El chalet adosado se asoma a uno de los valles más impresionantes de Canarias, el de Hermigua, en la isla de La Gomera. Ofrece una de las mejores panorámicas del volcán del Teide, en la isla vecina de Tenerife, que en los días sin calima -ayer el polvo sahariano en suspensión y el calor difuminaban su figura- se ve con gran detalle. Acoge palmerales, bancales, roques y casas de colores dispersas, y nace en el bosque de laurisilva del Parque Nacional de Garajonay para morir en la playa de El Pescante. El grupo de seis alemanes que llegó el pasado martes por la tarde-noche a esta vivienda no podía haber elegido un lugar más apropiado para pasar unos días de descanso en "el mejor clima del mundo", como reza el cartel de bienvenida de la entrada del municipio de Hermigua. Por algo la misma canciller alemana, Angela Merkel, pasa semanas santas aquí. Pero todo se torció a la mañana siguiente, cuando apenas habían tenido tiempo de tantear el terreno.

A un vecino que vive a apenas 20 metros le llama la atención eso, que hayan tenido "la mala pata" de quedarse encerrados en este paraíso. Lo dice sobre todo al referirse al único de los seis que se ha librado del aislamiento en el Hospital Nuestra Señora de Guadalupe, a 25 kilómetros de allí, en la capital de la isla, San Sebastián de La Gomera. "A veces lo veo asomarse a la ventana y me da pena. Eso hombre ahí, sin poder salir...". "Al menos tiene las vistas. A los otros cinco se los llevaron el miércoles por la mañana en dos ambulancias al hospital. Yo lo vi", añade justo frente a la vivienda, en plena carretera del norte de La Gomera.

Una isla tranquila

El tiempo, sin embargo, sigue igual de detenido que siempre en esta tranquila isla y si hay poca gente en la calle no es precisamente porque uno de esos alemanes haya dado el primer positivo de coronavirus de España . Ni siquiera se ve una sola mascarilla. La Gomera, especialmente en fin de semana, es así: paz, calma y naturaleza. Lo más que se ve son grupos de senderistas -canarios y extranjeros- degustando el potaje de berros o la miel de palma y buscando nuevos caminos, o grupos de turistas que recorren el centro de la capital escuchando al guía, frente a la iglesia de La Asunción, explicar qué es el barraquito. "Bebida típica hecha de café, leche condensada y leche normal, a la que se añade cáscara de limón y canela".

Al primer grupo de visitantes pertenecen Javier Barajas y Miguel Calvo, dos jóvenes que visitan por primera vez La Gomera procedentes de Madrid. "La verdad es que esto es una maravilla", asegura Javier mientras mira al valle y recuerda que ya ha visitado las islas de Tenerife y Gran Canaria. Tampoco le preocupa que muy cerca de allí haya estado un hombre contagiado con el coronavirus. "Nos enteramos desde el primer momento y nos informamos. Vimos que la reacción fue inmediata de las autoridades sanitarias y que las probabilidades de contagio se pueden considerar inexistentes", coinciden ambos.

Se habla del coronavirus, pero más porque haya tenido que ser en "una perdida isla del Atlántico" donde se diera el primer caso de España que por otra cosa. Lo comenta Manuel Arteaga, propietario de los apartamentos San Sebastián. "No tengo la menor preocupación, la verdad, y no me he planteado en absoluto comprarme una mascarilla. Y creo que la mayoría de la gente también lo vive así aquí. Sabemos que están funcionando los protocolos y, de hecho, tengo el hotel lleno y nadie se ha planteado irse", comenta. Manuel matiza, medio en broma medio en serio, que los gomeros están más pendientes de las fiestas que se celebran hoy en el pueblo de Chipude por la virgen de Candelaria. Actúa Ritmo Gomero en la verbena, un detalle importante en una población aficionada a las orquestas.

Solo 25 mascarillas

En la farmacia Fernández Galván, una de las cuatro de San Sebastián de La Gomera, no quedan mascarillas. La encargada, sin embargo, aclara que solo han recibido unas 25 en una semana y hay vecinos que la demandan por otros problemas de salud. Tampoco quiere dar más detalles. Ni ella ni nadie entre los profesionales sanitarios, especialmente en el Hospital, situado a las afueras del casco capitalino. El protocolo puesto en marcha el pasado miércoles, cuando llegó el aviso de las autoridades alemanas de que dos de sus ciudadanos habrían viajado a La Gomera tras tener contacto con un enfermo de coronacirus, establece que quien dirige la información son los responsables del Ministerio de Sanidad y la Consejería del área del Gobierno de Canarias.

