La situación atípica del confinamiento por coronavirus conlleva aspectos positivos para los alérgicos, ahora con menor o nula exposición a polen y ácaros, señala el alergólogo José Carlos García, quien advierte de que las alergias debutan a edades cada vez más avanzadas: ha llegado a tener pacientes de más de 80 años.

José Carlos García Robayna, que es jefe del Servicio de Alergología en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria de Tenerife, explica en una entrevista a Efe que aunque aún es prematuro para ofrecer datos acerca de la repercusión del confinamiento, paradójicamente es uno de los primeros consejos que se da a los pacientes con alergia permanecer en casa. Evitar las salidas al exterior, especialmente a determinadas horas, sobre todo en primavera, es una de las recomendaciones "casi obligadas" que proporcionan los alergólogos a sus pacientes para que eviten la exposición al polen y los ácaros, fundamentalmente, recuerda García Robayna, quien admite que en una situación normal es algo difícil de cumplir.

Sin embargo la pandemia por coronavirus ha creado otra situación que es "inédita", la de confinar un país entero, prosigue el especialista, quien añade que si al evitar la salida al exterior se añade la práctica de aumentar las medidas de limpieza en el hogar, se genera un ambiente más propicio para limitar los efectos de las alergias. De hecho, indica el jefe de Servicio de La Candelaria, ahora que el contacto con los pacientes se realiza a través de teleconsultas se percibe una mejora en su estado: en general todos apuntan a que se encuentran bien y tienen los síntomas "controlados" pese a la llegada de la primavera. García Robayna insiste en que la incidencia de este confinamiento en los brotes de alergia se esclarecerá en los estudios pertinentes que se llevarán a cabo entre este momento y los próximos meses, en los que habrá "datos fehacientes" para tener una impresión objetiva.

Incide el especialista en que la limpieza frecuente del hogar también ayuda a limitar la exposición a los ácaros y subraya que las plantas de interior no generan aeroalérgenos, pues el polen lo produce básicamente la maleza en el exterior, entre ellas las gramíneas, como el llamado "rabo de gato".

Otro factor que ha contribuido a una menor producción de aeroalérgenos es la disminución de la contaminación producida por el descenso del tráfico y la menor actividad industrial, lo que favorece la mejora de los pacientes con síntomas al haber menos humos y contaminantes en la atmósfera. En Canarias las épocas de mayor exposición a ácaros y polen son la primavera y el otoño pero, precisa el alergólogo, también en las Islas se está produciendo el mismo fenómeno que a escala global en los países más desarrollados, el de que a medida que aumenta "la pirámide poblacional" también lo hace el periodo de manifestación de las alergias.

No solo niños

Anteriormente, explica García Robayna, lo usual era que las alergias fueran una afección de niños y jóvenes pero ahora debutan con síntomas personas a edades cada vez más avanzadas, y añade que tienen un rango de pacientes de 60 a 80 años y superior.

Además se trata de pacientes que pueden sufrir una amplia variedad de síntomas, desde rinitis hasta asma y alergias alimentarias y a juicio del jefe de Servicio de Alergología del Hospital de La Candelaria, "se trata del precio que pagamos por vivir en esta sociedad", con un aumento en los niveles de contaminación y cambios globales en la dietética, muy diferente a la alimentación de generaciones anteriores.

Hay que recordar que el Archipiélago es una de las comunidades autónomas con mayor incidencia de las alergias primaverales de todo el país. Como explica el experto, está por ver con datos fehacientes en qué medida la cuarentena ha mitigado los efectos este año.