"El desastre más predecible de la historia de la raza humana". Así se titula el artículo publicado el 27 de mayo de 2015 en el que el fundador de Microsoft, Bill Gates, expresaba sus serios temores a que una pandemia matase a millones de personas. El que sigue siendo uno de los hombres más ricos del mundo anunció hace unos días su intención de abandonar el consejo de administración del gigante informático que creó, y seguramente su decisión tiene que ver con la crisis sin precedentes que vive hoy el mundo. La fundación filantrópica que lidera junto a su esposa Melinda lleva años luchando contra enfermedades como la malaria y el sida y advirtiendo sobre la posibilidad real de una pandemia mortífera. Sus peores temores se han cumplido.

En un reportaje publicado en el portal estadounidense Vox y firmado por Ezra Klein, Bill Gates destaca que la probabilidad de que ocurra un acontecimiento típico del género cinematográfico apocalíptico, como "una gran erupción volcánica, un gigantesco terremoto o la caída de un asteroide" es "muy baja", y que la perspectiva de que estalle el tipo de guerra más peligroso, un conflicto nuclear, parece bastante contenida, al menos por ahora. Hay otra amenaza mayor.

"Fíjate en el cuadro de defunciones del siglo XX", afirma. "Creo que todos dirían que debe haber un pico para la Primera Guerra Mundial. Efectivamente, ahí está, algo así como 25 millones [de muertos]. Y debe haber un gran pico para la Segunda Guerra Mundial, y ahí está, unos 65 millones. Pero entonces verás este otro pico que es tan grande como la Segunda Guerra Mundial justo después de la Primera Guerra Mundial, y la mayoría de la gente diría, '¿Qué fue eso?'. Bueno, eso fue la gripe española".

Solo que ahora la población no se desplaza en carruajes y los vehículos de motor no son precisamente escasos. La población mundial se mueve por millones de país en país gracias a los coches, los barcos y, sobre todo, los aviones. Gates y su equipo usaron un algoritmo utilizado para la poliomielitis para simular cómo se propagaría un virus como el de la gripe española en la actualidad. Los resultados le asombraron: "Estaría en todos los centros urbanos del mundo en 60 días", afirmó Gates. Según este modelo, ahora cruzan las fronteras 50 veces más personas que en 1918. "Si observamos la gripe H1N1 en 2009, se extendió por todo el mundo incluso antes de que supiéramos que existía". "Hemos creado, en términos de propagación, el entorno más peligroso que hemos tenido en la historia de la humanidad", afirmó Gates.

El artículo cita un trabajo científico de 1990 titulado "La antropología de la enfermedad infecciosa", firmado por Marcia Inhorn y Peter Brown, que afirma que las enfermedades infecciosas han causado probablemente más muertes que todas las guerras, dolencias no infecciosas y desastres naturales juntos.

Sin embargo, la percepción de la sociedad en torno a este riesgo es muy baja. Sirva como ejemplo el de un colegio que recientemente organizó una recogida de firmas contra la instalación de una antena de telefonía móvil cerca del centro. En cambio, no renovaba las jaboneras de los baños ni instaba a los niños a lavarse las manos antes de almorzar en el comedor escolar. Mientras que está científicamente demostrado que la posibilidad de enfermar por situarse cerca de telefonía móvil es nula, sí corre un grave riesgo de enfermar (de gripe, resfriado, Covid-19 u otras enfermedades) quienes no se lavan las manos antes de comer, con el agravante de poder contagiar a sus compañeros dentro del centro escolar.

Para paliar esta falta de concienciación sobre la posibilidad de una pandemia, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), una de las instituciones de referencia mundial en el campo de las dolencias infecciosas, publicó un documento titulado: Preparación 101: Apocalipsis Zombi. Parece una broma, y no es que el CDC pronosticase una plaga de muertos vivientes, simplemente sabía que la sociedad occidental está familiarizada con las situaciones de aislamiento y evitación del contacto social, como las que ahora vivimos, gracias a películas como Guerra Mundial Z y series como The Walking Dead.

El ébola, último aviso

El brote de ébola de 2014 fue el último gran susto global. Mató a más de 10.000 personas y puso nerviosa a la población de muchos países occidentales, entre ellos Estados Unidos y España. Aun así, Ron Klain, la persona designada para luchar contra la epidemia en Estados Unidos en 2014 y 2015, cree que el mundo tuvo "suerte": "No se puede usar la palabra afortunado sobre algo como el ébola que mató a 10,000 personas", explicaba Klain. "Pero fue el escenario más favorable para el mundo enfrentarse a una de estas cosas. El ébola es muy difícil de transmitir. Todos los que son contagiosos tienen un síntoma visible. Se produjo en tres países relativamente pequeños que no envían muchos viajeros a Estados Unidos. Y esos tres países tienen buenas relaciones con Estados Unidos y dieron la bienvenida a la ayuda occidental".

"Con una gripe pandémica, la enfermedad sería mucho más contagiosa que el ébola -continuaba Klain- pues las personas contagiosas pueden no tener síntomas visibles. Podría estallar en un país muy poblado que envía miles de viajeros por día a los Estados Unidos. Podría ser un país con megaciudades con decenas de millones de personas. Y podría ser un país donde no es posible enviar la 101 Aerotransportada [del Ejército estadounidense]".

Esa descripción de Klain, leída ahora, pone los pelos de punta. ¿Adivinan cuál puede ser ese país muy poblado, que envía miles de viajeros por día a Estados Unidos y a todo occidente; con megaciudades de decenas de millones de personas; y donde no es posible enviar tropas estadounidenses? Lo han acertado: China.

En 2002, las autoridades chinas no quisieron reconocer el problema que tenían con el SARS (enfermedad respiratoria vírica que tuvo una mortalidad de alrededor del 10%, mucho mayor que la del Covid-19) para no perjudicar el comercio y el turismo nacional. Y con el nuevo coronavirus tardaron también en darse cuenta del brote de Wuhan, reconocerlo y alertar a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahora se cree que el coronavirus pudo estar circulando entre mes y medio o dos meses antes de que Pekín avisase a la OMS.

Tampoco este organismo mundial ofrece garantías. La canciller alemana Angela Merkel lideró los esfuerzos para reformar la OMS, paralizada por la burocracia y la falta de recursos, procedentes en un 75% de donaciones voluntarias, pero, como señala el artículo de Vox de 2015, poco se ha logrado. Justo hace ahora dos años, el 13 de marzo de 2018, la propia OMS advertía del peligro de lo que llamó "la enfermedad X", causada por virus o bacterias desconocidos que podrían causar en el futuro una epidemia internacional grave. Los expertos advertían que lo más probable es que se desarrollase a través de un mecanismo de transmisión zoonótica, una enfermedad infecciosa que afecta a los animales y salta a los humanos. Se estima que existen alrededor de un millón de virus diferentes en los animales silvestres. Que esto ocurriese solo era una cuestión de tiempo.