Los clientes que acuden a las farmacias tienen mucha incertidumbre y una parte de ellos trata de hacer acopio de productos que considera importantes para tratar de evitar el contagio del coronavirus. Después de que se hayan agotado, o sea muy difícil de obtener diversos artículos, existen centros en los que empieza a escasear el paracetamol.

Patricia Martorell es titular de una farmacia en la avenida de Bruselas, en la zona turística de Costa Adeje. Indica que en su establecimiento el gel hidroalcohólico se acabó hace más de una semana y el alcohol, hace algunos días. En cuanto a este último antiséptico, según Martorell, el problema no se encuentra en los comercios, las cooperativas o los distribuidores, sino en los fabricantes, ya que cada vez son más los que se han quedado sin materia prima o envases plásticos.

En opinión de esta farmacéutica, "todavía queda algo de agua oxigenada", "que, como antiséptico, tiene las mismas cualidades que el alcohol, pero todavía se desconocen sus cualidades ante el coronavirus". Los ciudadanos también han adquirido muchos termómetros, según esta titular de la citada farmacia de Costa Adeje. "El paracetamol ya se está empezando a agotar", matiza, con muchos laboratorios a los que se les han acabado sus existencias. No obstante, advierte de que el problema en la Península es más importante que en el Archipiélago. Recuerda Martorell que el paracetamol se utiliza como antiinflamatorio y para bajar la fiebre.

Por su comercio también han pasado algunos turistas italianos que no pueden regresar a su país y se les están acabando los medicamentos. Explica que "están aquí, a ver qué pasa". Se trata de personas de edad avanzada, jubilados, con problemas de tensión o colesterol, por ejemplo.

En su negocio le acaban de llegar toallitas antisépticas, que contienen un poco de alcohol; "algo es algo", dice. Según Martorell, "ha habido un consumo brutal de alcohol; nunca me pude creer que se llegara a agotar".

Un detonante

Nieves Sicilia es la propietaria de la Farmacia La Salle. En su caso detecta que ha habido algo de aumento de ventas, "pero es gente que quiere su medicación" y no percibe un acopio exagerado de fármacos u otros artículos. En cualquier caso, ella y sus empleados tratan de evitar esa forma de consumo compulsivo. Por ejemplo, segundos antes de atender a EL DÍA, un hombre joven le solicitó dos cajas de paracetamol, pero, al final, solo se llevó una.

Está convencida de que la mayoría de los clientes acude con "mucha inseguridad e incertidumbre" ante la actual situación. En su comercio se ha agotado el paracetamol de 500 miligramos. Y, por descontado, hace semanas que se acabaron las mascarillas y ya son varios días sin gel hidroalcohólico. El alcohol tampoco se puede adquirir en este local de la calle Calderón de la Barca. Desde el martes o el miércoles pasados se ha producido una mayor asistencia. Uno de los detonantes fue que la Comunidad de Madrid decretara la suspensión de las clases en los centros educativos.

El titular de la farmacia El Cabo es Manuel Marrero, quien considera que, más que desabastecimiento, "es un problema de exceso de demanda", tras la adopción de medidas en pocos días. Recuerda que la solicitud de artículos de forma excesiva ha sido progresiva; primero se agotaron las mascarillas; después, los geles hidroalcohólicos, y, en tercer lugar, el alcohol. Marrero explica que en su establecimiento, en la calle José Hernández Afonso, todavía hay paracetamol. Pero comenta que "no deberíamos hacer acopio, ya que si nos lo llevamos todo y no lo utilizamos, podríamos dejar sin el fármaco a quien realmente lo necesite". Cree que "no es fácil controlar el exceso de demanda" y, al igual que Nieves Sicilia, percibe en los ciudadanos una gran incertidumbre. Es la primera vez que observa una tendencia similar en sus 30 años como farmacéutico. Como anécdota, explica que, hace días, atendió a un hombre que le aseguró que iba a viajar a China y le preguntó si tenía alguna mascarilla. Como carecía de alguna en su negocio, optó por entregarle la suya.

Respetar las medidas

Resalta la importancia de respetar las medidas de seguridad y prevención planteadas por las administraciones e, incluso, por cada empresa. Mientras habla con EL DÍA, dirige su mirada a una de sus clientas, que, de forma clara, incumple la distancia de seguridad con una de las trabajadoras, al superar la línea blanca y roja pegada al suelo ante el mostrador. La inmensa mayoría de los ciudadanos tampoco utiliza los guantes de plástico que tiene en varios rincones para poder recoger productos. Está convencido de que todavía "falta mucha educación sanitaria". Pero advierte de que esa formación no deben ofrecerla los políticos, sino que estos tienen que dejar hablar a los técnicos.

En opinión de Manuel Marrero, "debemos acostumbrarnos" a ver a la gente con mascarillas por las calles y afrontar estas situaciones.