Los dos Josés, usuarios, y Cristian Jesús, voluntario, se han conocido estos días en uno de los albergues de emergencia, el del Pabellón Padre Anchieta de La Laguna, habilitados por Cruz Roja con los ayuntamientos y el Gobierno regional en la geografía de Canarias. Se relacionan durante el confinamiento y se sienten mejor. Aliviados en sus respectivos papeles de ayudar y ser ayudado. Como Inocencio, vecino de Tacoronte, al que esta semana han felicitado en casa miembros de la organización por su cumpleaños. O doña Petra, que vive sola en un barrio de Santa Cruz, a la que cada día llevan alimentos y medicinas. Son las caras de una labor impagable en tiempos de Covid-19. La de Cruz Roja, que se vuelca para responder en Canarias al virus y atender a cerca de 43.000 personas vulnerables -1.350.000 en el Estado-.

Más de 600 voluntarios y voluntarias -unos 450 en la provincia occidental- de la institución participan en este dispositivo humanitario programado para los próximos dos meses en colaboración con las instituciones públicas y privadas. Un plan de respuesta, al que Cruz Roja en Canarias aporta un presupuesto estimado de 500.000 euros. A ello se suman las numerosas contribuciones de las administraciones públicas, empresas y particulares.

Como la de la compañía de renting Northgate, que pone a disposición de Cruz Roja cuatro vehículos en Canarias para la lucha contra el Covid-19. O las empresas de Auchan, que donan 122.000 euros a la institución para comprar alimentos básicos destinados a elaborar y distribuir 2.000 cestas para 500 personas vulnerables.

La logística ha permitido ya el reparto de 87.500 kilos de comida y kits de higiene a unas 12.000 personas, más de 20.000 servicios de acompañamiento y atención telefónica, 161 lugares donde dormir para personas sin hogar y la distribución de 2.800 tarjetas y vales de compra de alimentos de primera necesidad a 22.000 mayores que viven solos y otros colectivos en situación de vulnerabilidad. Pero detrás de los números siempre está la gente.

Como Cristian Jesús González, voluntario a sus 41 años, que atiende a personas en exclusión y pocos recursos en el albergue anexo al Pabellón Padre Anchieta. Asegura: "Les proporcionamos comida, aseo y atención a sus necesidades sanitarias". Considera que ambas partes llevan bien el confinamiento. "Ellos están acostumbrados a nosotros -apunta-; saben que el contagio puede llegar en cualquier sitio y necesitan nuestro apoyo". Valora que se lo agradecen "como nosotros damos las gracias a la institución que nos avala y ampara: Cruz Roja".

José, de 58 años, está en el Albergue de La Laguna "porque, como todos, no quiero exponerme al contagio en la calle". Tampoco dentro porque "incluso cuando vamos a comprar desinfectamos el dinero". Pasa el día "con las comidas y sobremesas, viendo televisión, dibujando o haciendo algo lúdico. Lo sobrellevamos".

El otro José es también usuario del albergue lagunero. Tiene 63 años y lleva 17 días en la instalación que gestiona Cruz Roja. Dice: "Estamos bien acogidos y resguardados del virus. Pasamos el día a día lo mejor que podemos evitando problemas entre nosotros y colaborando. La mayoría, si no todos, estamos satisfechos con la comida y con el trato recibido".

En concreto son 620 personas voluntarias las que materializan las respuestas previstas por Cruz Roja, a través de su amplia red territorial, con presencia en casi la totalidad de los municipios. Con este plan, Cruz Roja refuerza sus mecanismos de actuación en emergencias, salud e inclusión social, y, además, ofrece una respuesta integral en todas sus áreas de actuación: socorros, intervención social, empleo, salud, educación y medioambiente.

No es el Plan Respuesta al Covid-19 la única acción de Cruz Roja en estas jornadas tan especiales. Además, colabora con Asprocan para atender a 5.000 familias, unas 15.000 personas, en situación de vulnerabilidad en Canarias a las que distribuyen plátanos.

Los dos Josés, Cristian Jesús, Inocencio, Petra, Yurena, Dácil, Eva... Así hasta miles de canarios que viven la solidaridad con Cruz Roja como eje. Más que nunca en tiempos de coronavirus.