Douglas Harley y Robert Behnken todavía no divisaban la Estación Espacial Internacional (EEI) cuando a las redacciones de los periódicos de los cinco continentes llegó un teletipo que reflejaba un Twitter firmado por Vladimir Ustimenko, portavoz de la agencia espacial rusa Roscosmos. "Ahora no solo los rusos lanzarán naves a la EEI, sino también los estadounidenses. ¡Y eso es magnífico!".

El encuentro entre rusos y norteamericanos se produjo 19 horas después de que la Crew Dragon de Space X despegara de Cabo Cañaveral (Florida / Estados Unidos): el operativo de control, desconexión y compensación de presión y temperatura se alargó durante más de 180 minutos hasta que finalmente Harley y Behnken procedieron a abrir la escotilla.

A 400 kilómetros de la Tierra

Al otro lado de la trampilla esperaban el astronauta norteamericano Chris Cassidy, comandante de la Estación Espacial Internacional y los cosmonautas rusos Ivan Vagner y Anatoly Ivanishin, los tres compañeros de aventura en una aeronave que despegó el pasado 9 de abril desde el cosmódromo de Baikonur de Kazajistán.

En el Twitter de Vladimir Ustimenko otra de las frases más significativas hacía referencia al trabajo en equipo que pueden desarrollar en equipo profesionales de las dos potencias: "En el espacio puede suceder cualquier cosa y es necesario tener al menos dos sistemas de transportes que garanticen la presencia de tripulaciones en la EEI". Eso sí, en el mismo texto ya se avanzaban algunos de los planes espaciales rusos.

"Este año vamos a preparar dos cohetes, y el año que viene reanudaremos nuestro programa espacial. ¡Será interesante!", escribe sin querer ir más allá y dejando en el aire alguna que otra duda respecto a los grandes secretos que todavía se ocultan los bloques que en el pasado protagonizaron la Guerra Fría: un distanciamiento armamentístico, económico, político y social que se originó después de la Segunda Guerra Mundial.

Esa especie de gigantesca partida de ajedrez se continúa jugando hoy a 400 kilómetros de la Tierra. Tres (Harley, Behnken y Cassidy) a dos (Ivanishin y Vagner) es el resultado actual de una contienda a la que Sergéi Krikalio, director ejecutivo del programa de vuelos tripulados, decide añadir una chinita en el zapato durante una jornada histórica para la carrera aeroespacial estadounidense -el pasado sábado se rompieron nueve años de ausencias-, y, por supuesto, para el resto de la humanidad. "Mientras nuestros socios tuvieron dificultades debido a que cerraron el programa Space Shuttle y se demoraron en restaurar las operaciones de lanzamiento, nosotros obtuvimos cierta ganancia adicional: esto tarde o temprano debía llegar a su fin", comenta Krikaliov.

El Crew Dragon de Space X está diseñado para permanecer en el espacio al menos 210 días, pero en estos instantes se desconoce la fecha en la que el comandante Douglas Harley (antes de despegar el pasado sábado desde Cabo Cañaveral acumulaba 28 días, 11 horas, 12 minutos y 54 segundos) y el piloto Robert Behnken (29días, 12 horas, 17 minutos y 18 segundos) permanecerán en la EEI hasta que la NASA emita la orden de vuelta a casa para realizar un amerizaje en la costa atlántica de Florida.