Vanesa y César cumplieron su deseo de casarse por lo civil y, además, en la fecha que tenían prevista, el 29 de mayo, y en el lugar que habían soñado: el salón de plenos del Ayuntamiento de La Laguna. De esa manera, ante su hijo, formalizaron la relación de pareja que iniciaron hace 22 años y tras convivir desde 2004. Se trata de uno de los primeros matrimonios que se dan el "sí, quiero" en Canarias. Representan la vuelta a la normalidad en los casamientos en los consistorios, cuyas agendas empiezan a reajustarse tras más de dos meses de paralización.

Vanesa Rodríguez relata que "teníamos fijada la cita desde antes de la declaración del estado de alarma". "Disponíamos del auto del Registro Civil desde finales de enero y entonces acudimos a pedir la fecha", señala. Las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades municipales no fueron un obstáculo para estos vecinos de Barrio Nuevo. Habían pensado en una ceremonia sencilla y con pocos invitados. Si el límite de asistentes estaba fijado en 26, ellos convocaron a la mitad y la distancia social se pudo cumplir sin problema alguno.

Hasta una semana antes no tenían claro que pudieran llevar a cabo la celebración y Vanesa se puso en contacto con el Ayuntamiento, donde la informaron de las normas. Y ya entonces tenían la esperanza de que días después Canarias avanzara hasta la fase 2 de la desescalada. Y la previsión se confirmó, por lo que era el momento de celebrar su boda. Los novios, los testigos y los invitados acudieron con mascarillas. Además, había geles hidroalcólicos y el acceso al salón de actos estaba bien señalizado.

Las mascarillas se las quitaron para darse el beso ante sus seres queridos. ¿Las circunstancias deslucieron el acto? La novia responde que "depende de cómo te lo tomes". Desde su punto de vista, la ceremonia fue un reflejo de "lo que está pasando, el momento de la historia que vivimos; nosotros no le dimos mayor importancia". "Esto es lo que nos va a tocar vivir a partir de ahora y será una anécdota más para contar a los nietos", aclara con simpatía. El brindis se desarrolló en una tasca de la calle Viana que acababa de abrir, donde pasaron un rato muy agradable.

El concejal encargado de oficiar la ceremonia fue Jonathan Domínguez, de CC, por expresa petición de los contrayentes. Consideran a Domínguez "una persona muy cercana, que siempre trabaja por y para la gente, una buena persona". Vanesa advierte de que la elección "no fue por afinidad política", ya que no comparte la línea del citado partido. Pero cree que dicho edil fue "un buen servidor público".

El concejal de las bodas

Domínguez reconoció que se sintió "orgulloso y halagado", porque pudo casar "a estas personas, que son vecinos y que se quieren desde hace muchos años". Aclaró que "fue una ceremonia muy amena, familiar y bonita". Como ahora forma parte de la oposición, hubo que pedir permiso al alcalde, Luis Yeray Rodríguez, que autorizó que la boda la realizara Domínguez.

El anterior regidor, José Alberto Díaz, creó un listado de concejales dispuestos a oficiar tales actos. Y Domínguez fue uno de los que más se prodigaron en dicha tarea durante los cuatro años de la pasada legislatura, con 89 bodas, "a la par con Antonio Pérez Godiño, también de CC". Ahora Jonathan ya no tiene obligación de tomar parte en dichos eventos, sólo cuando los novios se lo piden. Sandra Delgado, secretaria de Alcaldía del consistorio lagunero, aclara que la demanda de bodas civiles, tras la entrada en la fase 2, "ha seguido igual que antes del estado de alarma".

Las ceremonias que no pudieron celebrarse en la segunda quincena de marzo, abril o mayo se han aplazado con nuevas fechas para los meses de junio, julio, septiembre u octubre. Otras cuatro o cinco se han retrasado hasta el 2021. La reanudación de tales actos en la corporación municipal de La Laguna se produjo el viernes de la semana pasada con dos bodas, la de Vanesa y César y otra oficiada por parte de la edil Cristina Ledesma, del PSOE. La última petición llegó el pasado miércoles con el auto del Registro Civil que permite su ceremonia hasta finales de año.

Un salón con encanto

¿Qué lleva a las personas a desarrollar ese evento en el Ayuntamiento? En opinión de Sandra Delgado, "muchos son vecinos y el salón de Plenos tiene mucho encanto". Además, no se cobran tasas por la celebración. Las bodas civiles en el consistorio lagunero se celebran los viernes, con un máximo de tres ceremonias por cada jornada, a las 11:00, a las 12 y a las 13:00 horas. Ante la desagradable situación de tener que posponer su ceremonia, aclara Delgado que "las personas lo han entendido y, a la hora de poner nuevas fechas, lo han aceptado sin grandes problemas".

Mónica Brito, del departamento de Protocolo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, recuerda que durante el estado de alarma y la Fase I "no estaban permitidas las bodas". En el caso de la corporación de la capital tinerfeña, las ceremonias tienen lugar los viernes por la tarde, excepto aquellos días en que hay plenos en el consistorio.

Este pasado viernes se celebró el primer acto después de la crisis sanitaria, a las 20:00 horas. Según Brito, "muchas han ido aplazando las fechas", con el objetivo de poder desarrollar sus eventos en el futuro sin limitación alguna. Uno de los motivos para continuar retrasando las bodas es que los novios no disponen de espacios adecuados en los que, tras la ceremonia civil, poder realizar los banquetes con todos los invitados.

Respecto a las otras dos parejas que podían casarse este pasado viernes, una prefirió aplazar el acto para noviembre y la otra, para 2021. En el caso de Santa Cruz de Tenerife, los tres horarios establecidos son a las 18:00, a las 19:00 y a las 20:00 horas.

Que nadie se quede sin cita

Si hasta ahora, el número de bodas civiles cada viernes era de tres, para septiembre se baraja la posibilidad de que sean cinco para responder a la demanda acumulada en los meses pasados. "No queremos que nadie se quede sin cita y sin celebrarlo", señala Brito, quien añade que los novios se quedan encantados cuando ven el escenario que se les ofrece: un salón de plenos en un edificio con más de un siglo de historia.