A medida que envejece, Descartes va comprendiendo que la física es mucho más difícil de explicar que un teorema geométrico. En 1648, dos años antes de su muerte, escribe a una admiradora lo siguiente: "Me pregunta si mantengo que lo que he escrito acerca de la refracción es una demostración (matemática). Creo que sí en tanto sea posible dar una demostración en esta materia?Y al menos en tanto que, alguna otra cuestión de mecánica o de óptica o de astronomía, o bien de cualquier otra cuestión que no sea puramente geométrica haya sido demostrada en algún momento. Exigirme demostraciones geométricas en una materia que depende de la Física es desear que realice cosas imposibles. Y si solo se desea dar el nombre de demostraciones a las pruebas de los geómetras, entonces es preciso afirmar que Arquímedes nunca demostró nada en mecánica, ni Vitelión en la óptica, ni Ptolomeo en astronomía; esto sin embargo, no se llega a afirmar". En ese mismo año de 1648 Descartes se hace retratar, pintar, sosteniendo un libro abierto entre las manos, en el que se lee Mundus est fabula. Descartes ha comprendido finalmente que al mundo no se lo desvela, al mundo se lo novela. Sí, y él escribe la novela del Cosmos y finalmente admitirá, a lo aristotélico, que la matemática es una bella construcción humana, que además es útil para un sinnúmero de cosas, pero que no es cierto que la naturaleza esté escrita en lenguaje matemático y que eso es una proyección antropomórfica. Descartes no aceptará la existencia de acción a distancia, como tampoco lo harán otros dos grandes científicos posteriores, Huygens y Leibniz, que disienten de la explicación newtoniana de la fuerza gravitatoria y que adoptarán también un sistema de vórtices para justificar determinados movimientos. Hay que precisar que la cualitativa física de Descartes dista mucho de ser la física matematizada que él mismo pretendiera y anunciara. Descartes ha comprendido finalmente que los números y la cuantificación son útiles, pero con ellos no se llega al ser de las cosas. Los números no pueden con el misterio de la existencia. Con estas semillas matematizantes, Spinoza escribirá su Ética, more geométrico. Newton y Leibniz construyen el cálculo infinitesimal, poderosísimo instrumento para una física que será matemática como pretendía Descartes, y se produce un espejismo: el newtonianismo. Con sus leyes del movimiento y su convincente explicación del orden del mundo (de un mundo cercano a nosotros) hace exclamar a algún iluso que ya está casi toda la tarea hecha, que ya está casi todo explicado. En realidad, el siglo XX, con su "nueva física" nos mostrará que "casi nada" está explicado. Pero para entonces, el dios ha muerto nietzscheano recorre las trincheras de la más espantosa de las guerras que termina con la Europa dominadora del mundo. Lo había sido gracias a esa Tecnología que la ciencia moderna y newtoniana había producido. Las matemáticas, mitificadas, siguen siendo muy importantes, pero ya se sabe de su impotencia ante los reales problemas de la existencia, aunque esa ciencia matematizada haya reemplazado a la religión, como depositaria de las esperanzas de salvacion de la humanidad. Heidegger, el gran pensador el siglo XX afirmaba en 1956: "Solo un dios puede salvarnos". La tecnología, el pretendido sustituto de la divinidad "descubre, pero al mismo tiempo encubre" que diría Edmund Husserl. "La imaginación es más importante que el conocimiento" (Albert Einstein).