La batalla contra los efectos en el ámbito económico y social por el parón del sistema productivo español como consecuencia de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus volvió a centrar ayer el mensaje del presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, en relación con las medidas que se han tomado ya, o se pretende adoptar en el corto y medio plazo. Tras la aprobación, el día anterior, del decreto de medidas extraordinarias con una movilización de 200.000 millones de ayuda a familias, trabajadores, autónomos y empresas, el jefe del Ejecutivo insistió ayer en la necesidad de hacer frente a ese horizonte para "que nadie se quede atrás" y anunció la presentación de unos "Presupuestos de reconstrucción social y económica" para cuando el país supere la pandemia.

En una comparecencia extraordinaria e inédita en el Congreso, con apenas 30 diputados y cinco ministros presentes como consecuencia de las medidas de confinamiento en vigor, para explicar el alcance de la crisis del Covid-19, así como el decreto de estado de alarma y demás medidas adoptadas, Sánchez dijo que la parálisis productiva reducirá en dos o tres meses la capacidad de creación de riqueza y que el PIB "descenderá", lo que obligará a recalcar la "necesidad de lo público". Por eso, insistió en que "nadie deberá ser abandonado a su suerte" y en que "vamos a demostrar que somos una comunidad y que el pacto social que compartimos consiste en cuidar unos de otros a través de lo que nos une, que es lo público".

A partir de este argumento, hizo el anuncio de esos presupuestos de "reconstrucción social y económica", que también llamó "extrasociales" y para los que pidió el apoyo de todos los grupos políticos. Explicó que "debemos ir hacia la protección y la seguridad de nuestro estado del bienestar, hacia el fortalecimiento de nuestros servicios públicos y de nuestro Sistema Nacional de Salud, hacia la defensa de nuestra economía y la protección de nuestras familias y de nuestras empresas", y que serán por tanto una cuentas públicas destinadas "a brindar seguridad y protección". Sánchez hizo un llamamiento a la unidad de las formaciones políticas en el mismo sentido que lo expresaron también la mayoría del resto de portavoces. El pleno de ayer medía el nivel de apoyo que tendría el Gobierno en la gestión de la crisis sanitaria y de las medidas adoptadas, y en especial el de los socios que facilitaron la investidura. La oposición respaldó las medidas más importantes y evitó críticas de fondo, salvo los casos citados, salvo Vox y ERC, que sí las hicieron desde posiciones opuestas pero coincidiendo en culpar al Gobierno de negligencia con resultado de muertes.

El líder del PP, Pablo Casado, en un cambio radical respecto a los primeros días, se limitó a deslizar algunos reproches a Sánchez por la "ausencia de autocrítica". No asistió a la sesión ningún representante de Cs, JxCat, Bildu y CUP, como tampoco lo hicieron la diputada de CC, Ana Oramas, ni el diputado de NC, Pedro Quevedo.

La sesión estuvo marcada por el reconocimiento de todos los portavoces, y de la propia presidenta del Congreso, Meritxell Batet, a la actuación y el trabajo de todo el sistema sanitario, al de los empleados de los servicios públicos, así como a los trabajadores de las empresas que garantizan el abastecimiento y otras actividades y servicios. También por la unánime manifestación de condolencias y solidaridad con los familiares de los fallecidos.

Pedro Sánchez empezó señalando que "esta enfermedad, además de silenciosa, es cruel porque nos castiga en la cualidad que más nos hace humanos; y es nuestra necesidad de vivir juntos, pensar juntos y actuar juntos, en comunidad", y recalcó que "nos enfrentamos a un reto sin precedentes, a una pandemia desconocida que se ha propagado con insólita rapidez por todo el planeta". Dijo que se trata de un virus "que nos sitúa ante la incertidumbre sobre nuestro empleo, sobre nuestra salud, sobre, en definitiva, nuestro futuro".

El presidente reconoció que la epidemia se ha manifestado "desbordando todas las previsiones" y asumió implícitamente que está poniendo en situación de máximo estrés y al borde del colapso al sistema público de salud, y advirtió de que "lo peor está por llegar", dado que aún quedan semanas para alcanzar el pico de infectados antes de que pudiera tener efecto el aislamiento social decretado el viernes, y agradeció el "acto de heroicidad" que es quedarse en casa. "Hasta que la vacuna llegue, la vacuna es quedarse en casa", resaltó. "Con lo que sabemos hoy no habríamos actuado igual ayer, se decretó el estado de alarma cuando se tuvo la certeza de que era el momento, por la relevancia de los derechos que restringe", explicó.

Anunció la creación de una comisión de estudio y evaluación cuando pase esta situación de emergencia "que analice con rigor la situación en la que se encuentra la sanidad pública". Afirmó en este sentido que "esta puede ser la primera lección de esta emergencia: protejamos nuestro sistema público de salud y reforcemos nuestro Estado de Bienestar".

Pablo Casado dijo que el presidente "no está solo en la batalla contra esta pandemia". "Va a encontrar en el PP más apoyo del que le van a dar sus socios de investidura", dijo. "El PP volverá a estar a la altura de las circunstancias. Es la hora de la España eterna. Empecemos a fundar la patria de nuestros hijos", concluyó el líder popular.

Por parte de Vox, su portavoz ayer, Iván Espinosa de los Monteros, en ausencia del líder el partido, Santiago Abascal, en cuarentena por haber dado positivo de corinavirus, dijo: "Gran parte de estos males se debe a la tardanza de unos gobernantes que han sido negligentes". Tras pedir a Sánchez que cese en sus puestos a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, porque "ni saben de salud, ni saben de economía", ha criticado las medidas aprobadas.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, criticó al Gobierno por llegar "tarde al confinamiento territorial y ahora están llegando tarde y mal al confinamiento individual. Con el resultado de 500 muertos". Rufián culpó directamente a la "incompetencia y demora" del Ejecutivo del resultado. "Nos enfrentamos al mayor precipicio económico desde la crisis del 2008, que se quedará en un juego de niños comparado con la actual si no tomamos medidas", dijo. "Solo hay una receta para afrontar esto: gasto social, gasto social y gasto social".

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, expresó su apoyo a las medidas del Gobierno, del que llegó a sentirse "orgulloso por primera vez en mucho tiempo". Por el PNV, su portavoz, Aitor Esteban, mostró su total apoyo al Gobierno por las medidas adoptadas salvo por la forma en cómo se aprobó el estado de alarma, según él sin contar con las singularidades del País Vasco, y pidió que "no se alargue innecesariamente".

Las dos formaciones nacionalistas canarias, CC y NC, respaldaron ayer la acción del Gobierno central. La diputada de CC, Ana Oramas, y el diputado de NC, Pedro Quevedo, siguieron la sesión del Congreso de forma telemática cumpliendo la solicitud de evitar desplazamiento. Oramas ratificó el apoyo de su partido al decreto de alarma. Dijo que el Gobierno "contará con CC-PNC para la prórroga del estado de alarma y para ese posible presupuesto de reconstrucción social".

Por su parte, Quevedo apoya las medidas adoptadas por el Gobierno estatal al entender que deben servir para superar "cuanto antes" la crisis del coronavirus y "minimizar" los daños. Nueva Canarias, agregó, apoya la declaración del estado de alarma y las posteriores medidas urgentes porque contribuirán a salir de la crisis en "el menor tiempo posible y con el menor daño posible a las personas y a la economía".