Prácticamente la mitad de los materiales extraídos en el mundo en la actualidad son empleados en el sector de la construcción, que ya es responsable del 28% de las emisiones de CO2 de todo el planeta, porcentaje que podría aumentar a casi el 50% para 2050, según pone de manifiesto un exhaustivo estudio elaborado por la Fundación Ellen MacArthur en colaboración Material Economics. La construcción, por tanto, junto con el transporte, la ganadería o la moda, al menos tal y como está planteada ahora esta industria. Algunos indicios, sin embargo, empiezan a mostrar signos de esperanza para el futuro.

El citado estudio señala que si se mantiene el actual ritmo de crecimiento de la construcción, para 2060 se construirá semanalmente el equivalente a la ciudad de París en todo el mundo. Ya en 2050 se consumirán 90.000 millones de toneladas de materiales, frente a los 40.000 millones de 2010. Se trata de una cifra que sobrepasa ampliamente la cantidad que el planeta puede proporcionar de forma sostenible. Eso supondrá que las emisiones de CO2 derivadas de esta actividad industrial serán casi el 50% del total, frente al 28% actual.

Si se redujera la demanda de acero, aluminio, cemento y plástico dentro de una estrategia basada en la economía circular, la construcción podría reducir sus emisiones globales en un 38% a mediados de siglo.

Pero ¿es eso posible? Según el estudio de la prestigiosa fundación, cuyos informes hallan una gran resonancia mundial, a menudo es posible lograr la misma resistencia estructural en un inmueble usando solo el 50-60% del cemento que ahora se utiliza. Eso se conseguiría, por un lado, reduciendo el contenido de cemento en el hormigón y, por otra parte, utilizando menos hormigón en las estructuras.

Baja reutilización

Otro de los problemas que genera esta industria son sus residuos, especialmente voluminosos. La reutilización de materiales podría ahorrar una cantidad ingente de las emisiones generadas, pero actualmente sólo entre un 20% y un 30% de los residuos de construcción se reutilizan o reciclan en el conjunto de Europa. El 54% va a parar al vertedero. Esto es debido, según el informe, al mal diseño, pues si se emplearan materiales adecuados, podrían ser reutilizados masivamente.

La Directiva Marco de Residuos de la Unión Europea fija como objetivo reciclar el 70% de los desechos de construcción en el presente año 2020, meta claramente incumplida con el citado 20%-30% actual. La falta de confianza en los materiales reciclados por parte de las empresas frena la reutilización, según las patronales.

Consumo energético

El consumo energético, por otra parte, constituye otra de las asignaturas pendientes del sector. El Institut Català d'Energia recuerda que los edificios representan el 26% del consumo de energía de Catalunya y el 10,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para reducir estas cifras hay que invertir en eficiencia energética en los inmuebles, sobre todo en los más antiguos. Pero no es tarea fácil. Un informe del Colegio de Aparejadores de Barcelona afirma que "el patrimonio residencial español se caracteriza por ser un parque relativamente envejecido". Por ejemplo, el 80% de las viviendas de Catalunya son anteriores a 1980, cuando las normas sobre eficiencia energética eran muy poco exigentes.

Esta entidad profesional recuerda que reducir el consumo energético de los edificios pasa, en primer lugar, por reducir las necesidades de calefacción o refrigeración. Mejorar el aislamiento y la estanqueidad de ventanas, techos y paredes, así como proteger las casas del sol es la primera medida, junto con el uso de energías renovables.

Nuevamente es la UE la que establece objetivos y metas: a final de 2020 los nuevos edificios (y también los rehabilitados) deberán tener un consumo energético nulo o casi nulo, desde su construcción hasta su demolición. Para los edificios públicos, esta obligación ya está vigente desde comienzos de 2019. El nuevo Código Técnico de la Construcción de España de 2020 ya recogerá las exigencias derivadas de las normativas europeas.

Alargar la vida útil de los edificios para evitar su prematura demolición y todo el impacto que ello conlleva ha de ser otro de los objetivos, según los expertos.

Desde hace unos años proliferan empresas y entidades que se dedican a impulsar la implantación de técnicas, diseños y materiales que hagan las casas más respetuosas en el planeta. Es el caso de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), que utiliza este concepto de construcción (casa pasiva, en castellano), originado en Alemania. Passivhaus es una tendencia que "combina un elevado confort interior con un consumo de energía muy bajo y un precio asequible, gracias a la parte envolvente del edificio y a un sistema de ventilación controlado", explica en su web.

Movimiento que se expande

No se trata de un movimiento minoritario, sino que son centenares las viviendas (sobre todo aisladas, pero también edificios plurifamiliares) que están levantándose en España bajo estos criterios. Según los datos de la citada plataforma, en España hay actualmente casi 100.000 metros cuadrados construidos con este certificado, todos ellos de uso residencial, a los que hay que añadir 28.000 más en usos terciarios (equipamientos públicos).

Dado que las ciudades constituyen los grandes focos de emisiones y éstas están constituidas por edificios, cada inmueble puede convertirse en realidad en un instrumento contra la contaminación. Así lo entienden cada vez más expertos que abogan por convertir las fachadas en auténticos jardines en vertical, llenas de plantas desde la acera hasta la azotea. Este sistema es una de las armas para luchar contra las islas de calor que constituye todo núcleo urbano por su acumulación de asfalto, hormigón y metal. La temperatura media en ellas es superior a su entorno rural, por lo que el ajardinamiento y arbolado intensivo es visto cada vez más como una forma de equilibrar la temperatura en las ciudades. Además, este tipo de jardines en vertical contribuyen a capturar carbono de la atmósfera. Los edificios, por tanto, pueden convertirse también en un aliado del clima.