Gloria Santana, Anabel García, Javier Medina y Javier Santana son cuatro jóvenes Erasmus canarios, procedentes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que viven en Brescia, al norte de Lombardía, situada a poco más de una hora de Milán, localidad esta última por donde se ha extendido la epidemia del coronavirus.

"Hasta el momento aquí no se ha confirmado ningún caso", cuenta Gloria Santana. "Pese a que vivimos tan cerca de Milán se respira un ambiente tranquilo. De todas formas, por la calle se ve a la gente buscando mascarillas. Se han agotado en las farmacias y también los geles desinfectantes. Quien tiene la mascarilla, la usa, pero el resto sale a pasear o de compras normalmente. Vivo en una residencia y, en general los estudiantes Erasmus se han quedado, no han vuelto a sus países".

"No me asusta el virus, pero sí el cierre de las fronteras. Eso me tiene más en vilo, y también saber qué va a ocurrir con la universidad de Brescia, si se van a reanudar las clases. En función de lo que suceda nos iremos a nuestro país o nos quedaremos. Es una incertidumbre. En este sentido, todos los sitios donde se reúnan muchas personas, tales como teatros o cines han cerrado durante esta semana. Lo que no sabemos es si seguirá la misma situación la próxima. Si la universidad se mantiene inactiva, como ocurre en las facultades del resto de zonas infectadas de Lombardía y Véneto, no tiene sentido que permanezcamos en Italia y más aún si nos pueden cerrar fronteras que, a lo mejor, nos impidan regresar a España. Hasta el fin de semana no tendremos noticias", explica.

Medidas preventivas en Milán

"Me parece bien que el Estado italiano adopte protocolos de actuación, medidas preventivas, como evitar la aglomeración de personas en eventos deportivos y demás, pero siempre se ha de aclarar que son solo por precaución porque en mi ciudad la gente está marchándose sin haber siquiera llegado aún el virus. Se precisa información para no asustarse. Las medidas, en realidad, lo que persiguen es evitar que lleguen a nuestra localidad visitantes de fuera que puedan traer la enfermedad", puntualiza. "Algunos Erasmus se han marchado, pero ha sido por la preocupación de las familias. Mis padres también lo están, sin embargo yo me mantengo a la espera de ver qué va a suceder con el curso. Al mismo tiempo que se han ido estudiantes otros están llegando porque comienzan con el programa Erasmus de segundo semestre. Nos preocupa que otros países no nos reciban por evitar que llegue gente de las zonas que son focos de infección".

Según Anabel García, "en Brescia, a causa de la falta de información, sí he visto un poco alarmada a la población en un primer momento, algo de caos y las calles más vacías. En los primeros días la gente se dedicó a saquear los supermercados que se han repuesto enseguida y parece que la vida transcurre de nuevo con normalidad. No ha llegado el pánico. Los colegios permanecen cerrados, pero no el comercio. Me parece bien que se hayan suspendido las clases en la universidad porque a esta ciudad llegan muchos estudiantes de otras zonas de Italia que te pueden contagiar. De todas formas, me asustan más las noticias procedentes de España por parte de mi familia que cómo se está viviendo aquí el problema. Los jóvenes no estamos muy preocupados. No tengo previsto regresar aún a Canarias. Solo cinco compañeros se han ido ya a sus casas, pero el resto tenemos intención de quedarnos". La estudiante ha recibido un paquete desde las Islas conteniendo mascarillas y gel desinfectante "que pensamos utilizar".

Javier Santana nota la ciudad con menos actividad porque se han cerrado bares y restaurantes. "No todos, pero solo abren hasta las seis de la tarde porque se pretenden evitar las aglomeraciones de clientes para que no se expanda el virus. De todas maneras, no tengo miedo al contagio porque los jóvenes lo acusamos menos. Al final lo vivimos como una gripe. Por eso, no voy a viajar todavía a casa. No es un tema recurrente en la calle hablar sobre esta enfermedad. Se vive un ambiente de domingo. El fin de semana pasado viajé a Venecia. Allí vi a gente con mascarillas, pero me marché justo antes de que informaran del brote".

Javier Medina estudia también en la universidad de Brescia. Señala que la ciudad mantiene su actividad habitual. "Simplemente se han suspendido algunos eventos. Por ejemplo, yo pertenezco a un grupo de Erasmus social network que quedamos siempre. Estos días no hemos podido porque, según nos han explicado las autoridades italianas, no quieren que se establezcan reuniones grandes. Por eso también se han cerrado los gimnasios, entre otros lugares. En Italia veo que la gente está concienciada con el problema y se resguarda en casa a la expectativa de qué va a suceder".

"No voy a comprar mascarillas"

"No tengo intención de comprar mascarillas ni veo que se lleven en Brescia", añade. "De hecho, cuando dieron la alarma este lunes me tranquilizó observar que la gente seguía haciendo vida normal, acudiendo a las cafeterías y supermercados, como cualquier otro día. Si las autoridades italianas no nos dicen que tenemos que regresar a nuestros países, yo voy a permanecer aquí. No tengo miedo a que haya un cierre de fronteras o de aeropuertos".

Medina acudió, como muchos de sus compañeros, el fin de semana pasado a Venecia y a Verona, cerca de la zona cero. "En Venecia se trató de un sábado normal repleto de visitantes aunque aún no se habían suspendido los carnavales. Vimos en el tren a múltiples italianos disfrazados que acudían a los festejos sin ningún temor, pese a conocerse ya varios casos de coronavirus en zonas próximas de Lombardía y el Véneto. En Verona también vivimos un ambiente distendido".