La auténtica Resistencia contra el coronavirus se encuentra en el norte de Tenerife. Y es que en Puerto de la Cruz ha nacido una iniciativa que lleva este nombre y que desde el inicio de la crisis sanitaria se ha valido de la tecnología 3D para ayudar a los que más lo necesitan. De este modo, diferentes comercios y particulares, situados sobre todo en este municipio norteño, han dado forma a más de 10.000 viseras de protección.

Pero los números no dejan de aumentar y, aunque este grupo solidario pensaba que estas semanas la situación se estabilizaría y las peticiones disminuirían, en los últimos días han recibido un gran pedido para dotar de estas protecciones a todos los bomberos de Tenerife. Por lo que la actividad continúa siendo frenética. Sus productos llegan a toda Canarias aunque La Palma es uno de los lugares de donde están recibiendo más peticiones.

Alejandro Amador cuenta con un tienda de informática en Puerto de la Cruz. Y fue allí donde se inició esta resistencia sin prácticamente proponérselo. "He alucinado con lo mucho que nos está ayudando la gente para sacar adelante este proyecto porque nos han dado material desde muchos sitios diferentes", afirma el empresario.

Tras la declaración del estado de alarma sanitaria y el inicio para muchos del teletrabajo, el joven recibió "una avalancha de clientes" que querían hacerse con diferentes herramientas para poder desarrollar sus tareas desde casa. Pero más allá de hacer su trabajo, a mitad de esa primera semana de confinamiento "busqué alguna forma de colaborar con la gente que lo necesitaba y me fijé en diferentes movimientos que habían surgido en otros países para fabricar viseras de protección", relata el portuense, quien se ha valido para ello de las impresoras 3D que tiene en su tienda.

Pronto se unió a él otro empresario de Puerto de la Cruz que también quería colaborar con la gente que más lo necesita en esta situación de crisis y que a lo largo de este tiempo ha elaborado y donado a comercios de Tenerife mamparas de metacrilato. "Entonces nos pusimos manos a la obra para tratar de mejorar la forma de fabricar todos estos productos pero comenzó a aumentar mucho la demanda y comenzamos a recibir la colaboración de otras empresas y de particulares para poder agilizar el proceso", cuenta Amador, quien explica que ya entonces eran capaces de fabricar hasta 130 viseras cada hora.

Fue con la entrada de Manuel Castañeda a la ecuación cuando esta resistencia ha llegado a ser lo que es hoy: una auténtica red de solidaridad. "Con el uso de las redes sociales nos llegó otra gran avalancha de pedidos y también logramos la colaboración del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz y de otra mucha gente que tiene impresoras 3D en sus casas", afirma Alejandro Amador.

De este modo, para la Resistencia son tan importantes los pedidos como la ayuda que reciben para poder continuar trabajando. Así, a lo largo de este tiempo han participado hasta 200 particulares y empresas de las Islas, y cada día trabajan de manera continua un grupo de 13 personas.

De este modo, este grupo jamás se ha planteado la posibilidad de cobrar por sus servicios y lo único que desean son donaciones. De hecho, estos días necesitan planchas de glasspack, que es el material semirrígido necesario para elaborar las viseras de protección. Y es que el colectivo recibe solicitudes de diversos sectores. Si en un principio comenzaron dando respuesta a sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en la actualidad responden las peticiones de todo aquel que se pone en contacto con ellos, aunque siempre establecen un orden de prioridad para dar respuesta a las peticiones más urgentes.