aquellas personas que han solicitado cita previa, con el objetivo de que no se acumulen en la zona de espera y se respete la distancia de seguridad.

Míriam Arroyo-Vidal se encarga de realizar la valoración médica a cada paciente antes de que proceda a efectuar la donación. Si la persona que acude a entregar sangre no toma una medicación excesiva, puede tardar unos 15 minutos en atender a cada una. Cuando el ciudadano sale de su oficina, esta médico se ocupa de la limpieza de todas las superficies con las que haya podido tener contacto el donante. De esa manera "intentamos garantizar que haya un entorno seguro para quienes, de forma generosa, vienen a colaborar y que tengan la certeza de que se les protege su salud en todos los sentidos". Como no funcionan las unidades móviles, desde el ICHH se contacta con diversos ayuntamientos para ver si pueden ceder diferentes espacios para que se produzcan las donaciones. Dichos inmuebles deben disponer de suficiente higiene, posibilidad de lavarse las manos, luz y una superficie adecuada. Los profesionales del Instituto permanecen en cada zona hasta que se agota la base de datos de donantes. Es decir, en cada territorio se contacta por teléfono con ciudadanos que en algún momento han querido aportar su sangre.

Solidarios

Dos de las personas que el viernes acudieron a dar sangre fueron militares: el teniente Villegas y el sargento Osvaldo, destinados en la Capitanía. Ambos son donantes habituales y acuden a las instalaciones de Méndez Núñez cada vez que pueden. Explican que colaboran para "atender las necesidades de la gente, por solidaridad".

Otro de los ciudadanos que acudió ayer a la sede del ICHH fue Ramón Alemán, un destacado corrector de textos. Es un donante "casi universal", en la medida en que tiene sangre O+ y esta resulta válida para todos los que sean RH+. Durante su juventud se prestaba a ayudar cuando se lo solicitaban. Pero el proceso de extracción le daba pánico y un día dejó de donar. Desde hace cinco años decidió superar esa sensación y ahora lleva a cabo dicho acto solidario cada vez que puede. La última vez que le extrajeron sangre fue en septiembre. "No es una obligación, pero me hace sentir bien", aclara. El pasado viernes acudió con cita previa.

Jorge Raygosa, residente en la capital tinerfeña, acudió anteayer por primera vez a donar sangre. "Me llevaba picando el gusanillo desde hace tiempo y mi hermana, que sí es donante habitual, me lo comentó ayer, por lo que me animé". Además, leyó en la red social Twitter la necesidad de disponer de sangre.

Francisco Pérez González es transportista y vecino de Santa Cruz de Tenerife. Es un donante habitual desde hace cinco años. Empezó a colaborar cuando su padre fue sometido a una compleja intervención quirúrgica y ha continuado con ese gesto "que salva vidas". Además, tiene la hemoglobina alta y comenta que le viene bien hacerlo.