Las muestras de solidaridad en la sociedad civil siguen creciendo para ayudar a proteger a los servicios sanitarios y las fuerzas de seguridad. Dos experiencias, con similares objetivos y diferentes procedimientos, han surgido en La Laguna y La Palma Francisco José Pérez decidió que la solidaridad se debe aplicar desde la acción. Es dueño de la empresa Arpro Tenerife, dedicada a la serigrafía y la impresión. Obligado a cesar temporalmente su actividad, tomó conciencia de que había servidores públicos que no andan sobrados de material de protección.

Junto a Guillermo, un compañero de trabajo, empezó a buscar ideas que poder llevar a cabo. Y descubrieron que, cuando casi todo el mundo pone la atención en las mascarillas que protegen la boca y la nariz; existía una lámina integral transparente para toda la cara, desde la frente hasta la barbilla. Y eran capaces de hacerlas. Francisco se puso en contacto con trabajadores de diferentes centros sanitarios y le confirmaron que cualquier aportación de este tipo sería bien recibida. La idea surgió el pasado jueves y al día siguiente se la planteó a la Consejería de Sanidad del Gobierno canario.

Desde entonces, no ha parado de fabricar, de manera artesanal, este artículo de plástico con el que evitar que las salpicaduras procedentes de la tos o los estornudos lleguen a contactar con el rostro de médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, policías y otros miembros de equipos de seguridad y emergencias. Su labor la realiza en un salón que un conocido, que es taxista, le ha ofrecido en el barrio lagunero de Finca España.

Más de medio millar

El fin de semana durmió poco, pero se muestra razonablemente satisfecho de que ese esfuerzo sirva para salvar vidas e intentar evitar situaciones de riesgo. Estima que ha podido hacer unas 540 máscaras de protección facial, que se han entregado a profesionales del Hospital Universitario de Canarias (HUC), del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, así como del centro sanitario de La Salud y del Hospital Doctor Guigou, entre otros. Señala que estos elementos ya han llegado a personal de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI), anestesistas, trabajadores de Urgencias o de la unidad de Radiología, por ejemplo.

Francisco y Guillermo esperaban llegar a fabricar ayer unas 300 piezas. Más difícil que hacerlas es quitar el plástico que recubre por las dos caras la lámina original. En sus dedos ya hay señales de que no se trata de una acción sencilla. Y en ese apartado cuenta con la ayuda de ocho colaboradores: vecinos de Finca España, que lo conocen y quieren sumarse a la experiencia. Estas personas estaban dispuestas a quitar plásticos en el citado salón. Pero Francisco decidió aplicar a rajatabla las medidas preventivas para evitar contagios. Y prefirió que los ayudantes se lleven el material, lo limpien en sus respectivas viviendas y, después, le entreguen el que esté disponible y vuelvan a recoger más. Una cadena solidaria con distancia de seguridad. En la puerta del salón ha colocado unos andamios para que todos sepan que las concentraciones no son aconsejables.

Explica que ha usado dinero propio para adquirir elementos con los que hacer estas protecciones. Pero no cobra un céntimo por hacer estos artículos, ni los cede ni los vende a particulares, a quienes recuerda que deben permanecer en sus casas. Solo los hace para los profesionales que de verdad los necesitan. Tampoco cuenta con productos almacenados; las cajas de objetos terminados son llevadas de forma casi inmediata a sus destinatarios.

Ha abierto una cuenta en Caixabank para aquellas personas que consideren válido su proyecto y crean que pueden sumarse con la cantidad que cada uno pueda. Estos ciudadanos pueden hacer ingresos en: ES 3421 00 6922 3002 0016 9922. El cristal plástico de su mascarilla integral está hecho con un material que se denomina "pet". Esta materia prima la recibe en grandes planchas enteras, que son cortadas con láser. Después, cada unidad pasa a una máquina de calor y después a un molde, para darle la forma curva. A continuación se le crean las partes en las que van los elásticos para sujetar la máscara transparente. Y, al final, se le retiran los plásticos por la cara interior y exterior.

Página en Telegram

Un grupo de más de 130 personas trabajan ya coordinadas, a través de una página de Telegram -CV19_FAB_LAPALMA-, con el reto construir y elaborar no sólo mascarillas tradicionales con tela, sino también, a través de impresoras 3D, viseras y máscaras que protegen toda la cara.

La solidaridad sigue siendo una de las señas de identidad en estos días. Mientras la lucha contra el coronavirus y evitar su propagación sigue siendo necesaria y primordial, se siguen conociendo las denuncias por la escasez de materiales de protección para los servicios sanitarios y fuerzas de seguridad. Para evitarlo, un grupo de palmeros y palmeras han puesto la tecnología al servicio de la salud.

48 impresoras en la Isla Bonita

El coordinador de este grupo en la Isla, Samuel Pérez, señala a EL DÍA que "todo ha ido muy rápido", y en pocos días "ya tenemos 48 impresoras fabricando estas viseras", incluidas dos del Cabildo insular y otra propiedad del Gran Telescopio Canarias. Y esperan sumar en próximos días las que poseen los centros educativos palmeros. En estas pocas jornadas ya han conseguido disponer de 100 de estas máscaras.

Ahora, es necesaria la colaboración de empresas y otros particulares para conseguir los materiales necesarios para seguir fabricando estas máscaras. El primero de estos materiales en el PLA, un polímero biodegradable que se utiliza para hacer envases y es el elemento que utilizan estas impresoras para construir las viseras. También son necesarias láminas de PVC de 240 micras en formato A4, que constituye la pantalla que protege la cara de quien las porte.

Hasta el momento se ha entregado diez a las fuerzas de seguridad y otras 50 a los servicios de emergencia para la protección de las microsalpicaduras en el rostro de los efectivos que siguen luchando contra esta pandemia.