El doctor Tomás Febles Palenzuela es director médico y cardiólogo de Hospitén Sur, situado en Playa de las Américas (Arona), además de responsable de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Aunque desarrolla su labor en la sanidad privada, durante estos días es consciente de que la colaboración y el compartir recursos con el sistema público de salud resultan claves, necesarios y obligatorios, en el marco de un problema sin precedentes.

Con la actual situación de alarma y cuarentena, ¿qué patologías motivan que los ciudadanos acudan a los hospitales de su grupo? ¿Qué porcentaje de esos servicios pueden esperar a que pase la coyuntura?

Estamos recomendando que acudan a urgencias o consultas aquellos que realmente lo necesiten, como hipertensos, diabéticos, personas intervenidas para revisiones o quienes no pueden perder una vacunación, así como a asmáticos o broncópatas; es decir, los ciudadanos que requieran una atención urgente o semiurgente. A los ciudadanos que se hallan estables o solicitaron una revisión, se les informa de que se les llamará en dos o tres semanas, para ver cómo evoluciona la situación. En el caso de las consultas externas, están a un 20 por ciento del total de los pacientes habituales. No obstante, en estos momentos estamos trabajando en la puesta en marcha de manera inmediata de un servicio de videoconsulta para que nuestros pacientes puedan ser atendidos por nuestros profesionales durante el estado de alarma sin necesidad de acudir a los centros.

¿Acuden también personas que sospechan que tienen los síntomas de la Covid-19? ¿O estos pacientes se derivan de forma directa a instalaciones de la sanidad pública?

Tenemos muchas puertas de entrada, tanto físicas como telefónicas. En estos casos seguimos las recomendaciones establecidas por la sanidad pública y por la sala operativa del 1-1-2. Disponemos de un sistema de confirmación por triaje, por lo que, si detectamos síntomas del Covid-19 en algún ciudadano o turista, se lleva al mismo a un lugar aislado y se protege, tanto al paciente como a nuestro personal. Si la persona es candidata a hacerse las pruebas del coronavirus, nos ponemos en contacto con la sala del 1-1-2 para que sea llevada al hospital de referencia que corresponda, en este caso el complejo Nuestra Señora de la Candelaria, que es el lugar que actualmente tenemos para ratificar que tiene o no el coronavirus.

¿En qué nivel ha descendido en los últimos días la atención en los centros privados, de forma concreta en Hospitén?

Mucho. El nivel de actividad en las consultas externas se ha reducido en un 80 por ciento, mientras que en las urgencias ese descenso se sitúa en un 70. Por ejemplo, en la medida en que ya la gente apenas sale de sus domicilios, casi no hay accidentes de tráfico. Al departamento de urgencias solo acuden personas que sufren infartos, ictus o aquellas que tienen enfermedades que no pueden esperar.

¿Con qué palabra o palabras definiría la sensación que perciben en quienes acuden a solicitar servicios?

Miedo e incertidumbre, porque nos enfrentamos a algo que no sabemos cómo va a evolucionar. Las personas piensan que pueden perder su trabajo, que pueden contagiar a un familiar, que no sabe si lo que le ocurre es un síntoma real. Eso genera miedo y ansiedad.

La patronal de la sanidad privada puso a disposición del Gobierno canario

Como grupo hospitalario hemos puesto a disposición de las autoridades sanitarias todos nuestros centros y recursos para apoyar en esta situación de crisis sanitaria, es decir, unas 654 camas de hospitalización y 47 de unidad de vigilancia intensiva (UVI), así como 1.526 profesionales sanitarios. Además, mantenemos contacto cada día con la dirección de Área del Servicio Canario de Salud y con Salud Pública para concretar el cuadrante diario de medios disponibles, como camas, material y personal. Y desde los hospitales públicos nos enviarían aquellos pacientes que no tienen el coronavirus, que residen en la zona donde se sitúa cada centro de nuestro grupo y que deben estar hospitalizados, aunque, hasta el momento, eso no se ha producido.

¿Cree que la red de centros privados o concertados está infrautilizada en una situación como esta?

Las autoridades sanitarias han centralizado la actuación en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria y en el Hospital Universitario de Canarias y nosotros ejercemos un servicio complementario en caso de que nos necesitaran. Sin embargo, hasta ahora no hemos sido necesarios.

A nivel de personal sanitario, ¿en qué porcentaje se han reducido los servicios presenciales y en qué especialidades?

Es importante destacar que todos los servicios esenciales para el funcionamiento diario están a pleno rendimiento: urgencias durante 24 horas, hospitalización, unidad de cuidados intensivos (UCI), quirófanos, laboratorio, radiodiagnóstico o la unidad de diálisis; aunque actualmente la actividad asistencial se ha visto reducida de manera drástica como consecuencia de la declaración del estado de alarma a causa de la pandemia por la neumonía de Wuhan.

¿Cómo se afronta el trabajo cada día entre médicos, enfermeros o auxiliares? ¿Calma, tensión, cautela?

Hay mucha incertidumbre y mucha preocupación. Cada jornada se traslada a los profesionales la información que manda el Servicio Canario de Salud (SCS) con los protocolos, que se actualizan de forma permanente. Y esto todos los días nos permite aprender un poco de la situación que estamos viviendo. Damos formación al personal sanitario y al no sanitario, como recepcionistas, por ejemplo, con el objetivo de que atiendan de forma adecuada a los pacientes y sus familiares. Y, como es lógico, se han suspendido las visitas que no sean totalmente justificadas.

¿Hasta ahora en los hospitales de su grupo empresarial se ha detectado algún caso positivo de coronavirus?

Sí. Hemos tenido algunos casos en varios de nuestros centros y se han trasladado a los hospitales de referencia utilizando el material de aislamiento y los protocolos establecidos.