Las iglesias suelen ser el refugio de muchas personas, creyentes o no, en situaciones adversas extremas. Como es, sin duda, este Covid-19 planetario. El virus cambia hasta la liturgia de las misas para establecer hábitos peculiares. Los que rigen la ceremonia del mes por un difunto oficiada por el sacerdote Roque Rodríguez de la Guardia en la capìlla de la Casa Cuna, ubicada en el barrio de Ofra, dentro del municipio de Santa Cruz de Tenerife.

El cura grancanario, con casi tres décadas de experiencia, es el titular de las parroquias de San Pío X, y San Juan, en Miramar, además de capellán del HUC. Da la mano al visitante porque rechaza obsesionarse, aunque cumple a rajatabla con las recomendaciones recibidas. Las sanitarias y las que emanan directamente de la Diócesis Nivariense.

Son, fundamentalmente, cinco. Desde comulgar con la mano a retirar el agua bendita de las pilas a la entrada de los templos pasando por mirarse e inclinar la cabeza en lugar de un apretón de manos o abrazarse al darse la paz, evitar los besos y tocar las imágenes sagradas, así como que los curas se laven las manos antes y después de distribuir la Sagrada Comunión a los fieles.

Roque Rodríguez lee como es habitual los cinco puntos al inicio de la misa en la Casa Cuna. Valora: "Luego cada uno hace lo que quiere. He visto en otras ocasiones quien no los cumple porque no escuchan o no quieren escuchar".

No son muchos los que se han acercado a la misa. Roque cumple con todo el ritual con lasa modificaciones aconsejadas. Considera conveniente que las iglesias sigan abiertas estos días además de estar atentos a las informaciones oficiales. Las mismas a las que responde el Obispado.

Las catequesis se han suspendido durante dos o tres semanas a partir de este fin de semana. Eso supone, explica el sacerdote, "un aplazamiento de las primeras comuniones tan características de la primavera. Calcula que durante meses. Hasta seis.

Así lo explica a los padres de los chicos de cuarto de Primaria (9 años) que durante dos cursos reciben la formación catequética. A él le correspondía la tercera semana de mayo.

En la línea de esta suspensión hasta después de Semana Santa hay que entender la disposición del Obispo Bernardo Álvarez: "Serán las parroquias las que faciliten a los padres recursos no presenciales para continuar la formación pastoral de los hijos desde casa". Continúa el documento oficial: "Cada sacerdote y cada catequista deberán buscar los medios para mantener la formación con los recursos digitales que hoy tenemos a nuestro alcance y con la creatividad que el amor al Evangelio y la presencia del Espíritu Santo".

Otras recomendaciones preventivas son extremar la higiene, habilitar un lugar ventilado, amplio y con un metro de distancia entre los protagonistas para las confesiones o aumentar si cabe la atención a enfermos, ancianos y personas vulnerables.

Roque ruega a San Roque

San Roque es el santo protector ante la peste y toda clase de epidemias. Mientras la pandemia se extiende por el mundo una posibilidad para los católicos es rezarle a quien desde la Edad Media ha sido invocado como protector.

En el caso concreto del cura Roque, como en el de otros muchos de parroquias de toda Canarias, "hemos procesionado con el Santísimo dentro de los templos para rogar por una solución", explica.

En San Pío X y la capilla del HUC hasta la puerta, mientras en San Juan de la Cruz llegó a uno de sus balcones. En los tres casos al terminar la Eucaristía y con bendición del lugar "para pedir a Dios que nos libere del mal del coronavirus y de cualquier otra epidemia o enfermedad. Y que ilumine a médicos y científicos a buscar una cura. Una vacuna o cualquier otra" relata Roque.

El virus afecta también a la iglesia. Es evidente. Tanto que se ha dispensado a todos los fieles mayores de 60 años, así como a los enfermos, de asistir a la misa dominical. Y se recomienda que a velatorios, exequias y funerales asistan el menor número de personas posible, el círculo familiar, para evitar contagios. Covid-19 no respeta ni a los muertos.