La necesidad de ayudar de manera urgente a una de sus hijas, que trabaja en un centro de la cadena de distribución alimentaria Hiper Dino, se ha convertido durante los últimos días en una de las iniciativas solidarias que inundan las islas para ayudar a todo tipo de profesionales y empleados a superar la actual situación. Felina García Linares, su cuñada Pilar y las hijas de ambas, Ayatima y Deisy, han hecho ya centenares de mascarillas de tela que reparten de forma gratuita a quien de verdad las necesite.

Esta familia vive en un mismo edificio de varias plantas en el barrio aronero de El Fraile. Felina es natural de La Escalona (Vilaflor), pero las circunstancias de la vida la llevaron a establecerse en la costa cercana a la Punta de Rasca. Reconoce que todo empezó el día en que una de sus hijas y sus compañeras en el supermercado se quedaron sin mascarillas. Entonces, la joven se acordó de que su madre y su tía saben coser. Y, además, disponían de máquinas y textiles. Con algunas telas de patchwork que tenían en sus viviendas, ambas mujeres empezaron a fabricar protectores.

Todo comenzó el miércoles de la semana pasada. El primer encargo que afrontaron con una gran voluntad fue de 90 unidades para el personal del referido establecimiento de alimentación. Y, después de eso, no pararon de hacer encargos, según explican estas dos mujeres. El siguiente que les hizo un encargo fue un vecino que desarrolla su labor de voluntario en Cruz Roja Española en el municipio de Arona.

En esta ocasión, las mascarillas de tela fueron a parar a decenas de beneficiarios de la ONG. En total, esa partida ascendió a 60 ejemplares. Un hijo de Felina trabaja en una embarcación de Salvamento Marítimo con base en un puerto del Mediterráneo. A través de las redes sociales, este joven ha detectado las carencias que tenían miembros de diversos cuerpos de seguridad en el Sur de Tenerife.

De esa manera, esta familia de El Fraile también ha fabricado artesanalmente las mascarillas para agentes de la Policía Local de Adeje (alrededor de un centenar), de la Policía Local de Arona, así como para guardias civiles de la zona.

Además, otras vecinas que tenían en sus casas retales guardados y sin un uso definido también les han entregado ese material básico, por lo que muestran su agradecimiento.

Una parte de su trabajo artesanal fue a parar a quienes cedieron esa materia prima y el resto para diferentes colectivos, como otro grupo de trabajadores de la cadena de supermercados Dialprix.

Cuando se acabó la tela de patchwork, decidieron utilizar materia prima de algodón de color blanco. Y de esa manera se habituaron a colaborar de forma desinteresada y, cada vez más rápido, para atender las necesidades de diferentes colectivos y particulares, entre ellos a algún vecino que forma parte de los denominados "grupos de alto riesgo". Con el paso de los días, cada una de estas personas se especializó en una función concreta, para que el producto llegara a los demandantes de manera puntual. Con el paso de los días, también se les acabó el algodón y los elásticos.

Y, ante las actuales circunstancias de confinamiento, tampoco pueden acudir a comprar a los establecimientos de venta de textiles repartidos por varias localidades del Sur de la Isla a los que solían ir.

Por ese motivo, hacen un llamamiento por si alguna otra vecina quiere llevarles telas con las que seguir su labor altruista.

Como les ocurre a otros ciudadanos que se han implicado en esta cruzada solidaria, "cuanto más se hace, más ganas de trabajar". Y, cuando había que hacer una entrega a una hora determinada, no les ha importado retrasar alguna hora el momento para almorzar, por ejemplo. Las cuatro representan el rostro amable de la crisis.