Un exceso de celo en el control de la actual pandemia puede ser perjudicial para otras esferas de la salud, particularmente la salud mental, y puede conllevar un aumento del riesgo suicida entre la población, bien por aumento de la ideación, de los intentos o de las propias muertes por suicidio. Así lo alertan la Fundación Española para la Prevención del Suicidio y la Sociedad Española de Suicidología, que recuerdan la importancia de cuidar y proteger la salud mental para prevenir un mal, el suicidio, que es hoy la primera causa externa de muerte en España: acaba con la vida de 3.600 personas al año (casi 10 cada día), el doble de las muertes por accidentes de tráfico.

Estas instituciones afirman que la reclusión prolongada en casa, máxime si es forzosa, puede fomentar los problemas de salud mental por aumento de cuadros de ansiedad, estrés, depresión o de conducta suicida, o por problemas interpersonales que puedan derivar en estos trastornos o llevar a conductas violentas (mayoritariamente hacia las mujeres y los menores). También pueden provocar estas conductas suicidas las consecuencias de la paralización de un país, de su actividad económica y laboral, en forma de quiebra económica futura de empresas y familias que pueden ser devastadoras a largo plazo para la población.