El obispo ha pedido a todos los párrocos que, a partir de este martes 17 de marzo a las 12:00, «Hora del Angelus», donde sea posible, "suenen las campanas de nuestros templos para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda del Señor y el agradecimiento de la Iglesia". La Diócesis Nivariense secunda así una iniciativa impulsada por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española.

"En estos días de singular y dolorosa experiencia ciudadana y eclesial, a la que nos ha llevado la pandemia del coronavirus, así como la presencia del Señor que salva, animando a todos los cristianos a interceder ante la Madre de Dios, que nos ampara y escucha nuestra oración"- señala el comunicado episcopal.

Por ello, las campanas de los templos de la diócesis sonarán a las 12 del mediodía para mostrar nuestro agradecimiento y fraterna solidaridad y orar:

- Por los enfermos contagiados por el virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia.

- Por los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios.

- Por los Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado.

- Por los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios

- Por las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.

- Por los padres, madres, abuelos y educadores.

- Por los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.

- Por quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.

- Por las diversas autoridades públicas.

- Por los sacerdotes y por los Monasterios de vida contemplativa, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.

Los obispos proponen que al final del Ángelus, se diga juntos estos días y a esa hora la oración del papa Francisco:

"Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita".