En la enseñanza de las matemáticas, el uso de materiales manipulables en clase es una herramienta que suele atraer la atención del alumnado y, normalmente, hacer que comprendan los conceptos y definiciones más fácilmente: ¡qué mejor que ver y tocar! Un ejemplo muy claro de esto es el uso en primaria de las regletas de Cuisenaire para realizar operaciones aritméticas. También el geoplano es una buena herramienta manipulativa, que nos da la posibilidad de construir y analizar distintos polígonos y figuras planas.

Ejemplos de estos materiales hay muchos, pero los avances tecnológicos de las últimas décadas permiten que seamos nosotros mismos (o, en este caso, nuestro alumnado) quienes creemos el material manipulativo desde cero, para después poder usarlo. El desarrollo de la impresión 3D nos permite, de forma simple y barata, la creación de modelos con los que poder seguir aprendiendo. Hay que destacar que la comunidad del diseño y la impresión 3D es muy activa, y en páginas web como Thingiverse se pueden encontrar repositorios de diseños, muchos de ellos con fines educativos, disponibles para descargar gratuitamente, imprimirlos y poder llevarlos al aula.

Más allá que la propia impresión del producto final, el proceso asociado al uso de esta tecnología conlleva además el manipular, por ejemplo, elementos de los diseños geométricos. De esta forma, se trabaja con segmentos, ángulos, distancias, proporciones, etc., experimentando con ellos. Por tanto, es en la fase del diseño donde el alumnado tiene el papel protagonista, consiguiendo interiorizar los conceptos matemáticos utilizados.