La cuarentena pone en jaque la salud mental de los canarios, y pasarla con humor y planificando bien los días para no olvidar la rutina es fundamental para evitar consecuencias a largo plazo. El aburrimiento y la falta de libertad pueden tener altos costes psicológicos, entre ellos el estrés postraumático, una patología que los expertos alertan que puede ocurrir hasta años más tarde de sentir ese temor y ansiedad por la situación sobrevenida. Pero, si en estos días soltamos una carcajada, permanecemos ocupados en nuestras tareas y tratamos de normalizar la situación imponiéndonos rutinas que nos permitan hacer actividades que rompan con el sofá y el uso continuo de plataformas digitales como Netflix, podremos contribuir a mejorar también la salud de nuestro cerebro.

"Mientras esta situación continúe, hay que mantener la calma y no olvidar tomarse las cosas con humor, evitar estar hablando del tema continuamente y no tomar más precauciones que las estrictamente necesarias". Es una de las muchas recomendaciones que realiza el psicólogo Ismael Pérez, miembro de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, que señala que estos días es "normal sentirnos preocupados", pero si "perdemos el control será un malestar mayor que el propio coronavirus".

La incertidumbre económica, laboral y sanitaria puede llegar a generar problemas graves en la salud mental de la población. Se trata de una patología mental generada por un "exceso de futuro" que ocurre cuando no tenemos muy claro qué va a pasar a continuación. Por eso, los expertos también recomiendan reconocer y compartir las emociones y ser realistas. "No hay que alarmarse, tampoco situarse en el peor de los escenarios de forma anticipada", explica Pérez. En la crisis del Covid-19 se incluyen además muchos otros factores. Por ejemplo, la incertidumbre de no saber cuándo va a terminar exactamente el confinamiento, el temor a la propia pandemia, la soledad o la frustración por no entender las razones que han llevado al Estado a tomar una decisión tan estricta.

"Son situaciones que pueden provocar estrés, y, cuanto más dure la cuarentena, más posibilidades hay de que se genere", explica el profesor de psicología de la Universidad Europea de Madrid, Emilio Verche. A esta situación se puede unir el miedo por falta de información o por todo lo contrario: demasiada. En esta pandemia se suma el problema de que la ciencia aún está investigando muchos aspectos del virus, y hay muchos datos que resultan contradictorios entre sí. "Si mantenemos el suministro y la información, la gente sobrellevará la cuarentena de mejor manera y dará pie a que al menos salgamos como entramos", explica Verche.

Ambos recuerdan que es vital informarse bien, acudiendo únicamente a los canales de información oficial o a fuentes fiables, tener cuidado con las redes sociales y evitar la sobreinformación, pues, "cuanto más nos ocupamos en hablar de ello, más temores y mayor ansiedad", insiste Pérez. Además, hacen hincapié en que, en la medida de lo posible, se evite propagar bulos.

Las personas con más riesgo de sufrir estos eventos son aquellas que ya tenían alguna patología mental previa y los trabajadores que están más expuestos al virus, especialmente los sanitarios. Los trabajadores de la Sanidad o las fuerzas de seguridad están expuestos a los casos positivos todos los días, y eso, unido al cansancio, puede provocar tanto el síndrome del quemado ( burn out) como un episodio de estrés postraumático a posteriori. Sin embargo, en esta situación de incertidumbre "todos somos propensos" a sufrir este desbarajuste emocional, como incide Pérez.

Hay concretamente tres tipos de grupos de personas que pueden sufrir algún daño psicológico durante la cuarentena y a las que hay que diferenciar. Por un lado, las personas que no están afectados, pero que sufren el confinamiento. "Es normal sentir miedo, es una respuesta adaptativa para sobrevivir", explica Pérez, que insiste en que, "cuando los niveles son excesivos, es negativo porque nos bloquea". En este grupo presta especial atención a personas que viven solas o las que tienen una enfermedad mental, porque son "las grandes olvidadas". Y pone el ejemplo de las personas con trastorno del espectro autista (TEA). "Ellos funcionan con pautas y son de muy difícil manejo cuando cambias los hábitos de manera drástica", insiste. En el segundo grupo se encuentra la población de riesgo o las personas que están confinadas sin saber si son positivos en Covid-19. En estos casos, "no hay ni que trivializar el riesgo ni magnificarlo", insiste Pérez, que afirma que un buen método para tratar de disipar el miedo y el enfado es ocupar el tiempo en actividades de ocio de otro tipo.

El último grupo es el de las personas que padecen la enfermedad. "En este caso, es fundamental no alarmarse, ser realista y tener en cuenta que la mayoría de personas se cura", afirma Pérez. En este sentido resalta que, "en contra del miedo, podemos apoyarnos en una experiencia social de gente que haya salido adelante".

A tenor de las necesidades de la población, el Colegio Oficial de Psicólogos de Tenerife ha puesto a disposición del público un teléfono de asistencia gratuito para atender a todas las personas que lo requieran durante estos días. Podrán pedir cita a través de WhatsApp en el 660685757 para que uno de los psicólogos se ponga en contacto con ellos. También se puede contactar a través de copsctenerife@cop.es. Hasta ahora, unos 150 psicólogos voluntarios han atendido a unas 110 personas con preocupaciones diversas.