Unos 13 reclusos del centro penitenciario Tenerife II están en aislamiento al presentar "sintomatología compatible" con el coronavirus A ninguno se le ha hecho la prueba para determinar si tienen o no dicha enfermedad, pero el personal sanitario de la cárcel actúa de forma preventiva. Están sometidos a un control por las mañanas y las tardes para saber si se produce algún cambio relevante en su estado, lo que obligaría a su traslado al Hospital de La Candelaria. Por ahora, sus síntomas no son graves.

El enfermero Manuel de Prado manifiesta que el principal objetivo "es que el coronavirus no entre en la prisión". Los responsables del recinto recomiendan a los internos que reduzcan sus movimientos y su presencia en el patio. Es decir, que intenten estar en sus celdas el mayor tiempo posible. Las bajas temperaturas en ese enclave de El Rosario durante los últimos días y la conciencia de la magnitud del problema ayudan a que esa sugerencia haya tenido aceptación. Por ejemplo, se les permite quedarse entre las nueve de la mañana y las dos de la tarde en la celda, así como que, tras el almuerzo, pasen algún tiempo en el exterior.

De Prado reconoce que, "si el coronavirus entra en un módulo es fácil que se extienda". De forma aproximada, la mitad de la población de Tenerife II está en celdas para dos personas y la otra, en espacios individuales. Se han establecido unas directrices por los ministerios de Sanidad e Interior, que se aplican por parte de Instituciones Penitenciarias. Esa guía general hay que adaptarla a la realidad arquitectónica, organizativa, capacidad y características de cada cárcel.

Espacio de aislamiento

A raíz de la situación de alerta, el módulo 1, con medio centenar de celdas y donde iban los reclusos más violentos, se vació. Y sus internos se han repartido entre otros recintos. El 50 por ciento de su espacio se ha destinado a quienes tienen síntomas compatibles con el coronavirus Covid-19 y el resto, a quienes ingresan en la prisión, así como a los que estaban de permiso cuando el Gobierno decretó la medida de cuarentena. Y allí, si no se les detectan síntomas, deben permanecer hasta que pasen 15 días por seguridad. Esta medida se podrá mantener siempre que en las dos semanas no se supere su capacidad.

El personal sanitario que accede al módulo 1 lo hace con el Equipo de Protección Individual (EPI), mascarillas de seguridad, guantes y gafas sanitarias. El médico toma la temperatura a cada recluso y le pregunta por su evolución durante las últimas horas. Si reconocen que sufren disnea (problemas para respirar), se le mantienen las fiebres altas y dolor de cabeza, se llamará al 1-1-2 para que el preso sea enviado a La Candelaria.

Límite de accesos

En la medida de lo posible, se restringe el acceso a la cárcel del personal que no resulta necesario de forma estricta ahora, como voluntarios de Cruz Roja Española y otras ONG, los maestros, el capellán o el equipo de tratamiento, entre otros profesionales. También se otorga una amplia flexibilidad horaria y algunos optan por llevarse tarea a sus casas. No obstante, el teletrabajo no es posible en Tenerife II. Por ahora, el personal de Instituciones Penitenciarias y los sanitarios disponen de gel, guantes y mascarillas. Sin embargo, hasta ayer no había un gran volumen de artículos para taparse la boca, por lo que quienes los poseen deben reutilizarlos. Los trabajadores esperan que en los próximos días lleguen más cajas de estos productos. Según Manuel de Prado, "los internos lo llevan moderadamente bien; están preocupados y no pueden recibir visitas". De hecho, "alguno se altera", aclara. Fuentes de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip-UGT) explican que "se han flexibilizado los horarios de los trabajadores, mediante grupos por áreas de actividad, para intentar coincidir lo menos posible y reducir al mínimo los contactos".

En la medida en que las comunicaciones y visitas de las familias a los presos se han suspendido, se ha ampliado el número de llamadas que estos pueden realizar al exterior, al pasar de diez a quince a la semana, según Acaip-UGT. Para esta organización sindical, haría falta dotar a los funcionarios de prisiones que tratan con reclusos aislados de "batas y gafas antisalpicaduras", pues ya disponen de guantes y mascarillas.

En cuanto al periodo de 15 días de cuarentena para aquellas personas de nuevo ingreso o que retornan de un permiso, Acaip-UGT estima que se trata de una medida necesaria "para que no contagien al resto de internos, ya que es un colectivo muy vulnerable y el contacto entre presos es inevitable que se produzca con los medios de los que se dispone en módulos de régimen ordinario, a pesar de las indicaciones que se les da y la labor que realizan los funcionarios".

Control por teléfono

Los funcionarios que han entrado en contacto con alguien de su entorno que sufre síntomas de posible contagio permanecen en sus casas "para no llevar la enfermedad dentro". En cuanto al centro de inserción social Mercedes Pinto, según Acaip-UGT, se ha promovido la salida de reclusos, "mediante la aplicación del artículo 86 del Reglamento Penitenciario y se lleva con ellos un control a través del teléfono o de algún sistema telemático".