El secretario general del Sindicato Profesional de Sanidad Penitenciaria (SPSP), Juan Carlos Bermúdez, asegura que en la jornada de ayer ya había constancia de que un preso de la cárcel de Salto del Negro (Las Palmas 1), en Gran Canaria, ya ha dado positivo al Covid-19Y un médico destinado en la prisión Tenerife II se encuentra aislado en su vivienda, después de que hiciera un viaje a Madrid y, al regresar, detectara que tenía tos y fiebre alta. Sobre este profesional sanitario, Bermúdez señala que, por ahora, no se han agravado los síntomas y no llegó a acudir a su puesto de trabajo tras sentirse dichos síntomas.

Según Bermúdez, "creo que nuestra labor como sanitarios debe ser la de concienciar al resto de trabajadores de las medidas a tomar y aprovechar cualquier medio para hacer llegar a todos los comportamientos que nos pueden ayudar y de los que no todos somos conscientes".

Peligro real

Lo resume con una frase: "No cambies tu conducta para no contagiarte; asume que estás contagiado y debes cambiar tu conducta para evitar infectar a los demás". En estos momentos en los que se reclaman con frecuencia las protecciones materiales, "conviene recordar que, en nuestro medio de trabajo, no son los internos quienes pueden contagiarnos, pues a día de hoy, afortunadamente, no hay casi ninguno contagiado; somos nosotros los que suponemos un peligro real para ellos y para nosotros mismos".

Estima que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, debería ser consciente de la necesidad del uso de mascarillas en los centros penitenciarios, dado que "las probabilidades de que muchos de nosotros estemos infectados son elevadas, en base a la situación de epidemia que existe y que la detección es muy inferior al número total de contagiados".

En opinión de Bermúdez, "todos deberíamos ser conscientes de que es nuestro comportamiento el que realmente nos puede proteger, tanto a nosotros los trabajadores como a los internos para evitar su contagio". Opina que "son gravísimas las consecuencias que un brote en un centro podría tener para toda la población, debido a la gran cantidad de recursos hospitalarios que podría consumir".

En esa línea, refiere que una prisión convencional es equivalente a una decena de residencias de ancianos. En esa línea, resalta que "de nada sirve la mascarilla si con nuestras manos contaminadas le entregamos un papel o cualquier otro objeto a un interno; si usamos un mismo cuchillo para partir el pan mientras comemos con los compañeros; si utilizamos un mismo teclado de ordenador o un mando de televisión".

Espacios comunes

Está convencido de que "de nada sirve evitar misas, actividades en el polideportivo o en los talleres si la misma sala de espera es usada por más de un centenar de reclusos al día, aunque no sea de forma simultánea".

En el caso de las consultas en el interior de la cárcel, considera oportuno que se les pregunté el motivo y si la misma se puede resolver por teléfono se reducen riesgos para ambas partes. Bermúdez también propone evitar el uso de la guagua, en la medida de lo posible; compartir coche o visitar a otros compañeros en el interior del centro penitenciario. Además, defiende la importancia de lavarse las manos antes y después de tocar objetos compartidos.

El secretario general del Sindicato Profesional de Sanidad Penitenciaria considera que ahora es preferible no entrar en reivindicaciones laborales, "cosa que es muy fácil en todas las ocasiones", ya que resulta mucho más útil al conjunto de la sociedad la labor divulgativa para evitar frenar los contagios y, de esa manera, intentar reducir el número de víctimas mortales.