El Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) ha iniciado una campaña para dar a conocer a algunas empresas agrarias o cooperativas que distribuyen productos ecológicos ecocomedores escolares en el Archipiélago y que, con el cirre de estos centros por la crisis sanitaria generada por la expansión del coronavirus Covid-19, han dejado de comercializar una parte de su cosecha. El objetivo es que las familias con niños que comen en dichos colegios, profesores y otros trabajadores, así como otros ciudadanos, puedan seguir consumiendo esas frutas y hortalizas cultivadas de forma natural.

Apuesta desde el 2004

Los empresarios Dulce Acevedo y José Luis García-Estrada García forman parte de los productores que suministran materia prima sana para las comidas de los niños en diferentes centros de la Isla. Hace ya 28 años que decidieron emprender juntos su aventura como empresarios del sector primario y son propietarios de la finca La Calabacera, situada a un kilómetro de Playa San Juan, en el municipio de Guía de Isora, por la carretera que enlaza dicho núcleo costero con el casco urbano.

En sus primeros años como productores agrarios estaban centrados, como la inmensa mayoría de las fincas de esa zona del Suroeste de la Isla, a la cosecha de plátanos de manera convencional. Sin embargo, en el 2004 decidieron apostar por un cambio de filosofía: la no utilización de productos químicos para desarrollar los cultivos. Tal y como establecía la normativa de la época, en el 2006 obtuvieron la certificación para poder cultivar y comercializar artículos ecológicos.

Desde entonces han comprado las propiedades que vendían sus familiares y en estos momentos dedican 13 hectáreas a plantar diversos productos ecológicos. Ahora, además de plataneras hay verduras, frutales o viñedos, por ejemplo. Y, además, también tienen una granja de gallinas para producir huevos. Explica que desde su explotación distribuyen plátanos y papayas a casi todas las tiendas ecológicas de la Isla.

Dulce Acevedo explica que fueron de los primeros en sumarse a la experiencia de los ecocomedores escolares, hace ya casi ocho años. Y reparten sus productos a numerosos colegios que ofrecen comida sana a sus alumnos. En tiempos en que resulta aconsejable el confinamiento y salir a la calle por motivos justificados, La Calabacera tiene capacidad para distribuir cajas de productos ecológicos por todo Tenerife. Además, su copropietaria destaca que cada cliente puede especificar qué artículos quiere en esa caja, por lo que se sirve bajo demanda. Cada semana, los lunes o los martes, actualizan la lista de artículos disponibles y así las familias que les compran pueden determinar qué les hace falta en cada momento.

El cierre de los colegios, que se hizo efectivo el viernes 13 de marzo, y el Real Decreto del Gobierno del Estado al día siguiente, que limita los movimientos de los ciudadanos, también ha incidido en su actividad. Según Acevedo, "nos ha afectado", en la medida en que "tienes una producción" y ahora los pedidos se han visto alterados de forma parcial. La primera semana fue la peor, puesto que el plátano ya estaba cortado. La afección se produce, sobre todo, con la papaya, ya que en el caso de las piñas de plátano se puede aplicar un control y se madura en base a la demanda.

La experiencia emprendida por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, dependiente del Ejecutivo autónomo, le parece una buena idea para que en las viviendas conozcan este tipo de materia prima. Esta agricultora resalta que hay ayuntamientos, como el de Guía de Isora, que también apoyan esta iniciativa en estos momentos. En el caso de su empresa, cuenta con servicio de transporte propio para efectuar el reparto a comercios o viviendas particulares cada día y en diferentes zonas de Tenerife.

Una idea de Cáritas

En el proyecto de ecocomedores también participa la empresa Buscándome Las Habichuelas, que fue impulsada en el 2016 por Cáritas Diocesana de Tenerife para favorecer la inserción de personas en exclusión social y que son derivadas de los servicios sociales. Su finca principal se halla en La Guancha, pero también atiende la finca de las monjas asuncionistas en Tegueste y el terreno anexo a su sede, en el número 114 del Camino La Villa, en La Laguna.