La crisis del coronavirus Se trata de los quiosqueros, estanqueros y similares, que ahora se suman a ese conjunto de "héroes" que durante los últimos días prestan una importante labor a los ciudadanos. Con la apertura de sus negocios se han convertido en un servicio público más, en una herramienta necesaria para que los vecinos de toda la Isla, de Canarias y de España, en general, estén convenientemente informados.

Como algunos afirman, están "en primera línea de batalla", exponiéndose a la posibilidad de contraer un virus que ha obligado a decretar el estado de alarma en todo el país. Su responsabilidad y el profundo respeto que profesan hacia sus clientes les hace, sin embargo, acudir puntuales a su cita diaria. Y ahí, en la vanguardia, siempre está EL DÍA. En el área metropolitana, por ejemplo, personas como Ana, Cintia, África, Juan Carlos, Daniel, Grace, Juan o Rosa Amelia forman parte de ese colectivo de trabajadores, autónomos la mayoría, que están a disposición de aquellas personas que tienen limitada su libertad de movimientos.

"Somos los grandes olvidados"

Ana María Ledesma, que se encuentra al frente del Quiosco La Salle, resalta que los quiosqueros son "los grandes olvidados de la crisis, porque diariamente nos la estamos jugando, al igual que otros muchos compañeros. En mi caso soy asmática y tengo EPOC, estoy muy expuesta y esta es mi única entrada económica. No se acuerdan mucho de nosotros y hacemos las veces de ser un servicio público. Con EL DÍA se está muy bien informado y se está vendiendo más".

Cintia Martínez, de One Way, en la calle Áurea Díaz Flores, destaca "el servicio público que ofrecemos con la venta y para informar es importante. No me da miedo la situación que hay porque la verdad es que en la tienda estamos protegidos manteniendo las distancias".

África Rodríguez, del Estanco Laura, señala que "los quiosqueros nos merecemos un reconocimiento porque al igual que otras personas, estamos trabajando y arriesgándonos. Pero queremos mantener a nuestros clientes y nuestro servicios. Las ventas de EL DÍA se mantienen".

Para Juan Carlos Vilar, del Quiosco Nuñes, en plaza Primero de Mayo, "gracias a nosotros, sobre todo la gente mayor y aquellos a los que se les hacen difíciles las nuevas tecnologías están informados. Seguimos al pie del cañón mientras podamos y nos dejen. Estamos en primera línea y no hay con qué defendernos, porque no hay material ni mascarillas en las farmacias". Para José García, del Minimarket San Sebastián, "nuestra misión es acercar día a día la información de la prensa y revistas y la actividad que desarrollamos, más que servicio público, te ofrece respuestas. Somos los más expuestos. Las ventas de EL DÍA siguen más o menos igual".

Daniel Baute, propietario del Quiosco Carrasco, en el Puente Serrador, recuerda que "estamos al frente de la venta de periódicos para todas las personas, sobre todo, a aquellas que no tienen acceso a la información de otra forma. Parece increíble, pero hay muchas personas que no tienen internet en casa".

Poco cambia en La Laguna. José Martín, uno de los responsables de la Multitienda Las Canteras, constata un aumento de ventas del periódico en papel, con EL DÍA como principal referencia. A las 12:00 horas solo quedaba un ejemplar en la tienda. "De las desgracias siempre salen cosas buenas", indica Martín, en alusión al incremento de la lectura en estas situaciones. Eso sí, reconoce que la gente está aburrida y, sobre todo, preocupada por su futuro económico.

En plena avenida de La Trinidad, sin embargo, la situación depende de quién sea el consultado. William Rafael, empleado del Mr Snack, asegura que la prensa se ha seguido vendiendo, aunque la lluvia de los últimos días "ha frenado un poco". Beatriz Álvarez, del Estanco Fortes, por el contrario, indica que las ventas son muy pocas. "La gente solo va al supermercado. Los controles de la Policía no ayudan a que la gente esté en la calle", añade.

Abierto hasta las 14:00 horas

Por su parte, Grace Prado, titular del Estanco Candy, junto a la plaza de la Milagrosa, manifiesta que "los primeros días -de esta crisis- se vendió muchísimo, pero ahora ha bajado un poco". Ayer, a las 13:10, había vendido cinco ejemplares de EL DÍA. Según cuenta, solo están abriendo hasta las 14:00 horas "porque por la tarde no se mueve nada". En esta línea, reconoce que se ha incrementado la venta de revistas y pasatiempos. "Y las chuches que no falten", abunda. Para facilitar las ventas a los clientes y también como medida de seguridad, Grace y su madre, Fanny Meneses, han decidido permitir el pago con tarjeta para cualquier cantidad. Antes estaba limitado.

En La Laguna

En otro de los puntos neurálgicos de La Laguna, la plaza de la Concepción, Juan Noa, responsable desde hace trece años del Quiosco Torres, indica que "más o menos" se han mantenido las ventas de periódicos. Eso sí, reconoce que existió algún problema con la distribución durante el fin de semana. El martes, por ejemplo, vendió 25 ejemplares de EL DÍA y el miércoles, dos más. Noa subraya que se ha incrementado la venta de material "para niños y abuelas", y avanza que, a pesar de las dificultades, mantendrá a su empleado.

También Mónica Marrero, responsable del Quiosco Libertad, en la lagunera calle San Antonio, constata que las ventas de la prensa local se han mantenido entre los clientes habituales. A las 14:00 horas, solo le quedaban dos ejemplares de EL DÍA. Eso sí, se vende "lo mínimo", concreta. Más pesimista se muestra Rosa Amelia López, propietaria del Quiosco López, en Tegueste. Ni siquiera el cierre de la librería cercana ha generado más ventas. "Solo alguna revista más", dice su hija. "En cuanto vendemos el pan, cerramos", afirma Rosa. "¿Para qué vamos a abrir por la tarde si no hay gente?", se pregunta. Están cerrando a las 14:00 horas.

Por su parte, los responsables del Quiosco Barreto, en la avenida Colón, del Puerto de la Cruz, avanzan que tienen pensado echar el cierre cuando los hoteles de la zona se vacíen. "Sin turistas venderíamos muy poco; ahora aguantamos a duras penas. Viene poca gente, pero los que vienen a buscar prensa nos preguntan por EL DÍA", explica la propietaria.

La doble responsabilidad de Yayi

Entre los casos de quiosqueros que no han podido sumarse a la labor de sus compañeros está el tradicional Quiosco Castillo, ubicado en el corazón de la plaza de La Concepción, en La Laguna. Con lágrimas en los ojos, Yayi Pérez, su propietaria desde hace 37 años, cuenta que, por responsabilidad, ha decidido echar el cierre hasta que pase esta crisis sanitaria. ¿La razón? Necesita cuidar sin riesgos a su madre, cuestión que no podría afrontar si siguiera al frente del establecimiento. Ayer intentaba vaciar el quiosco, "que estaba a tope". "Lo siento muchísimo, pero la situación es esta", comenta Yayi, que no paró de recibir el ánimo de sus clientes mientras estuvo en el local. Con sus dos empleados hará un ERTE.