La gestión del tiempo en casa puede ser más compleja para los niños acostumbrados a pasar su tiempo en la guardería con sus amigos. El director del Centro de Educación Infantil Pizquito, Gustavo Hernández Medina, ha elaborado una serie de pautas para hacer más llevadero el confinamiento a los más pequeños destacando, además, el lado positivo de la experiencia. Los niños "no tienen aún la capacidad de expresar los deseos y sensaciones que tiene un adulto, sin embargo sí que tienen la necesidad de jugar, investigar, interactuar, etc. que es parte de su naturaleza", aclara el profesional. "Para evitar que se puedan llegar a sentir más irritados e irascibles de lo usual e impedir que la respuesta adulta no sea la más apropiada debido al estrés, cansancio, perdida de paciencia", a continuación detallamos once cuestiones esenciales. Por añadir un toque humorístico, actualmente circula un meme por las redes que dice: "Espera que lleven 10 días en casa encerrados con los niños, que van a salir a aplaudir a los maestros cada tres horas".

Actitud. Es importante que la infancia viva la situación con una responsabilidad inherente a su edad y con cierto positivismo, y que los adultos aprovechen este parón forzoso para disfrutar de ellos lo que no pueden en el ajetreo diario. Ver cada día como una oportunidad de aprendizaje de vida, aunque a ratos la paciencia decaiga, que es humano también.

Rutinas. Es muy importante mantener un horario con unas rutinas que sirvan a los niños de referencia, aunque si es posible que sean creadas con su participación a través de dibujos o pictogramas que ellos entiendan, aparte de que propongan actividades o intereses. Hay que dejar momentos para juego libre, que es donde van a canalizar muchas cosas que sienten. Y también dejar un tiempo para aburrirse, esto estimulará su imaginación.

Horario. Es necesario planificar un horario que haga que los niños mantengan sus rutinas y le sirva de referencia. Es decir, establecer un horario adecuado a cada edad que pasa por la hora de levantarnos, desayunar, vestirnos, hacer tal o cual actividad, comer, siesta, otra actividad, juego libre, merienda, etc., así hasta la hora del baño, cuento y acostarnos. Todo esto mejora mucho el ambiente pues ellos se van a autorregular mejor, van a mostrarse más colaborativos y mejor valorados.

Actividades. Es importante que los impliquemos en las actividades del hogar adecuadas a su edad, como llevar la ropa sucia al cesto, o dejándoles participar en la elaboración de la comida, y ellos se sentirán muy responsables y valorados.

Emociones. Es una situación perfecta para trabajar con ellos las emociones. Los niños también se aburren, tienen incertidumbres o momentos de alegría y euforia. Hay que validar todas esas emociones y ellos aprenderán a expresarlas, canalizarlas y gestionarlas.

Descubrir. Permanecer en el domicilio nos permite disfrutar de muchas experiencias que el día a día no podemos por la rapidez con la que vivimos. La infancia necesita tiempo, afecto, empatía, compartir emociones, comprensión. Vamos a descubrir otra dimensión de los niños. Es muy interesante observarlos en su momento de juego libre, no ponerlos a jugar para uno hacer otra cosa. Hay que observarlos sin que se sienta observado y descubrirán muchas cosas sobre cada uno.

Llamadas. Una reacción negativa de los niños puede venir porque no pueden ver a sus amigos, ya que somos seres sociales y los necesitamos, o no poder ir a jugar al parque. Para ello, enfoquémonos en soluciones y hagamos una videollamada a su amigo, a sus primos, a los abuelos que tan importantes son para ellos. Y respecto al parque, apartemos los muebles del salón y dejemos que ellos monten allí su parque. Seguramente la casa pueda parecer "más fea", pero a ellos les va a parecer genial.

Herramientas. Los adultos podemos iniciar a los niños en unas herramientas que ellos aún no han desarrollado. Por ejemplo, induciéndolos a la calma cuando lo necesiten, pero para ello el adulto también debe estar en calma: validando sus emociones y ofreciéndole métodos para que las puedan gestionar. El adulto tiene un plus de preocupación por mayor conocimiento de la situación, preocupación por las consecuencias personales, de salud, y económica que los niños no tienen. Pero intentemos no transmitirlas y vivir esto como una oportunidad de enseñarles a través de nuestra actitud un modelo correcto. En esta situación nuestro ejemplo, el compromiso con la sociedad, les puede aportar muchísimo para el desarrollo de su personalidad y, ya en ello, transmitir valores.

Ánimo. Con nuestra actitud podemos transmitirles tranquilidad y ánimo, ya que ellos también tienen sus preocupaciones, miedos e incertidumbres. Cuando nos pregunten sobre cualquier tema, hay que darles respuestas adecuadas a su edad, transmitamos toda la calma y seguridad que seamos capaces.

Reflexión. Hay que dejar tiempo para su asimilación y reflexión, porque ellos a su nivel lo hacen. Hay que destacar y reflexionar con ellos los aprendizajes que se obtienen cada día en estas circunstancias.

Refuerzo. Y, por último, hay que explicar a los niños que la situación actual acabará algún día y volveremos todos vivir nuevamente en una situación normal. Sin embargo, todo esto tendrá además su lado positivo, porque saldremos más reforzados de toda una nueva experiencia, pues vamos a valorar todo mucho más.