Después de todo lo vivido, parece que el cáncer importa menos, que lo relativizamos. ¿Tiene esa impresión?

En absoluto ocurre eso. Aunque es cierto que el Covid-19 ha sido una crisis de salud sin precedentes en los últimos 100 años, los casos de cáncer siguen ocurriendo. El cáncer sigue siendo la segunda causa de muerte en los países desarrollados, y los pacientes continúan necesitando mejores tratamientos. Veremos que se controla el Covid-19 antes que el cáncer. Veremos tratamientos efectivos o vacunas antes de que se puedan curar todos los tipos de cáncer.

Son dos fenómenos muy diferentes, ¿no?

El Covid-19 tiene un origen simple, que es el virus que la produce. Se puede prevenir con distanciamiento social y seguro que se encontrarán pronto tratamientos efectivos pronto. Solo hay que eliminar al virus. En el cáncer, en cambio, nos enfrentamos a cientos de enfermedades muy complejas, con muchas alteraciones genéticas que además pueden ser diferentes en distintos pacientes. Un solo tumor puede tener más de 1.000 alteraciones genéticas. El problema es mucho mas difícil de resolver que en el Covid-19.

¿Teme que se invierta menos en prevención y lucha contra el cáncer por destinar los esfuerzos a la pandemia?

No tendría sentido, sería un grandísimo error. El cáncer sigue siendo uno de los principales problemas de salud mundial. Tenemos que prestar atención a las enfermedades infecciosas, que pueden tener un gran poder de devastación, pero sin olvidar las enfermedades que son la principal causa de muerte de la población. No se trata de elegir entre unas u otras. Además, como he dicho, pronto veremos controlada el Covid-19, pero no el cáncer o el alzhéimer, que son mucho más complejos.

Algunos afirman que había avisos semanas antes del 14 de marzo de la agresividad de este coronavirus. ¿Realmente era previsible algo así?

Sabíamos que el virus que produce el Covid-19 se transmitía por el aire y que era muy contagioso. Los virus pueden viajar fácilmente en avión a través de pacientes que se han contagiado. China no está tan lejos de España ni del resto del mundo, tan solo a unas pocas horas de avión. Además, este virus puede pasar desapercibido, pues muchas personas infectadas no desarrollan síntomas. Por lo tanto, creo que era más que esperable que llegara rápido a nuestro país y que hubiese contagios. Ahora sabemos que ya a mediados de febrero estaba el virus circulando por España. En el CNIO tomamos medidas a finales de enero, indicando a los trabajadores que si habían estado en China o en contacto con personas que hubiesen estado se quedasen en casa teletrabajando 14 días. Después hicimos lo mismo con personas que habían estado en Italia. También sabíamos, porque así lo publicaban los científicos chinos y nos decía la OMS, que este virus no era como la gripe, sino hasta unas 50 veces más mortal. Y no teníamos una vacuna.

¿Salen fortalecidas la ciencia y la investigación médica de esta emergencia?

Para mí, es obvio que sale reforzada, porque ha evitado cientos de miles de muertes. Poco después de que apareciera una neumonía atípica en Wuhan, los científicos chinos ya sospecharon que se trataba de un nuevo virus. En cuestión de semanas lo aislaron y secuenciaron su genoma. Esto permitió ver que era muy parecido al SARS, que había saltado a humanos a principios del siglo XXI. Rápidamente científicos de todo el mundo lo estudiaron y postularon posibles maneras de tratarlo. En la gripe de 1918 murieron decenas de millones de personas en todo el mundo porque no se sabía qué germen la producía ni cómo bloquearlo.

¿Pero el hecho de que las autoridades científicas nacionales no acertaran al predecir la importancia de la epidemia y los vaivenes a la hora de afrontarla no cuestionan el papel de la ciencia?

Los científicos y la ciencia han tenido un papel ejemplar. Hay cientos de trabajos publicados sobre el Covid-19. La investigación va a la velocidad de la luz. Ya hay varias vacunas, una de ellas ya probada en humanos y que parece funcionar generando anticuerpos. Hay decenas de ensayos clínicos con fármacos para bloquear la infección. Rápidamente se desarrollaron los test PCR y serológicos para detectar a las personas infectadas, y esto ha sido crucial para permitir aislar a las personas infectadas y frenar la progresión de la pandemia. Es espectacular la reacción de la ciencia. Me ha parecido impecable y ha demostrado la capacidad de colaboración internacional.

¿Tiene alguna explicación al hecho de que España haya sido uno de los países con una incidencia mayor de la enfermedad?

La secuenciación del coronavirus en pacientes indica que el virus circuló por nuestro país desde mediados de febrero. Quizás eso pudo contribuir a la diseminación y alto número de contagios. Por otra parte, ha habido una alta tasa de infectados en el personal sanitario: eso sin duda también ha podido ser parte del problema.

¿La sanidad pública en España es la victoriosa de esta pandemia pese a esa alta afección de la epidemia entre sus profesionales?

No creo que haya nadie que salga victorioso, han sido muchas vidas humanas las que se han perdido. El personal sanitario ha tenido una actuación ejemplar, al igual que los científicos de todo el mundo que han estudiado el virus.

¿La llamada nueva normalidad será de mascarillas, guantes y ausencia de multitudes o cree que el mundo anterior volverá?

Durante un tiempo tendremos que ser cautos y seguir las recomendaciones sanitarias de protección personal. Hay un riesgo serio de rebrote, por lo tanto, dudo mucho de que el mundo anterior vuelva, creo que vamos a ser mucho más precavidos, pues sabemos que están en juego muchas vidas humanas.

¿El sistema de investigación en España puede permitirse nuevos recortes, tras los registrados por la crisis financiera de 2008?

El sistema de investigación de nuestro país aún no se ha recuperado de la última crisis económica y no podría soportar más recortes. Además, no tendría sentido. La ciencia es la única manera de luchar contra el coronavirus del Covid-19.