Los periodistas enviados a La Gomera pudieron acceder sin problemas al interior del Hospital Insular, donde se encuentran aislados los alemanes, para seguir la rueda de prensa ofrecida por el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, en Santa Cruz de Tenerife. En esa comparecencia se detalló que esos dos alemanes viajaron con otros cuatro a Canarias, que cinco quedaron aislados en el recinto hospitalario al presentar síntomas leves y el sexto quedó bajo control en la vivienda vacacional de Hermigua al estar perfectamente sano. Al mismo tiempo, la propietaria de esta vivienda ha estado en permanente contacto con las autoridades sanitarias alemanas y españolas.

La polimerasa

La información ha fluido desde que el viernes, pasadas las 21:00 horas, se confirmó de forma oficial que la prueba realizada por el Instituto Carlos III de Madrid a una muestra de esputo de uno de los alemanes dio positivo en coronavirus 2019-nCoV, la conocida como neumonía de Wuhan, procedente de algún animal que desarrolló un virus capaz de contagiar a los humanos. Esta prueba, enviada el mismo miércoles que cinco de los seis alemanes quedaron aislados en el Hospital Insular, consistió en observar la reacción de la polimerasa, una enzima que se utiliza para detectar enfermedades infecciosas. Al estar la muestra contaminada, se avisó rápidamente y se comunicó la información a los medios de comunicación. Ayer se conocieron nuevos detalles que avalan la tranquilidad: los cinco alemanes -incluido el que dio positivo- apenas presentan ya síntomas después de tener fiebre, no forman parte de los sectores con más riesgos -mayores, recién nacidos, personas con problemas respiratorios- al considerárseles jóvenes y hasta llegar a La Gomera, vía Tenerife en avión y ferry, apenas han tenido contacto con otras personas, según subrayó ayer el jefe de Epidemiología de Salud Pública, Domingo Núñez.

La periodista gomera Lucía Mora considera vital que se consulten las fuentes oficiales y fiables y se huya de algunas que se leen en las redes sociales, sin el menor rigor científico. Por ejemplo, destaca el esfuerzo que en este sentido está haciendo Protección Civil de La Gomera, que emite partes previniendo los bulos y aporta datos constatables que insisten en que no hay motivos para la alarma.

Calma y resignación

"Evidentemente, cuando se conoció la noticia hubo desasosiego, sobre todo por desconocimiento y porque parecía algo muy alejado de un sitio como La Gomera. Pero a medida que han pasado las horas ha cundido una mezcla de calma y la resignación: se ha actuado a tiempo, se ha aclarado que no hay que temer por nada y ahora lo que hay que hacer es mantenerse bien informado".

El propio viaje rocambolesco del virus apunta a que una transmisión así es difícil que se vuelva a dar, más después de que el mismo miércoles la Organización Mundial de la Salud puso en marcha los protocolos en todo el mundo al declarar la emergencia internacional. Una ciudadana china de Shanghai (China) recibe la visita de sus padres, residentes en Wuhan, ciudad donde surgió el brote a principios de este mes, y estos sin saberlo la contagian. Ella viaja a la región alemana de Baviera, sin tampoco saber que tiene el coronavirus, para dar una conferencia en una empresa, cuatro personas presentes en esa charla se contagian y entran en contacto con uno de los alemanes del grupo de seis personas que el pasado martes viaja a La Gomera de vacaciones.

El vecino de Hermigua que fue testigo de la evacuación de este grupo sigue paseando, como todos los días, por la carretera general y pasando frente a lo que algunos ya conocen como "la casa de los alemanes". "Uno tocó a mi perro. Pero por lo que he oído no hay el menor peligro". E insiste en el que sigue en la casa, bajo vigilancia médica. "Lo veo en la ventana mirando con tristeza". En el garaje, puntualiza, sigue donde mismo lo dejaron el Opel Astra gris que alquilaron cuando llegaron al puerto de San Sebastián.