El calentamiento global lleva camino de convertir Madrid en una ciudad africana desde el punto de vista climático. Un original estudio de finales del 2019 liderado por expertos del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich (ETH-Zurich, Suiza) pronosticaba que en el año 2050 la capital de España registraría unas condiciones de temperatura y precipitaciones muy parecidas a la de hoy en Marrakech (Marruecos).

El aumento de temperatura media del mes más cálido subirá 6,4º C durante los próximos 30 años, convirtiendo los veranos en muy tórridos, con olas de calor constantes y escasas lluvias salvo en los episodios torrenciales, cada vez más frecuentes. Los inviernos serán también más suaves, con un incremento de la temperatura media de 3,1ºC del mes más frío.

El objetivo de la comparativa del ETH-Zurich, que incluía 500 ciudades, era conseguir algo nada fácil. "Traducir de un modo entendible para los ciudadanos qué efectos tendría el cambio climático en su vida cotidiana", según el autor principal del estudio, Jean François Bastin. Londres, por ejemplo, tendrá un clima similar al de Barcelona. Lo hicieron, además, basándose en un escenario optimista en el que se produciría una importante reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Si esta no tiene lugar, las cosas pueden ir a peor. Las ciudades son especialmente sensibles al aumento de las temperaturas causado por la crisis climática. Es el denominado efecto isla de calor, por el que se produce un plus térmico respecto a la periferia debido a que las calles y los edificios irradian más calor que la vegetación. El efecto se produce de modo más intenso "por las noches y de forma especialmente relevante durante las olas de calor", según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

En Madrid este fenómeno se ha traducido ya en un aumento de las noches tropicales, aquellas en las que la temperatura no baja de 20º C. En el periodo 1971-2000 eran menos de 10 anuales, pasaron a ser más de 20 entre 1981-2010 y en los últimos años se han disparado: en el 2017 fueron más de 60, según el informe de la Aemet Efectos del cambio climático en España. Según el informe, el aumento térmico nocturno afecta al confort, es difícil pegar ojo, pero sobre todo tiene efectos negativos para la salud, en particular para los grupos de riesgo: ancianos, bebés y enfermos.

A partir de un determinado umbral de temperatura máxima, las muertes aumentan de forma notable. Según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, entre el 2006 y el 2017 fallecieron en España 83 personas por golpe de calor, y entre el 2004 y el 2016, otras 446 personas por exposición al calor excesivo.

El reverso de las olas de calor son las olas de frío, que han ido a menos, al ser más suaves los inviernos, lo que ha contribuido a disminuir la mortalidad asociada a las bajas temperaturas. En los últimos años apenas se han producido heladas, lo que está llevando a introducir de modo experimental en algunos jardines especies que no soportan las temperaturas bajo cero y que antes no sobrevivían en Madrid.