La peor calima que ha vivido Canarias en las últimas cuatro décadas, que obligó a suspender el tráfico aéreo en las islas durante los días 22 y 23 de febrero por falta de visibilidad, depositó unas 61.000 toneladas de polvo del Sahara solo sobre la isla de Gran Canaria.

La investigadora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Inmaculada Menéndez, especialista en polvo sahariano, publicó ayer un artículo en la plataforma The Conversation sobre cómo se formó esa calima y el alcance que tuvo ese fenómeno.

Por los datos que facilitan el Centro de la Agencia Estatal de Meteorología en Barcelona especializado en tormentas de arena y la Agencia Espacial de EEUU, la NASA, los especialistas saben ya de qué lugares en concreto procedía la enorme masa de polvo que durante aquellos días cubrió las ocho islas de Canarias. El polvo de esa calima provenía de cuatro principales "fuentes": la depresión de Bodelé, en el Chad; la franja del Sahel, Mauritania y el Sáhara Occidental.

Los especialistas también han determinado cuál era la concentración de polvo que aquellos días se respiró: llegó en los momentos más álgidos a 5.080 microgramos por metro cúbico de aire en Gran Canaria. De esa cantidad de polvo, el 37 % eran partículas de menos de 10 microgramos/m3, las PM10, las consideradas más peligrosas para la salud, porque pueden entrar en el torrente sanguíneo a través de los alveolos de los pulmones. El resto lo formaban motas de limo fino (de más de 20 microgamos/m3) o de arena (de tamaño aún mayor).

Menéndez recuerda que cuando el polvo en suspensión supera los 80 microgramos/m3 representa ya "un problema serio" para la calidad del aire. Y subraya que la Organización Mundial de la Salud recomiendan no exponerse a más 50 microgramos/m3 de aire de partículas PM10 de media durante 24 horas. Con el tiempo, precisa la investigadora, estas partículas de polvo acabarán en el mar, arrastradas por la lluvia y la escorrentía, pero una parte de ellas se quedarán sedimentadas, en un proceso que se ha repetido durante milenios.