José Francisco e Isauro son sólo dos ejemplos de la firmeza y relativa tranquilidad con la que las personas mayores y con patologías se toman la amenaza del Convid-19. Dos veteranos que se enfrentan con serenidad al hecho de formar parte del sector de riesgo de la población. Están preocupados, pero sin obsesionarse. Cumplen a rajatabla los consejos y viven de la mejor manera posible es estas circunstancias excepcionales. Ni se rinden ni se achantan.

Vitalidad. José Francisco Acosta tiene 85 años y unos problemas de salud que no lo echan para atrás. El más reciente una neumonía y la posterior complicación con unas pastillas que le obligó a una doble hospitalización. Afronta este aislamiento en casa junto a su esposa, Urbana o mejor Beni, y "tres o cuatro gatos" con "tranquilidad y muy bien en el aspecto psicológico". Se encuentra "fuerte" y para matar el tiempo sube y bajas los dos pisos de la vivienda o ve la televisión. "La orden de no salir de casa la cumplo a rajatabla. No me siento agobiado ni nada parecido. Lo llevamos lo mejor que podemos". Desde su atalaya de Ifara contemplaba el atraque del barco Costa Luminosa y su fondeo durante horas fuera de la bahía de Santa Cruz. Considera clave "la higiene. Me ducho todos los días y aunque a veces hay problemas con las placas solares y no tengo agua caliente. Viví mucho tiempo en Tacoronte y no me da miedo el agua fría".

Siempre adelante. Hipertenso, para lo cual toma pastillas y como él mismo dice con la patología de que "el corazón me hace alguna paradita de vez en cuando". Isauro Abreu García-Panasco, 75 años, de Santa Cruz, igual que José Francisco. Lo lleva como puede en casa junto a su mujer, Teresa, pero "sin miedo". Ya dejó de pasear fuera de casa, algo que hacía habitualmente por la avenida de Anaga, tras los episodios de calima que afectaron a sus delicados bronquios. Pero mantiene la rutina de caminar, imprescindible. Lo asegura con cierto orgullo: "Tengo una especie de circuito entre el pasillo y la cocina. Ahí camino entre 4.000 y 5.000 pasos cada día". Cree clave "la higiene que cuido cada día" y la alimentación con base en fruta, verdura, los potajes y el gofio".

Vulnerables. Cruz Roja ha elaborado dentro de una campaña informativa nacional un mapa de grupos vulnerables por comunidades autónomas. Se trata de personas mayores con discapacidad o enfermedades crónicas. Este trabajo identifica como especialmente expuestos ante el coronavirus a cuatro millones de personas que atiende anualmente en todos sus programas. De ellas 20.807 son canarias.

El objetivo fundamental es informarles de las pautas básicas de prevención y hacer seguimiento telefónico de su estado de salud. A través de estas llamadas de seguimiento, Cruz Roja quiere asegurarse de que las personas más vulnerables disponen de las recomendaciones básicas de prevención, así como recordarles que deben seguir siempre las pautas sanitarias y que la organización humanitaria está a su lado por si lo necesitan.

Solidaridad. Pero la solidaridad no solo parte de ONG o colectivos organizados. También surge de manera espontánea entre los ciudadanos. Como los del barrio de Ofra que a través de las redes sociales han lanzado la iniciativa ¿Juegas al cazatoallas? En ella explican que "si formas parte del grupo de riesgo (mayores, gente con enfermedades previas, etcétera) y necesitas algo del supermercado o de la farmacia, no salgas de casa". Para ser alternativa proponen al interesado "poner una toalla en un sitio bien visible en ventana, balcón, puerta de casa... O el felpudo si no tienes otra cosa mejor". Todo eso "para que los vecinos que no tenemos riesgo sepamos que necesitas ayuda y podamos hacerte el recado sin que te expongas". Proponen que si no se forma parte del grupo de riesgo "colabora para ayudarles, seguro que te gustaría que alguien lo hiciera si fueran tus padres. Pásalo para que todo el mundo se entere".

Cierres. El Gobierno de Canarias y los cabildos insulares que tienen competencias en este ámbito han suspendido las visitas de los familiares a sus centros residenciales de mayores, además d e cerrar los de Día. La intención es evitar a toda costa un brote de coronavirus dentro de esos recintos lo cual supondría un problema sanitario todavía mayor del que ya existe al tratarse de una población especialmente vulnerable y de riesgo. Por otro lado, está en marcha la elaboración de una lista de reserva de trabajadores por si se producen bajas durante estos días tan complicados.

La mayoría de las aproximadamente 200 trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) del Ayuntamiento de La Laguna reclaman "un protocolo claro, más y mejor material como mascarillas, que no dan para todas, y mientras se mantenga la alarma atender únicamente a los mayores de nivel 1; es decir, los que viven solos". Desde este colectivo recuerdan que "somos un sector de riesgo". Reconocen contar con "guantes y batas desechables pero las mascarillas escasean". Y no sólo eso. "¿Cómo mantenemos la distancia de seguridad cuando les damos un baño?". Porque, insisten, "las que trabajamos somos nosotras y hacemos de todo: la comida, ir a la farmacia o el mantenimiento del hogar". Reclaman "un protocolo de actuación de emergencias completo" para que "nos tengan en cuenta porque parece que somos las invisibles en medio de esta situación de emergencia" El sector de la dependencia a nivel nacional reclama material suficiente para atender a los mayores.