Canarias sufrió ayer un Rate 0, un parón de la actividad aérea entre las Islas que se inició alrededor de las dos de la tarde y duró hasta las nueve de la noche, hora en la que volvió a operar lentamente el aeropuerto de Gando. En el parte de incidencias de las 23:00 horas ya se incluían 822 vuelos y más de 100.000 personas afectados por las incidencias derivadas de la presencia de una densa calima y las fuertes rachas de viento que azotaron a las Islas desde el mediodía. AENA confirmó a este periódico que más de siete mil pasajeros tuvieron que pasar la noche en alguna de las instalaciones aeroportuarias que gestiona en las Islas ante la imposibilidad de poder ser realojados en un hotel. La alta ocupación carnavalera provocó que las gestiones realizadas por el Cabildo de Tenerife y Ashotel no pudieran ser solucionadas al cien por cien.

No se cerró el espacio aéreo

Aunque durante horas todos los comentarios apuntaban a que se había cerrado el espacio aéreo de Canarias, la realidad en tierra era igual de caótica pero con una explicación técnica. Sobre las dos de la tarde Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) emitió un comunicado en el que advertía que las operaciones con destino a Canarias quedaban suspendidas en los aeródromos de partida; las aeronaves que ya estaban en zona de aproximación se desviaron a las pistas de Tenerife Norte, Fuerteventura, La Palma y Lanzarote. A esa hora ya estaban cerrados Tenerife Sur y Gran Canaria. La situación que se estaba viviendo en esta comunidad generó que otras aeronaves regresaran al punto de partida o tomaran tierra en suelo peninsular. Con los dos complejos aeroportuarios más importantes fuera de servicio, en los otros seis se empezaron a acumular retrasos y cancelaciones motivadas por el Rate 0.

Tanto Tenerife Norte como Tenerife Sur mantuvieron la normalidad hasta después del mediodía. Y es que salvo los habituales retrasos, las mayores incidencias que se estaban registrando a esa hora en Granadilla de Abona se asociaban con el viento, es decir, que la visibilidad aún era buena. A pesar de la alta presencia de pasajeros en los dos aeropuertos -muchos touroperadores decidieron adelantar los traslados en previsión de que pudieran empeorar las condiciones meteorológicas-, antes de las dos de la tarde casi nadie podía imaginar el caos que estaba a punto de originarse.

En los mostradores se acumularon los retrasos -a lo largo de la jornada dominical se sucedieron las operaciones de facturación y de recogida de maletas en la zona de llegadas ante la posibilidad de que estas pudieran ser embarcadas en las bodegas de los aviones- y las distintas compañías empezaron a recoger las quejas.

Tickets y colas en las cafeterías

Aunque muchos afectados expresaron su malestar por la tardanza de las aerolíneas en facilitar cupones de comida -hubo algún caso en el que directamente no existieron-, las colas que antes se habían montado en los mostradores para expedir los billetes se trasladaron a distintas cafeterías de los aeropuertos. En Los Rodeos, por ejemplo, hubo que realizar una ampliación de pedido para atender la alta demanda de bocadillos y refrescos que se dio antes de que el reloj marcara las cinco de la tarde. A esa hora la estampa que más se repetía era la de cientos de personas manipulando sus teléfonos móviles, bien en busca de una alternativa alojativa ante lo que se venía encima, bien informando a sus familiares o amigos de que estaban atrapados en el aeropuerto.

AENA tenía programadas 1.200 operaciones ayer en el Archipiélago, muchas de ellas relacionadas con la celebración de actos carnavaleros. "No voy a poder estar en los indianos, pero a casa me llevó unos cuantos kilos de polvo", dice Oriol en referencia a la que iba a ser su primera visita a La Palma.

Las partidas de cartas se convirtieron en una alternativa para un entretenimiento que se cortaban de raíz cada vez que la megafonía anunciaba otra cancelación, otro vuelo que se iba al limbo en medio de una situación que no era de cabreo total ("Poco podemos hacer si no cambia el tiempo", asumía Luis mientras fijaba su mirada en una pantalla), pero que tampoco libró de todas las culpas a los empleados de Los Rodeos ("No es fácil explicar lo que está pasando", comentaban en un corrillo formado delante del punto de atención al cliente de una firma de alquiler de coches).

Tenerife Sur siguió cerrado

Al cierre de esta edición Tenerife Sur seguía cerrado. El aeropuerto de Granadilla estaba inoperativo porque las condiciones de visibilidad no permitían los movimientos en su plataforma. Los Rodeos, en cambio, sí podía recibir tráfico interinsular pero su terminal ya estaba vacía: al igual que ocurrió durante la madrugada del domingo, ayer no pernoctó ningún usuario en su terminal. "Vamos a ver cómo camina la noche y qué es lo que nos encontramos mañana". Esa fue la idea que subrayó Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de Canarias, en su comparencia para explicar la evolución que se espera en las próximas horas. Mientras se alargue este episodio de calima no hay previsiones, pero todos esperan que el cielo vuelva a ser de color azul y con aviones.