Muy probablemente hayáis oído hablar en los últimos meses de Betelgeuse, una estrella roja y relativamente cercana que ha aparecido en los titulares de todo el mundo debido a una considerable disminución de su brillo. El cambio de su brillo no es la principal razón por la que ha sido noticia, sino la magnitud del mismo que ha provocado la preocupación de muchos astrónomos. Aún así, me gustaría presentaros a Betelgeuse antes de entrar en el detalle de porqué es noticia.

¿Quién es Betelgeuse? Su nombre ha sido pronunciado de diferentes formas a lo largo de los años, aunque su origen viene del árabe cuyo significado es la "axila de Orión" o la "mano de Orión". Es una de las estrellas más brillantes que podemos encontrar en el cielo nocturno dentro de la constelación de Orión. Si queréis encontrar al cazador gigante de la mitología griega solo debéis mirar hoy mismo al oeste durante las primeras horas de la noche. Lo reconoceréis fácilmente ya que lo componen estrellas muy brillantes y es por ello que puede identificarse incluso desde dentro de una gran ciudad en las noches adecuadas. Quienes lo buscan empiezan por las tres estrellas en línea recta que forman su cinturón. Betelgeuse es la estrella roja que se sitúa arriba a la izquierda del cinturón (ver la imagen). Contradictoriamente, se la conoce también como Alpha Orionis, aun siendo la segunda estrella más brillante de Orión ("Alpha" es la designación que se le da a la estrella más brillante de una constelación).

La gran expectación que ha despertado viene de su reciente comportamiento anómalo. Betelgeuse presenta un brillo equivalente a unas cien mil veces, un radio de mil veces y una masa superior a diez veces la del Sol. Se la categoriza como una estrella de variabilidad semirregular debido a los cambios de brillo más o menos periódicos que se interrumpen con anomalías irregulares. El pasado febrero Betelgeuse tuvo un mínimo récord, con una disminución de brillo del 36% respecto al valor registrado en el mes de septiembre. Esta bajada provocó que se situara en la vigesimotercera posición de las estrellas más brillantes del cielo y abandonara el top 10. Por eso se pensó que Betelgeuse estaba ya en las fases finales de una estrella para estallar en forma de una supernova. En cambio, muchos astrónomos creen que a Betelgeuse no le ha llegado su hora y atribuyen este cambio en el brillo de la estrella al enfriamiento de su superficie debido a la actividad estelar. Otra causa más probable podría ser que el material expulsado por la misma estrella haya absorbido parte de la luz que recibimos de ella en nuestro planeta.

Es cierto que Betelgeuse, al igual que muchas estrellas con masa superior a diez veces la masa del Sol, seguramente explotará en algún momento como una supernova. Según los modelos de evolución estelar conocidos, podemos decir que Betelgeuse ha agotado ya el hidrógeno de su núcleo. El núcleo está ahora contrayéndose debido a la fuerza de gravedad y aumentando su temperatura por la presión que sufre. Este cambio desemboca en reacciones nucleares donde el helio se fusiona en carbono y oxígeno. La reacción genera una presión que expande la cobertura externa enfriándola. Un proceso que va a repetirse llegando a fusionar elementos más pesados como el neón, el magnesio y el silicio hasta llegar al hierro. En ese momento, lo más probable es que el núcleo colapse sobre sí y explote en forma de una supernova tipo II. No se puede asegurar cuándo sucederá esto, pero se estima que será de aquí a cien mil años.

¿Qué observaremos cuando explote? El producto de esta explosión será un objeto compacto, aún por determinar, y una masa gaseosa en rápida expansión. La supernova que producirá será la más brillante jamás vista por un ser humano, equiparable al brillo de la Luna, siendo visible por el día durante meses y por la noche durante años (un pequeño telescopio nos permitiría verla durante milenios). A pesar de su proximidad y la magnitud de la explosión, no debemos preocuparnos por los rayos gamma y rayos-X que emitirá ya que estos no tendrán la energía suficiente para atravesar la atmósfera terrestre.

Podemos decir, por tanto, que Betelgeuse es el precursor de un evento extraordinario para la astronomía. Podremos recoger mucha información respecto a estos sucesos y así poder entender mejor las supernovas, la evolución de las estrellas y el Universo. Para la humanidad será el evento celeste más espectacular que se haya observado. El último evento con condiciones similares sucedió hace cuatro siglos. Para Betelgeuse tendremos que esperar algo más de tiempo.

Constelación de Orión, donde se ve a Betelgeuse con su brillo normal (izquierda) y durante el mínimo registrado en febrero de este año (derecha). Crédito: Wikipedia.

* Nancy Elías de la Rosa es originaria de Güímar, Tenerife. Licenciada en Física por la Universidad de La Laguna, se doctoró en Astrofísica con una tesis cotutelada por la Universidad de La Laguna y la Universidad de Padua, Italia. Su carrera científica prosiguió con estancias en Alemania, Estados Unidos y Barcelona, siempre estudiando explosiones estelares de varios tipos. Ahora trabaja entre el INAF-Observatorio Astronómico de Padua (Italia) y el Instituto de Ciencias del Espacio en Barcelona.

Sección coordinada por Adriana de Lorenzo-Cáceres Rodríguez