¿De qué forma les está afectando la crisis generada por el Covid-19?

Durante la crisis los dentistas no hemos dejado de atender a los pacientes en ningún momento, aunque como para el resto de los servicios sanitarios esenciales, la atención se ha limitado a las urgencias dentales. Lógicamente, esto ha supuesto detener casi por completo la actividad profesional. Afortunadamente, en este momento ya comienzan a abrir muchas clínicas que se han dotado de los adecuados medios de protección frente al virus para garantizar la seguridad de los pacientes y de los profesionales de las mismas.

¿Cuál es la prioridad?

La salud; preservar la nuestra y la de los clientes que tienen la necesidad urgente de tener que acudir a una consulta.

El viejo tópico del "miedo al dentista" se complica aún más en una situación repleta de dudas económicas, ¿no?

Aunque suele ser una pregunta recurrente en todas las entrevistas, el dentista ya no es un profesional sanitario al que hay que tenerle miedo. Sin embargo, la prevención a día de hoy no es uno de nuestros puntos fuertes. Este colectivo lleva muchos años estableciendo rigurosos controles de seguridad: desde que se empezó a hablar de los contagios del VIH y las hepatitis se han adoptado unas medidas que no se aplican con tanto celo por parte de otras especialidades de la medicina. Lo que trato de explicar es que el coronavirus no nos ha cogido con el pie cambiado o por sorpresa. Habrá que añadir algún Epi, pero acudir a la consulta de un dentista siempre fue un sinónimo de seguridad higiénica y sanitaria. Hay mucho más miedo a los efectos de la crisis económica que al coronavirus.

¿Ese "miedo" será más complicado de vencer?

Estoy seguro de que nadie dejará de acudir al dentista por miedo a un contagio, más bien creo que muchos no podrán ir porque entre las nuevas prioridades económicas costearse un tratamiento aparece entre las no prioritarias.

¿Ustedes ya tienen la referencia de lo que ocurrió con la crisis de 2008?

Sí, fue un ciclo muy duro y evidentemente el momento económico al que nos vamos a enfrentar no será nada sencillo de vencer, pero hay que seguir trabajando.

¿Espera que lleguen ayudas económicas especiales por parte de la administración?

Yo desearía su llegada, pero no creo que vengan. La boca nunca ha sido una prioridad en la sanidad española y sospecho que ahora tampoco lo va a hacer. Me temo que las primeras ayudas no vayan a ser para esto...

¿Las nuevas generaciones se cuidan más la boca?

Son mucho más conscientes de la importancia que tiene el cuidado de la boca. Afortunadamente, hoy es mucho más difícil encontrarte con una persona desdentada completa. Nuestra lucha sigue siendo que la odontología se incluya de lleno en el organigrama de la Seguridad Social; somos la única especialidad que se ha quedado fuera y sé que dar ese paso supone una inversión de gran calado: ahora mismo no es el mejor momento para hablar de ellos.

Otro de los caballos de batalla de la institución que usted preside es vigilar que existe una buena práctica; que el intrusismo no halle una rendija por la que colarse.

El Colegio siempre se preocupó por defender la buena imagen de nuestros colegiados. Cada vez que hemos detectado que alguien está trabajando sin la titulación necesaria hemos actuado con firmeza tirando de todos los medios legales que tenemos a nuestro alcance. Es evidente que nos preocupa el auge que están teniendo algunas firmas bastante mercantilistas que utilizan una publicidad engañosa y que arrastran a los pacientes a unos tratamientos que, a veces, ni siquiera se llevan a cabo.

¿Cómo se pueden derrotar a esa publicidad engañosa?

Eligiendo bien el centro al que quieres confiar el cuidado de tu boca. Un profesional serio no va a dejar tirado nunca a un paciente. El problema aparece cuando se deja de hablar de los sanitarios en favor de los empresarios que están al frente de clínicas o franquicias. No es la primera vez que se vulneran algunas normas éticas de la profesión con el objetivo de ganar dinero a toda costa con un tratamiento que a la larga volverá a dar problemas.

¿Qué les espera para los próximos años?

El futuro de la profesión ya era complicado antes de la crisis del Covid-19 por la existencia de un exceso de profesionales formados en facultades y, sobre todo, en la enorme cantidad de centros privados que ofertan formación en el cuidado de la boca. Eso no ocurre en otros países y, por lo tanto, ha generado una plétora de especialistas de las que se suelen aprovechar esas empresas que funcionan a modo de franquicia. Es evidente que el futuro, por lo menos, es de color gris pero hay que seguir luchando para dar el mejor servicio a los pacientes.