¿Minuto y resultado de la pandemia, doctora Neira?

El proceso ha evolucionado como habíamos previsto. La pregunta crítica ahora es cómo va a afectar el virus a los países del hemisferio sur. Otra duda es cómo van a resultar las medidas de confinamiento en países como India, si originarán o no disturbios sociales. Y luego cómo va a responder el sistema sanitario. Estamos trabajando en muchos frentes.

¿Cómo ve la estrategia y la evolución en España?

Los datos de estos últimos días nos dan señales positivas. Parece que hay una tendencia a la estabilidad. Y ahora hay que tener listo un plan para la siguiente fase. Cuando esas medidas restrictivas se empiecen a levantar, el virus va a seguir circulando, con lo cual hay que tener los test y un plan muy claro de detección precoz de los casos, de aislamiento de los mismos y de cuarentena para los contactos. Y eso hay que ponerlo en marcha.

¿Considera determinante disponer de test de detección precoz en plan masivo?

No es una cuestión de que sean masivos o minoritarios, sino de ser estratégicos. Es decir, no se puede tener a la gente confinada para siempre. Eso ralentiza la transmisión del virus, pero el objetivo último tiene que ser eliminarlo de la circulación, y eso exige evitar de forma muy agresiva que la persona que lo tenga pueda transmitirlo. Para eso está el aislamiento. Pero hay que saber quién es positivo, y ahí ya vas más con bisturí y no con escopeta de matar elefantes. Eso permite afinar y hacer menos daño a la economía.

¿Ha intervenido de alguna manera en las decisiones que se han adoptado en España? ¿Habla usted con las autoridades?

Por supuesto que hablamos con mucha frecuencia, pero como OMS damos unas recomendaciones generales y luego cada país tiene que tomar sus decisiones. Por desgracia, no tenemos una receta mágica.

¿Ve acertada la estrategia aplicada en España y, en concreto, la paralización total?

La OMS respalda las medidas que España toma por razones de fuerza mayor. Tienen toda nuestra solidaridad y todo nuestro apoyo. Ningún gobernante toma esas medidas de forma arbitraria. Las toma porque está convencido de que van a funcionar, y son medidas muy dolorosas que estoy seguro que nadie querría tomar.

¿Cómo hay que equilibrar salud y economía?

Está claro que no son dos factores disyuntivos. O uno o el otro. En el reglamento sanitario internacional, la OMS habla de responder a una crisis de salud pública minimizando el efecto económico y social.

¿Fue un error autorizar la manifestación del 8-M en Madrid?

Sigo oyendo hablar mucho de eso. Evidentemente, no me corresponde y no tengo datos para decir algo. Pero sí puedo decir que el pasado 8 de marzo España, como Francia, era un país funcionante: la gente se estaba reuniendo en los bares, los restaurantes, los campos de fútbol, la calle, las terrazas, en las casas con amigos... No sé cuánto pudo haber contribuido, pero quiero recordar que el 8 de marzo se hacía vida normal, con lo cual esa transmisión, si estaba ocurriendo, estaba ocurriendo en cualquier rincón: el metro, una terraza, un bar, un acontecimiento deportivo... En ese momento no se había decretado ningún distanciamiento social.

Cuando llegue el momento de levantar en España las medidas restrictivas, ¿debe hacerse por territorios?

Cuando la OMS habla de salud pública, habla de países miembros, de ministros de Salud... Pero luego, efectivamente, desde el punto de vista epidemiológico esas barreras soberanas a lo mejor tienen otras limitaciones. Cada gestión de un territorio debe tener unas buenas razones para tomar unas medidas u otras. Nosotros confiamos en que cada país sea capaz de hacer eso de una manera estratégica, viendo qué herramientas tiene en su mano. Cada sociedad tiene sus puntos fuertes y sus limitaciones. Y debe basarse en la opinión de la ciencia, que es fundamental.

¿Cuándo estima que volveremos a la normalidad?

No lo sé. Evidentemente, va a ser un proceso más gradual, no de un día para otro. Tiene que estar bien planificada y requerirá muchísima contribución por parte de los ciudadanos. Medidas como lavarse las manos, no salir de casa si estás resfriado o estornudando o tosiendo, y ese mínimo de distancia social, van a acompañarnos durante un tiempo. Las dos primeras ojalá se queden para siempre.

¿El mayor desafío?

Sobre todo, la fase siguiente. Cuando no se puedan mantener estas medidas tan restrictivas, es necesario que esa transición sea muy inteligente, muy basada en la ciencia. Y si hay una lección fundamental es que invertir en educación y en salud es siempre rentable.

¿Cómo ve las investigaciones de tratamientos y vacunas?

De vacunas hay un horizonte muy optimista, pero no antes de doce meses. Estoy segura de que encontraremos una vacuna: hay candidatos muy prometedores.

¿Y sobre los tratamientos?

La idea de las terapias que están en fase de investigación no es eliminar el virus, sino dirigirlas a ese 5% de afectados que van a presentar síntomas más severos, para atenuar esa severidad de una forma muy importante. Aquí tenemos un escenario esperanzador, menos que el de la vacuna, pero mucho más cercano. Si todo va bien, en tres semanas tendremos los primeros resultados y después se establecerá un tiempo para hacer un protocolo terapéutico, acelerando todos los pasos; son medicamentos que ya están en el mercado.