Un estudio publicado en 'Journal of Animal Ecology' pone de manifiesto que la fusión de los polos está obligando a los osos polares a cambiar de dieta. Según dicho estudio, la retirada del hielo está afectando a las poblaciones de foca, que es una de las principales fuentes de alimentación del oso. Estos plantígrados, en cambio, son cada vez más frecuentes en lugares donde nidifican aves. Los huevos habrían pasado a formar parte de su alimentación. Los estudios indican que los ataques a nidos en el Ártico canadiense se han multiplicado por siete desde 1980. El eider común, el pato más grande y abundante del ártico, es la principal víctima: en algunas colonias y años, ha perdido hasta el 90% de sus huevos. La población del oso polar podría bajar un 30% en los próximos 40 años, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.