Los psicólogos consideran que la salida de los menores de 14 años a la calle a partir de mañana domingo hay que abordarla de forma gradual, con paciencia, e implicando a los pequeños en las normas que se deben cumplir y las medidas de seguridad. Además, "si hacen algo que no deben o tocan un elemento que pueda estar contaminado, los padres no deben enfadarse ni amenazarlos, sino actuar con tranquilidad y limpiar las manos con el gel hidroalcohólico o el jabón que es aconsejable llevar encima en cada paseo", destacan.

También creen que es muy importante que las normas en este proceso deben estar muy claras y definidas por las autoridades para que no se dejen al criterio de cada familia o se apele a su responsabilidad individual, ya que "puede convertirse en una variable completamente incontrolable". Así lo asegura la vicedecana del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife, Eva Pallicer, para quien "la salud y la integridad física de las personas deben estar por encima del bienestar". Opina que las autoridades, asesoradas por los expertos, deben garantizar que existe seguridad en el regreso a los espacios comunes. Según Pallicer, lo ideal es que se permitiera salir a menores de entre 10 y 11 años, "porque son los que se pueden beneficiar más", ya que a partir de los 12 entran en una etapa en la que, más que la actividad, les interesa con quién la van a hacer, es decir, sus amigos.

Como en un lugar desconocido

El psicólogo Leocadio Martín explica que, durante un tiempo, "tendremos que aprender a estar con los demás y en el mundo, sin tocar tanto y sin estar físicamente cerca". Piensa que la situación de salir con los niños a la calle no es nueva, ya que ocurre, por ejemplo, "cuando vamos con ellos a lugares desconocidos, de viaje, a una nueva playa o a un complejo de apartamentos que no conocemos". Según Martín, "en esos momentos estamos mucho más pendientes de nuestros pequeños para poder protegerlos y evitar los potenciales peligros". "Se trata de salir a la calle siguiendo unas normas, como si fuese un escape room o un juego en el que hay cosas que dan o quitan puntos", señala. En esa línea, plantea que "por esto es muy importante que fomentemos la complicidad con ellos, dependiendo de su edad y capacidad de razonamiento, implicándolos en la salida". Pero puede haber casos de niños que no quieran salir por temor o por que es más divertido estar en casa, al pensar que: "total, si no puedo jugar con mis amigos, ¡mis padres están jugando conmigo!". En estas situaciones, apuesta por un acercamiento a la salida gradual, llegando solo alrededor del portal, con menos tiempo del autorizado, "hasta que nos aseguremos que se encuentran bien en la calle y cumplen las recomendaciones".

Para Martín, es aconsejable que "hagamos un recordatorio continuo de qué reglas van a aplicarse, las escribamos, las repitamos y tengamos mucha paciencia, tanto con nosotros como con ellos". Defiende el mantenimiento de la distancia de seguridad en la calle y recuerda que, por ahora, no pueden relacionarse con otros niños. Aclara que, si el pequeño hace algo que no debe, los padres no deben enfadarse ni amenazarlos, sino actuar con tranquilidad, lavarle las manos y recordarle que no se puede tocar nada en la calle.

La pedagoga Nicole Hernández Kroes, de Élora Espacio Educativo, dice que podrán salir, como máximo, una hora al día, acompañados por un adulto (quien conviva con ellos) para dar un paseo a un kilómetro desde su casa. No se puede acceder a parques ni a recintos deportivos y hay que mantener la distancia social a 1,5 o 2 metros con otras personas, sin que puedan jugar con otros niños.

Para Kroes, la medida conlleva repercusiones positivas en los menores, ya que van a recargar energías y nos van a transmitir a los demás esas ganas de mirar sólo hacia adelante. "De forma rápida empezaremos a notar los beneficios de esa acción, tanto anímicos o psicológicos como físicos y fisiológicos", aclara. Recuerda que, en el plano psicológico, reducirán el estrés y la ansiedad, en la medida en que salen de la estricta rutina de estar encerrados en casa tantos días, "volver a entornos reconocibles, escuchar sonidos olvidados u olores..., en definitiva, regresar al contacto con el pueblo, la ciudad o elementos naturales".

Huir del sedentarismo

A nivel físico, huir del sedentarismo contribuirá a fortalecer la musculatura y aumentar la densidad ósea, lo que ayudará a eliminar posibles molestias aparecidas en esas semanas por la falta de actividad física y la adopción de malas posturas en el sofá, por ejemplo; quemar calorías, así como a mejorar su sistema nervioso y aparato locomotor. Y en el aspecto biológico, para Hernández será importante salir a la calle a obtener vitamina D, vital para el sistema óseo. Advierte: "se desaconseja salir con pelotas o balones, porque estos provocan mucho contacto entre las manos y el suelo; tampoco se debe salir con peluches u otros juguetes de plástico por su complejidad a la hora de desinfectarlos; por tanto, la bicicleta o el patinete son buenas opciones, sin despreciar un buen paseo andando o un pequeño trote".