Tranquilo, resignado, paciente y atento. Son los cuatro adjetivos que mejor pueden definir estos días al propietario de la vivienda vacacional de Arinaga donde se encuentran en cuarentena las cuatro turistas italianas que han dado positivo por coronavirus en Gran Canaria, una de ellas confirmada por la consejería de Sanidad el jueves y sus tres acompañantes, ayer. Todas están asintomáticas y se encuentran en buen estado de salud, pero el aislamiento comienza a ser una carga desde el segundo día de cuarentena. "Me dan pena, se las ve asustadas", explica el casero, quien en estos días se ha convertido prácticamente en su confesor.

El propietario de la vivienda muestra su malestar porque tres de las cuatro turistas se habían marchado del edificio para tomar un avión hacia Italia sin siquiera haberse despedido. Pero tras el shock inicial de volver a verlas en su complejo y aisladas por un posible contagio del Covid-19, durante la jornada de ayer se vivió cierto acercamiento entre él, su pareja y las huéspedes de su vivienda. "Cuando hablo con ellas me cuentan que están bien y que no tienen fiebre", señaló el casero en declaraciones a este periódico, "se les ve muy aburridas. Son como cobayas que están encerradas". Habla con el grupo de tres amigas, pero afirmó que no sabe nada de la primera diagnosticada. Tanto el casero como su esposa se encuentran en buen estado y no presentan ningún tipo de sintomatología.

Cuatro casos de coronavirus, los primeros diagnosticados en la isla de Gran Canaria desde que se iniciase esta crisis sanitaria y, tal y como se esperaba, la tranquilidad fue la tónica general durante la jornada de ayer en Playa de Arinaga, donde cumplen la cuarentena. A lo largo de este viernes apenas hubo movimientos en la vivienda donde se encuentran aisladas, más allá de que sus propietarios salieran durante el día en varias ocasiones a tomar un poco de aire fresco y pasear a sus mascotas, la visita de Sanidad y miembros del Ayuntamiento para acercar cajas con alimentos.

Sanitario sin protección

Al filo de las 12.20 horas del mediodía se acercó hasta la vivienda una unidad VIR (vehículo de intervención rápida) del Servicio de Urgencias Canario (SUC). Del coche bajó un sanitario sin ningún tipo de protección especial, ya que no iba a mantener contacto con las personas portadoras del virus. Durante la breve visita, que duró aproximadamente diez minutos, el personal médico entregó al propietario de la vivienda un paquete con medicamentos, fármacos que el hombre hizo llegar hasta las turistas afectadas. La pareja también ha recibido la visita de varios amigos que se han interesado por la situación; ninguna de estas personas ha mantenido contacto alguno con las turistas aisladas, ya que éstas se encuentran en las plantas superiores del edificio.

De las cuatro mujeres, ni rastro. Y es que la vivienda permaneció durante toda la jornada cerrada a cal y canto: las cortinas estaban corridas y ni siquiera se dejaron ver por alguna de las ventanas o terrazas del edificio situado en el sureste de la Isla. Después del mediodía, hasta la vivienda se acercaron dos concejalas del Ayuntamiento de Agüimes, Adela Alemán y Juani Martel, ediles de Sanidad y Limpieza respectivamente, para facilitar varias cajas de alimentos como verduras, frutas, pasta, leche o café a las cuatro mujeres aisladas. "Trajeron comida como para un mes", relató el casero, quien minutos antes también había proporcionado algunos alimentos a las cuatro mujeres que se encuentran en aislamiento domiciliario. En cualquier caso, indicó que la comida la deja en el rellano para que sean ellas las que salgan a recogerla y así no mantener el contacto físico. Además, para controlar su estado de salud, tanto el hombre como su pareja se están tomando la temperatura corporal para comprobar si tienen fiebre -uno de los síntomas junto con problemas respiratorio y tos-, aunque hasta el momento no ha superado los 37 grados.

El hombre quiso tener palabras de agradecimiento con el Ayuntamiento de Agüimes por su predisposición a ayudar a la pareja desde que se tuvo conocimiento de que la turista esta infectada por coronavirus. Y destacó que fueran las dos ediles quienes se personaran en el edificio para llevar la comida para así evitar que trabajadores municipales se expusieran.

Preocupación del casero

El propietario de la vivienda vacacional en cuarentena en Arinaga ha mostrado en todo momento su preocupación por que esta situación sobrevenida afecta y cause un perjuicio a su negocio. Por ello, ha evitado identificarse públicamente. "Yo no tengo culpa de lo que ha ocurrido y, aunque hay que pasar por esta situación, no quiero que me afecte", señaló resignado después de que se confirmaran los tres nuevos casos de las huéspedes que desde el jueves se encontraban aislada en uno de los apartamentos. En este sentido, la pareja se queja de que nadie les haya informado adecuadamente sobre lo que debe o no hacer.