No hay enfermedad que requiera de la creación de un alter ego tan heróico como el cáncer, deben engalanarse con sus disfraces más poderosos, esconder su identidad bajo una máscara y madurar a una velocidad de vértigo para poder derrotar a esas células malignas que tratan de dañar sus pequeños cuerpos.

Por eso, cuando ayer varios niños del área de pediatría del Hospital Universitario de Canarias (HUC) destaparon la campana de los sueños -una iniciativa de la Fundación Canaria Alejandro Da Silva contra la Leucemia- les fue imposible esconder la emoción. "Durante estos años hemos dejado de ser niños para convertirnos en los superhéroes de un campo de batalla donde luchar contra algo tan fuerte es muy difícil", explicó Samuel, uno de los pacientes pediátricos del HUC que, con tan solo diez años, habló en representación de los seis jóvenes que estrenaron ayer este nuevo símbolo de la unidad. Para Samuel, Alejandro, Karen, Cecilia, Félix y David esta campana es todo un regalo ya que, por fin, pueden celebrar el "triunfo" de sus defensas contra el cáncer. Algunos incluso, como Alejandro, un pequeño de cinco años, admitió haberse "fugado" de clase -con permiso de mamá- para poder tocar la campana junto a uno de sus amigos: el mismísimo Spiderman.

Después de años de lucha, los seis pequeños fueron los primeros en hacer sonar esta campana cuyo característico tintineo se convertirá, de aquí en adelante, en una señal de esperanza para el resto de la decena pacientes que acuden periódicamente al Hospital de Día, así como para aquellos que estén por llegar.

Una enfermedad rara

El cáncer infantil es una enfermedad relativamente rara que solo debuta en unos 60 niños cada año en Canarias, pcáncer infantilero debido un enorme impacto social ha sido una de las patologías en las que más ha avanzado la investigación "La campana representa un golpe a la vida" explicó Verónica Delgado, psicóloga de la Fundación Canaria Alejandro Da Silva contra la Leucemia, que destacó que, al tocar el instrumento, los niños podrán demostrar a viva voz "la alegría y la felicidad" de acabar su tratamiento.

Se trata de un golpe a la vida "por el que llevamos trabajando más de tres décadas", como destacó, por su parte, el jefe de pediatría, José Carlos Ormazabal, en la presentación del este simbólico elemento que desde ayer se integra como un elemento más del Hospital de Día Pediátrico del HUC. Porque tanto para Ormezabal como para el resto del equipo médico que integra la Unidad la campana de los sueños simboliza mucho más de lo que pudiera parecer en un vistazo rápido.

El tintineo de la campana simboliza un avance importante en la lucha contra esta patología, que en los últimos años ha demostrado que el uso de protocolos diagnóstico-terapéuticos consensuados y la coordinación multicéntrica son fundamentales si se quiere mejorar la supervivencia de los pacientes oncológicos.

De hecho, como recordó la gerente del centro hospitalario, Mercedes Cueto, la enfermedad oncológica en niños ya "no es lo que era los años 80". Y es que, los recuerdos de aquella década evocan a aquellos ingresos de niños que se prolongaban meses, en un escenario donde la mitad no sobrevivirían. Hoy, gracias al avance de la medicina, los médicos pueden diagnosticar sin miedo esta patología garantizando que ocho de cada diez niños continuan su vida con plenas garantías a pesar de este bache en el camino. "Los resultados logrados son para sentirnos orgullosos", remarcó Ormazabal, que señaló la investigación oncológica ha sido en estos años "una parte importante de la actividad en el área de pediatría".

De esta ardua tarea son conscientes los jóvenes pacientes que aprovecharon la ocasión para reconocer la labor de sus pediatras oncólogas, Macarena González Cruz y Cristina Martínez. "Gracias por no soltarnos nunca la mano durante este proceso", agradeció durante su discurso, el pequeño Samuel. Un tratamiento que en ocasiones les ha causado enfado y en otras, tristeza, pero que han logrado superar con tal fuerza y energía, que hoy se congratulan por haber podido celebrarlo en condiciones.

La idea se introdujo por primera vez en el Centro MD Anderson (Houston), cuando el almirante Irve Le Moyne, agradecido por haber finalizado su tratamiento de radioterapia, le regaló la campana de bronce de su barco al centro hospitalario y se instaló en el campus principal. La iniciativa se ha ido extendiendo en diversos hospitales, también en nuestro país. Y, gracias a la Fundación Canaria Alejandro Da Silva, ahora también pueden hacerla sonar los pacientes del HUC. Ahora, con la campana, los pacientes pediátricos podrán mostrar al resto de sus compañeros que luchando es posible superar cualquier batalla, por muy dura que sea. El único deseo de los jóvenes es que en tre las paredes del Hospital de Día "la campana nunca deje de escucharse y siempre haya una pequeña manita haciéndola sonar".