El exsoldado tinerfeño Agustín Fariña mantiene, desde hace casi tres semanas, una protesta frente al Congreso de los Diputados para reclamar una pensión digna con la que poder subsistir, tras haber estado 18 años en el Ejército. Eso sí, entre 2014 y 2018, su situación fue un auténtico calvario, entre denuncias cruzadas con mandos, juicios, intentos de suicidio e ingresos en centros psiquiátricos.

Ahora su vida se desarrolla en Madrid. Durante 12 horas diarias, entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche, de lunes a viernes, muestra su protesta en la plaza de las Cortes. Su objetivo es que diputados de diferentes grupos parlamentarios y el resto de ciudadanos conozcan cómo fue su caída en desgracia y lo que reclama para salir adelante.

"Me siento muy fuerte y con ganas de luchar", aclara este hombre natural de San Andrés, en el municipio de Santa Cruz de Tenerife. Para afrontar su reivindicación ante políticos y militares, Fariña cuenta con el apoyo de la Asociación Cuestión de Justicia y Honor, que lo ayudan con los gastos que debe afrontar en la capital del país.

Según el exsoldado, disponía de permiso de la Delegación del Gobierno de Madrid para protestar y pernoctar en la plaza de las Cortes, a unos 30 metros del Congreso. Sin embargo, la primera noche llegaron tres patrullas de la Policía Municipal y le advirtieron de que allí no podía dormir. Ante esa circunstancia, Fariña tuvo que buscarse un hostal en el que pasar las noches y asearse. Tras ser expulsado del Ejército de Tierra en septiembre del 2018, sus únicos ingresos son los 650 euros que percibe como parado.

Cuestión de Justicia y Honor está integrada por exmilitares que han pasado por situaciones similares a las de Agustín y han ganado los recursos contenciosos administrativos. Ante esa realidad, uno de los objetivos de la entidad consiste en respaldar a personas que afrontan episodios similares. En los últimos días, el presidente de dicha organización, José Manuel Soto, ha ayudado con dinero de su bolsillo a Agustín Fariña. Y este no para de mostrarle su agradecimiento.

Reuniones

No solo lo apoyan con recursos económicos. También lo asisten para lograr reuniones con diputados de varios partidos. Uno de estos encuentros fue con la socialista y exteniente Zaida Cantera de Castro. El tinerfeño se negó a asistir a la reunión con la misma, pero, según le trasladaron desde el colectivo, Cantera les reconoció que el caso "era muy grave", pero que en su momento ella no pudo hacer nada más. Fariña discrepa con esa última apreciación.

El exsoldado aclara que ya se han acercado a su lugar de protesta varios diputados de diversos partidos. Asegura que el mayor interés lo han mostrado integrantes del Grupo Parlamentario de VOX, como Iván Espinosa de los Monteros. Desde el citado partido de ultraderecha le han pedido documentación y está previsto que alguno de sus diputados haga preguntas en el Pleno del Congreso a la ministra de Defensa, Margarita Robles, sobre la situación de Agustín Fariña y "por qué una persona enferma está tirada en la calle".

Además de reclamar la pensión que considera que le pertenece, el tinerfeño solicita que se le envíe al Hospital Militar Central Gómez Ulla, en Madrid, para que la discapacidad del 53 por ciento que le reconocieron por lo civil, de forma concreta por la Generalitat de Cataluña, se equipare por lo militar. En estos momentos, el Ejército solo le asigna un 25%.

Desde que fue valorado por la Junta Médico Pericial Militar en Las Palmas, donde se determinó su expulsión permanente, hasta que fue despedido de manera oficial como soldado pasaron 18 meses en los que tuvo tres intentos de suicidio más. Estima oportuno que ahora se analice la documentación que no fue consultada por dicho tribunal en ese año y medio.

La responsabilidad

Fariña también cuenta con un escrito del psiquiatra Jesús Mariano Cuesta Bascones. Este tinerfeño dice que, según tal profesional, "dado que diversos informes periciales forenses, que fueron enviados al Ministerio de Defensa y que nunca fueron tenidos en cuenta, donde, entre otras cosas, se recoge que sigo teniendo riesgo grave de suicidio (?), nombra máximo responsable de lo que ocurra en contra de mi salud y mi persona al Ministerio de Defensa". Fariña juró bandera como militar profesional el 6 de abril del 2000. En noviembre del 2014 realizó las pruebas físicas anuales, que son obligatorias para cualquier soldado. Durante las mismas tuvo una lesión de rodilla y llegó a estar de baja algunos días. Intentó reincorporarse con muletas para efectuar trabajo de oficina y rebajado de otras actividades. Sin embargo, un mando consideró que el Ejército no podía permitirse esa situación. Y ahí comenzaron una serie de acusaciones contra Fariña, que, a su vez, también denunció por varias razones a algunos superiores. El 27 de septiembre del 2018 llegó su expulsión definitiva del Ejército.

Para las próximas semanas, políticos de diversos partidos le han concedido hasta 18 reuniones. Insiste en que sus sensaciones "son positivas", cuando está a punto de iniciar la tercera semana de protesta. Entre sus demandas también figura que la ministra de Defensa reabra todas sus denuncias por lo militar contra "mis maltratadores y que la Justicia militar, con excusas absurdas, fue archivando las mismas". Reconoce que "pasé por un infierno; numerosa gente tira la toalla a mitad del camino, por eso muchos no pensaban que fuera a llegar tan lejos con mi protesta".