¿Estamos en shock por el cariz que ha tomado la crisis del coronavirus

Nos ha tocado el bombazo de golpe, esa es la verdad. Este virus se parece mucho en cuanto a la capacidad de propagación al de la gripe A, que se extendió rapidísimamente e infectó a muchísimas personas. La gripe A era realmente una gripe porcina a la que se cambió el nombre porque los productores mundiales de porcino no querían llamar a confusión. Esa vino de México, pero este, que también es un virus de origen animal, tiene la originalidad de que viene de China, que es la fábrica del mundo. Si este virus hubiera aparecido en el corazón de África habría tenido muy poca importancia, pero China es la gran factoría del mundo. Hay una fuerte relación entre China y Europa y por esa razón el golpe de la epidemia después de China ha sido en Europa.

Pero se ha convertido en un problema mundial.

No era un problema español o italiano, porque Francia estaba en una situación parecida y Alemania y Reino Unido también. Cuando el virus estaba en China, la gente lo venía como algo lejano y aquí en España hasta hace poco tiempo no se le había dado ninguna importancia, pero cuando apareció en Italia la cosa cambió de golpe. La gente dijo, cuidado, que este es un virus que se está acercando a mi casa. Ahí es donde se produce el punto de inflexión y la razón por la cual ha tenido un impacto mayor en España. Quizá no tuvimos la debida presteza para evitar algunas actividades proclives al contagio, desde el momento en que se sabe que es un virus que se contagia mucho y por vía respiratoria, si estás cerca y una persona tose o bien estornuda o tocas la superficie que ha tocado otra persona.

¿Por qué no la vimos venir?

Se minusvaloró un poco la situación al principio, porque ya cuando se extendió a Italia teníamos que haber tomado medidas drásticas, con lo cual hubiéramos minimizado la situación actual. En enero y hasta mediados de febrero había gente que venía de China y podía haber habido casos, pero el refuerzo italiano fue decisivo y el virus se expandió con una facilidad enorme por nuestro país. El problema es que este virus si lo cogen personas jóvenes o de edad mediana apenas les afecta y lo hace con síntomas leves. Tan leves que mucha gente ni siquiera se dio cuenta de que había pasado la infección. Pasó exactamente igual con la gripe A, mucha gente la pasó sin saberlo, pero tienen suficiente carga viral como para seguir infectando.

¿Nos confiamos?

Nos confiamos. Dijimos: no sigamos el ejemplo italiano, pero hemos seguido detrás. Eso fue un error de comunicación de las autoridades y los medios de comunicación, bajo la premisa de no alarmemos a la gente. Y es verdad, no conviene alarmar a la gente, porque reacciona de una manera un poco irracional. Pero de lo que no fue la gente consciente, y las autoridades tampoco, es que hay una fina línea entre no crear alarma y la minimización de los riesgos. Y minimizar los riesgos es lo peor que se puede hacer. La gente se confió, dijo: aquí no pasa nada, bueno puede fallecer alguna persona mayor, pero los demás estamos a salvo? lo cual no es verdad, porque también hemos visto gente joven afectada.

¿Llegará a tiempo la vacuna?

Se dijo: esto es como una gripe. Como una gripe, los síntomas, pero el resto no, es una enfermedad de un coronavirus nuevo, no un virus gripe, son diferentes. En las gripes hay vacunas, aquí no, hay antivirales, tratamientos específicos a la acción del virus, aquí no los tenemos. Fabricar una vacuna hoy no es difícil, pero nadie va a autorizar un producto que no sea seguro y no hay tiempo para ello. Confío más en que pueda haber rápidamente algún medicamento antiviral para tratar el coronavirus.

Ahí está la incidencia entre los mayores y la gravedad de la epidemia y de las medidas...

Los mayores tienen mayor sensibilidad y ofrecen más facilidades al agravamiento por dos razones: suelen tener patologías previas, crónicas, cardiovasculares, hipertensión, diabetes, problemas respiratorios, con lo cual se agrava el problema y su estado inmunitario está debilitado, por la edad. Por eso en las personas mayores crea estragos y de ahí las noticias por ejemplo de esas residencias de Madrid.

Pero las vidas de los mayores tienen el mismo valor que cualquier otra.

No me gustó cuando la gente decía, bueno, eso es una cuestión de los mayores, como diciendo, los mayores, si se mueren, es que se tenían que morir. Es una falta de sensibilidad y una insolidaridad con las personas que han hecho este país.

Las cifras no son reales porque no se hace la prueba a todo el mundo.

Eso ha sido para mí también un error. Probablemente se ha debido a que la sanidad no tenía suficientes medios. Cuando la gente ya está con síntomas -si tenías fiebre, tos- sospechaba que podía estar infectada por el coronavirus, pero al centro de salud le han dicho que no fuera, y a las urgencias del hospital tampoco, llamaba por teléfono pero las líneas están saturadas, estaba horas y horas y no le contestaba nadie, al final, ¿qué hacía esa persona? Se quedaba en su casa sin saber qué tenía. A lo mejor muchos de ellos no era el coronavirus -era una amigdalitis, o era la gripe-, pero es posible que lo fuera. Y eso ha ido engrosando esa franja de personas que estaban infectadas y que son también parte de los que han colaborado en la que la epidemia se extendiera de la manera que lo ha hecho. Cuando una persona se mete en su casa para no intentar infectar, ¿toma las debidas precauciones?

Está en aislamiento.

Pero una persona contaminada tiene que seguir hábitos extremos de aislamiento, en habitación aislada, ventilada, no puede compartir nada, hay que lavar todo, desinfectar todo, no pueden ni comunicarse directamente, ni compartir vajilla. Si él no sabe que está infectado, no sé si llevará a cabo esas medidas tan extremas. Ha sido un gran error no analizar a todas las personas que debían ser analizadas.

¿Hacia dónde vamos?

Mi fuerte es la experiencia y por crisis anteriores tengo ya la percepción de cómo suelen evolucionar estas epidemias. Los coronavirus los conocemos desde hace tiempo, como cuando estuvo el SARs. Esto de la transmisión es una proyección geométrica, no aritmética, y como no controlabas a estas personas que no sabía que tenían el virus, es complicado también hacerlo. Y el fallo de no hacer pruebas ha sido uno de los errores más manifiestos, no sé quién aconsejó esto: la teoría puede decir algo, pero es la práctica la que manda y a veces hay que cambiar la estrategia porque te arrolla. Le pasó un poco a esto. Lo he comparado con un iceberg: ves el hielo, que es la parte más pequeña, la que está sobre la superficie del agua, pero el grueso está debajo. Aquí ha pasado eso. Los casos que se veían era la punta del iceberg, pero había más casos debajo, que es lo que ha emergido de una forma brutal.