Las farmacias son de los pocos comercios abiertos en estos días de cuarentena. Sus titulares y el personal no disimulan estos días cierta indignación, después de que el director Pero, como servicio público, tienen que seguir abiertos al público y adoptar por su cuenta las medidas de prevención e higiene necesarios.

Los clientes que acuden a adquirir algún medicamento o cualquier otro producto se han encontrado con algunos cambios. Uno consiste en la existencia de mamparas, gracias a las cuales solo se dispensan fármacos a través de una pequeña ventana a la altura del mostrador. Y una línea en el suelo advierte de la distancia que debe haber entre los ciudadanos y el personal. En algunos casos, la atención se ha ralentizado, en la medida en que, después de cada comprador, hay que limpiar aquellos elementos donde haya podido quedar el coronavirus. En otros, esas labores se realizan cada cierto tiempo, según los protocolos establecidos.

En una de las farmacias del casco de Adeje se ha colocado una mampara a pocos metros de la entrada. Así se facilita la adquisición de artículos, pero se impide que los clientes puedan recorrer todo el local y tocar mercancía que después no se va a llevar, con los riesgos que eso entraña. En este local, los trabajadores intentan que los vecinos paguen con tarjeta. No obstante, si abonan la compra con dinero en efectivo existe una máquina que recoge billetes o monedas y devuelve el cambio. En su caso no han tenido que pagar por la mampara. Según indican fuentes de este local, después de cada cliente se procede a la limpieza de elementos como el datáfono y el área de mostradores.

En la presente semana se percibe más tranquilidad entre los ciudadanos. Las mascarillas hace más de quince días que se agotaron. Las pocas unidades de gel hidroalcohólico o alcohol que llegan semanalmente se venden con rapidez. El personal ha detectado un aumento del consumo de productos de refuerzo de la vitamina C, al ser buena para las defensas. "Lo que queda es Redoxón, porque se hizo una previsión de compra en su momento ante lo que pudiera ocurrir", indica un empleado. Pero otras marcas están agotadas. En cuanto al paracetamol, ya no hay del producto de un gramo que se dispensa sin receta y tiene diez comprimidos.

La farmacia La Salle, en el centro de Santa Cruz de Tenerife, dispone en su nuevo local de nueve puestos de venta. Cada uno está equipado con una mampara desde antes de que se dictara el Real Decreto del Gobierno del Estado el pasado 14 de marzo. Su titular, Nieves Sicilia, explica que, además de los obligados guantes y mascarilla en cada empleado, se desinfecta con un antiviricida aquellos lugares que pueden tocar los clientes.

Una de las medidas adoptadas con carácter preventivo es la retirada del libre acceso a la máquina para tomar la tensión. En estos momentos, si una persona lo necesita con urgencia, se lo dice a un empleado y posteriormente se procede a limpiar de forma adecuada ese instrumento. En caso contrario, no resultaría difícil que alguna persona utilice el mismo y después lo haga otra sin que se hayan adoptado las debidas tareas de desinfección.

La máquina de los turnos también ha sido desconectada, por los continuos contactos de los compradores. Por ahora, la afluencia de clientes es constante en La Salle, aunque no llega a haber personas esperando en la calle. La mayor actividad se registra por las mañanas, mientras que "las tardes suelen ser más tranquilas".