Con el inminente regreso a las calles y bajo la amenaza de un virus que puede hacer acto de presencia en cualquier momento, el uso de las mascarillas para toda la población es ahora uno de los escudos más eficaces para evitar un rebrote. Los expertos afirman que su uso generalizado podría ayudar a reducir considerablemente el riesgo de contagio, y de hecho, países asiáticos como Corea, donde la incidencia del virus ha sido mínima, se congratulan de que su población esté formada en el uso habitual de mascarillas. Sin embargo, los mensajes que se emiten desde las autoridades sanitarias a menudo han sido contradictorios.

El pasado jueves, la Dirección de Salud Pública del Gobierno de Canarias, a través de sus redes sociales, restó trascendencia e incluso desaconsejó el uso de estos protectores. "NO, no tienes que llevar mascarilla por la calle. La mascarilla higiénica sirve para que no contagies a los demás cuando no es posible mantener distancia de seguridad con otras personas", apuntaba la comunicación. Prácticamente un día más tarde, Salud Pública rectificaba su contundente afirmación: "podemos explicarnos mejor: el uso de mascarillas higiénicas en la comunidad es una medida complementaria y no reemplaza las medidas preventivas establecidas como distanciamiento físico e higiene de manos".

Una protección más

Ciertamente, y como señalan los expertos, el simple uso de la mascarilla no protege de la transmisión de la Covid-19 (se tiene que mantener el distanciamiento social, la higiene de manos y el uso de guantes) pero su uso generalizado es clave para reducir la transmisión ya que las características de diseminación del virus hacen que se pueda expandir fácilmente en las comunidades. Concretamente son dos las características que hacen tan necesario el uso de mascarillas, el porcentaje de personas que pasan la enfermedad de manera asintomática y que los contagiados sean capaces de transmitir el virus dos días antes de siquiera percatarse de que lo han contraído.

"Las mascarillas son clave para protegernos y controlar, disminuir la expansión del virus persona a persona", señala el virólogo de la Universidad de la Laguna (ULL) Agustín Valenzuela, que señala que los "estudios científicos demuestran la utilidad de las mascarillas para proteger tanto a la población en general como al personal sanitario, siendo una herramienta clave para el control de brote y expansión del virus, desde el primer momento, y como han demostrado los países asiáticos frente a SARS (2002-2003), MERS (2015) y H5N1 (varios brotes)". De hecho, el pasado marzo, investigadores de la Universidad de Oxford, en un análisis publicado en The Lancet, insistían en que "como la evidencia sugiere que la Covid-19 se puede transmitir antes de que haya síntomas, la transmisión comunitaria se puede reducir si todo el mundo, incluida las personas que se han infectado pero son asintomáticas y contagiosas, utilizan mascarillas".

Invertir en mejores mascarillas

El informe, titulado Rational use of face masks in the Covid-19 pandemic además resaltaba que, siempre que el suministro lo permita, el uso universal de mascarillas debe considerarse. Además, los investigadores consideran que en paralelo se debe invertir en investigación para mejorar la duración de la protección de las mascarillas, ya sea prolongando la vida de las mascarillas de un solo uso o inventando mascarillas reutilizables.

Pero también en ese estudio los investigadores señalaban que se habían encontrado con diferentes criterios dependiendo del país o la institución. ¿Qué razón había para que los países asiáticos recomendaran el uso a toda la población y los europeos instaran directamente a no usarlas? Parte de los investigadores señalan hacia los problemas de suministro. "Al no disponer ni poder fabricar millones de mascarillas para la población, en nuestros países se han dado mensajes para no emplearlas y no copar así las escasas existencias de las que disponíamos, dando prioridad al personal sanitario que no estaba correctamente equipado", explica el Valenzuela que remarca que este tipo de mensajes "han llevado a que se entienda que las mascarillas no son útiles y no nos protegen", cuando en realidad es todo lo contrario. No obstante, el jefe de la sección de epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de Canarias, Amos García Rojas, discrepa. "Las recomendaciones se han realizado dependiendo del escenario, y ahora estamos en un escenario diferente", insiste García que señala que "no recomendar porque no se dispone de un material que es necesario es un auténtico disparate porque pondría en riesgo a la ciudadanía".

Para Lucas González que fue uno de los promotores de los planes de contingencia contra la gripe pandémica de 2009 de Canarias, esta dicotomía es producto de "una realidad compleja y dinámica". "Por un lado, todos, los que hacen recomendaciones, y los que estamos en situación de ponerlas en práctica como podamos, estamos aprendiendo", señala González que reconoce que, por otro lado, "a veces decimos cosas pensando en cómo nos van a entender, y yo puedo pensar que una mascarilla bien usada es razonable, pero tengo miedo de que tú la uses mal y te digo que no, que es peligrosa, que ni la toques".

Misma eficacia, otro escenario

La eficacia de las mascarillas no ha variado. Según García Rojas, "las prestaciones de las mascarillas siguen siendo las mismas hoy que anteayer", por eso, como concreta, "no evita que tú te infectes". Sin embargo, como insiste González, la eficacia de la mascarilla "no tiene por qué ser del 100% para ser útil". "Hay modelos que hablan de que una mascarilla con una eficacia del 50% usada por el 80% de la población podría mejorar el efecto de la estrategia básica que es la reducción del número de contagios respiratorios", insiste el experto y concluye que "hay que abrir la veda de las mascarillas". "Si hay algo que hemos confirmado es que es mejor actuar cuando la situación es pequeña", y en este sentido, como remarca González, "es mejor usar mascarillas no muy buenas hoy, asociadas a la reducción del número de contactos respiratorios, que esperar a tener mascarillas perfectas dentro de un mes".

Hoy Canarias recomienda el uso generalizado de mascarillas y son obligatorias en los lugares donde no se pueda mantener la distancia de seguridad, como en el transporte público. No obstante, Agustín Valenzuela va más allá: "deberíamos trabajar para ser autosuficientes en este recurso". Y es que el virólogo concibe la fabricación de este recurso como una oportunidad para promocionar la "actividad económica tan necesaria en estos momentos". Las mascarillas se van a convertir en parte de nuestra vida, y así lo concluyen todos los expertos, que ya vaticinan que "este virus va a estar un tiempo entre nosotros" .