El Covid-19 probablemente afectará a España hasta verano. En el mejor de los escenarios, la epidemia acabará en mayo. En el peor, según el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, se demorará cinco meses, lo que ya adentraría al país en el mes de julio. Algo en lo que coincide el microbiólogo de la Universidad de La Laguna (ULL), Eduardo Pérez, que señala que para las Islas, es posible que el pico empiece a descender en abril, con la llegada del calor.

Aunque ninguno de los dos expertos se ha atrevido a relacionar la desaparición del coronavirus con el calor, la teoría empieza a ganar fuerza. "Otros coronavirus se comportan de esta manera", resalta Pérez que insiste que es temprano para determinar una relación entre ambos factores. "Mi opinión, aunque no tiene aún base científica, es que aquí no ha llegado a más por el tiempo", señaló.

El calor es también fundamental para que el virus muera una vez se acopla a la superficie de un objeto, lo que se conoce como fómite. Aunque la opinión de los expertos es dispar ante esta cuestión, se entiende que el virus puede permanecer un tiempo congelado en las gotas que una persona infectada expulsa al toser o al estornudar. Por tanto, si otra persona toca ese objeto, que puede ser tanto una barra del metro como el pomo de una puerta, también corre el riesgo de contagiarse, aunque, como señaló Simón en una ronda de preguntas y respuestas realizada a través de Twitter, eso dependerá "de la carga vírica".

En invierno dura más

"Habitualmente en los escenarios invernales el virus puede permanecer en una superficie entre dos y nueve horas", señaló el epidemiólogo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Pero la temperatura, los rayos ultravioleta y la sequedad reducen progresivamente la supervivencia del virus en la superficie. De hecho, la situación de la pandemia en el hemisferio sur -donde ahora es verano- de momento, está validando también esta teoría.

"Hasta la fecha en estos países ha habido relativamente poca transmisión", afirmó Simón. "Sabemos que hay otros coronavirus parecidos que tienen un comportamiento estacional que afecta en invierno y entre primavera y verano desaparece", indicó Simón. No obstante, la cuestión no está tanto en cuándo dejará de afectarnos, si no si tiene posibilidades de volver. "Con la cantidad de casos de Covid-19 que se han registrado -que ayer ya superaba los 122.000 en todo el mundo- yo creo que ya se va a quedar", remarcó Pérez que indicó que habrá que ver si en noviembre o diciembre vuelve a aparecer. Para entonces, es posible que ni siquiera exista una vacuna. De hecho, Pérez remarca que esto "va a tardar". El experto insiste en que, aunque se dispone la tecnología adecuada para crearla, el obstáculo está en el tiempo que lleva hacer los ensayos para comprobar su eficacia, toxicidad, seguridad y efectos secundarios.

Habrá tratamiento

Lo que sí tiene claro Pérez es que para la posible próxima aparición del virus, "habrá un tratamiento". Actualmente hay unos 80 ensayos clínicos en marcha con antivirales que ya se usaban en otras patologías, como el VIH. Gracias a estos fármacos, como el Lopinavir, se ha conseguido tratar a muchos pacientes de Covid-19 porque "da la casualidad" de que "la estructura del virus es muy similar a otros". Se parece, de hecho, en un 80% de su código genético al SARS de 2002.

No obstante, alrededor de esta recién considerada pandemia hay muchas incógnitas para las que se requiere un análisis científico más sosegado del que está permitiendo su rápida expansión. "No sabemos qué inmunidad va a generar ni si, en el caso de que se establezca, cuánto durara", explica Pérez que señala que esto depende del tipo de virus. "Hay algunos de los que te inmunizas de por vida y otros a corto plazo", afirmó. En el caso de los coronavirus, esta inmunidad suele postergarse tan solo durante cinco años.

Respecto a las medidas adoptadas en Canarias y en España en general, el microbiólogo canario asegura que se están tomando "para detener su diseminación y evitar que se convierta en otra infección establecida entre nosotros". "No queremos que otro virus esté entre nosotros y reaparezca todos los inviernos", indicó el microbiólogo que, además, hizo hincapié en la necesidad de proteger a las personas para los que esta enfermedad es más virulenta, en este caso, las personas mayores.