Con un balón entre las manos, el único pensamiento que recorre su cabeza es el de encestar. Dos veces al día en la cancha, en sus sesiones de gimnasio y cuando se concentra en buscar los posibles errores que haya cometido en jugadas anteriores, Laura Herrera disfruta de cada pequeño momento de ese sueño que se convirtió en carrera.

Sin embargo, cuando Herrera y sus compañeras del CB Clarinos desciende de esa nube y la explosión de endorfinas en su cuerpo es casi inexistente, se topan de frente con la realidad. Trabajan en su sector que ha establecido un abismo entre hombres y mujeres. Diferencias se manifiestan en cuestiones como el salario hasta en la propia visibilidad y que generan situaciones que "no son justas". Porque, como señala Herrera, "el deporte femenino ha estado en la mayoría de ocasiones a la sombra del deporte masculino".

El deporte sigue siendo uno de los sectores donde la brecha entre hombres y mujeres está aún muy abierta. Esa peculiar antípoda en pleno siglo XXI se descubre en la proporción de mujeres que se dedican a la profesión que supera por muy poco el 40%, cuando en los hombres el mismo indicador alcanza el 60%. Pero rebuscando, las diferencias siempre van más allá. "La diferencia salarial entre el baloncesto masculino y el baloncesto femenino es abismal y más que evidente", indica Herrera. El problema llega cuando la jugadora se detiene a analizar la situación. Porque es entonces cuando se percata de que trabaja las mismas horas, viaja "incluso en peores condiciones" y todo su esfuerzo se manifiesta en un reconocimiento "mucho menor".

Justamente la visibilidad ha sido para ella una de las situaciones que más ha obstaculizado su carrera como deportista, además de, como señala, "el apoyo tanto de determinadas instituciones como de los medios". "No me gusta generalizar, porque son muchos años en esta profesión y no siempre ha sido así, pero creo que en el deporte masculino pasa menos", indica. A la escasez de reconocimiento se suma el hecho de "siempre tener que pelear por el prestigio que merecemos". Tanto ella como el resto de jugadoras de su equipo se sienten obligadas a "ganarlo todo" para ganar -e incluso no perder- "el lugar y el espacio que merecemos". Un sacrificio que, además, "nunca ha llegado a parecer suficiente".

No en vano la deportista cree que para alcanzar la igualdad "aún queda muchísimo, desgraciadamente". Aunque, como señala, "se están dando pasos adelante muy importantes en este sentido". El foco del cambio para Herrera "está en las nuevas generaciones", pero también en la inversión , la educación y, especialmente en la legislación, para que pueda "atender a las reivindicaciones de estos movimientos".

En todo caso, Herrera considera que lo que necesita España es avanzar en la "igualdad" eliminando todos los estereotipos existentes y educando en este sentido. Y como concluye: "no se trata de crear una guerra entre hombres y mujeres, se trata simplemente de encontrar un equilibrio que hasta ahora ha sido inexistente".