Los vecinos de Felipe en el barrio de El Sobradillo, al Suroeste del municipio de Santa Cruz de Tenerife, le tienen guardada una sorpresa cuando llegan las siete de la tarde. Coincide con el homenaje diario a los sanitarios pero en esta ocasión también va por él. En forma de luces con linternas y pantallas del móvil o cartulinas de apoyo. Su madre, Eva, y su padre, también Felipe, se emocionan. Porque Felipe junior tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA) y son días complicados para estos chicos y sus familias cuando salen a la calle por obligación en medio de la cuarentena. El Día Mundial del Autismo conciencia y visibiliza al colectivo. Este año es especial por la circunstancia.

También lo entiende así Mabel que en su casa de la calle Robayna, en el centro de la capital tinerfeña, ha colocado globos azules para la cita. A la hora prevista sólo le queda ya uno pero lo completa con otros naranjas para lucir en el balcón junto a toda familia, incluido su niño autista, Óscar.

Es evidente que la cuarentena obliga celebra esta efemérides en casa. Así lo entiende también Apanate, el colectivo que trabaja por estas personas en la isla. Impulsa la campaña nacional bajo el lema Puedo aprender. Puedo trabajar. En torno a dos ejes para la mejora de la calidad de vida de las personas con TEA: el acceso a una educación y a un empleo de calidad que se adecúe a cada uno de ellos.

Apoyar la iniciativa es compartir en redes sociales una foto, un vídeo o un gif con una herramienta vinculada a la educación o el trabajo en la mano. El gesto de la campaña. Y enviarlo a Apanate. O la iniciativa Light It Up Blue parailuminar el balcón ayer. De la Guardia Civil al Ministerio de Sanidad o el Colegio de Psicólogos han pedido respeto y recordado la necesidad que tienen estos chicos de salir de casa por salud. Si ven que ellos a sus acompañantes portan el brazalete azul no insulten ni piten. Aplaudan.